—Per—
Suelto un suspiro observando la puerta como si está fuera decirme que algo.
Llevo como diez minutos de pie frente a la habitación deliberando que hacer.
Hasta hace unas horas estaba completamente segura de lo que iba a decirle a Mal. No obstante, Ben y nuestro arrollador beso borro toda la claridad que había en mi mente.
Está mañana desperté con una doloroso pensamiento, desperté derrotada aceptando que el plan de Mal era la mejor opción para llegar hasta la varita. Lo analice y repase toda la noche hasta quedarme dormida, y no pude encontrar una forma de refutar su ingeniosa idea.
Así que decidí dejar ir a Ben por el bien de mis amigos.
Aunque yo me sentía como un barco a la deriva en la isla, de la misma forma en que me siento en Auradon, ellos son un faro en medio de la niebla que es mi vida.
Estaba más que decidida y luego Benjamin Florian Beaumont me beso, y todo cambio a una nueva perspectiva.
Suelto otro suspiro.
Tengo que elegir, estar con Ben, o estar de lado de mis amigos.
¿Qué debo hacer?.
Pego suavemente mi frente de la fría madera.
Hay días en los que quisiera ser completamente una villana, olvidarme de los sentimientos y la cursilería y hacer lo que se me viniera en gana con tal de cumplir mi objetivo.
Siempre he sabido que soy diferente, que mi personalidad noble y mi timidez no eran características de alguien de la isla, pero Mal y los chicos estuvieron junto a mi haciéndome sentir menos peculiar.
Muy bondadosa para los estándares de la isla, muy mala para Auradon.
Suelto una risa sin gracia.
Soy una contradicción con lindo cabello.
Por fin abro la puerta encontrándome una melena azul en la mesa de centro.
—¡Per! —chilla apenas me ve.
—Hola Evie —le dedicó la mejor sonrisa que puedo.
Me doy la vuelta cerrando la puerta aún con mi fingida sonrisa en los labios.
—Per.
Su inconfundible voz llega hasta mi haciendo que mis labios formen una mueca.
Giro encontrando a la causante de mi arrebato de anoche de pie junto a una de las camas.
—Mal —me limito a decir.
Sus ojos se cristalizan al verme.
Nunca había visto a Mal mostrar tantas emociones, es como si al cruzar la barrera también se hubiera desecho de su frialdad.
Abre la boca para luego cerrarla rápidamente.
Quiere decirme algo pero no haya las palabras. Quizás busca una manera de decirme "perdón" sin decirlo realmente.
Es una de las reglas que tenía mamá, una villana nunca se disculpa, el mundo es quien tiene la culpa de hacerte perder el control.
Supongo que la voz de mamá debe estar sonando en su cabeza.
Ya quiero que terminemos con esto así que aceptaré cualquier cosa que vaya a decir y pasaré la página como si nad...
—Perdóname —dice en un hilo de voz.
Abro los ojos sorprendida.
—¿Qué? —la pregunta sale de mi boca sin poder contenerla.
—Te pido perdón por lo que dije anoche, no debí hacerlo. Mi última intención era lastimarte, solo que las palabras salieron de mi y cuando las procese ya te habías ido.
Ahora soy yo quien abre la boca sin poder emitir un sonido.
—No quiero llevar a cabo este plan si eso significa que vas a salir lastimada, encontraremos otra manera de llegar a la varita. Solo tengo que pensar en algo más —propone.
Parpadeo varias veces procesando todo lo que acaba de decir.
Nunca había cuestionado ni quebrantado ninguna de las reglas de oro de Maléfica sobre como ser un buen villano.
Ella me pidió perdón. Fue en contra de lo que mamá nos ha enseñado, solo por mí.
Rompo nuestra distancia y la engulló en un abrazo.
—Gracias —murmuro en su oído.
Ella me corresponde el abrazo rápidamente dándome tranquilidad.
—No hay nada que agradecer, eres mi hermana.
Sus palabras cierran definitivamente las heridas que tenía.
Me separó unos centímetros de ella aún sosteniendola entre mis brazos.
—Agradezco el gesto, pero tienes razón —sube una ceja confundida —. El plan de hacerle un hechizo de amor a Ben, ir a la coronación como su pareja y robar la varita es lo mejor que tenemos hasta ahora.
Ahora es ella quien parpadea varias veces confundida.
Sonrió al verla.
Es un gesto de hermanas, parece.
—¿Qué?.
—Como escuchaste. Estoy dispuesta a renunciar a Ben por ustedes —le doy una mirada a Evie.
Las dos chicas comparten una mirada de confusión que me causa gracia.
Sin importar lo gracioso que me parezca no puedo reírme, no cuando estoy destrozando mi corazón.
—Pero tu lo amas —dice Evie sin más.
—Si, lo amo.
—Entonces, ¿Por qué vas a renunciar a él tan fácilmente? —cuestiona.
—Porque los amo más a ustedes —mi respuesta la deja sin palabras —. El único sueño de los cuatros siempre ha sido enorgullecer a sus padres, está es la oportunidad para lograrlo y convertirse en el villano que siempre quisieron ser.
—Pero, ¿Qué hay de ti?.
Encerrare mi amor en lo más profundo de mi corazón, dónde siempre ha estado.
Mis ojos se cristalizan y mi vista se pone borrosa.
—Yo los estaré observando en una esquina —me siento en la mesa junto a mi amiga —. Después de todo lo que ha pasado, las nuevas amigas que he hecho y las cosas hermosas que he conocido aquí no creo tener la fuerza suficiente para destruir Auradon.
—Pero...—intenta decir mi hermana pero la detengo.
Trago fuerte conteniendo lo más que puedo las lágrimas.
—No hay más peros, Mal. Es lo que se tiene que hacer, aunque eso me destroce —la miró fijamente a los ojos —. Recuerda lo que dice mamá, no importa a quien pisotees, solo importa llegar hasta tu objetivo.
Mal intenta decir algo más, pero me levanto y camino hacia la salida.
Escucho unos pasos detrás de mí.
—Per —dice en un hilo de voz.
Lágrimas bajan por mi mejilla.
—Voy a estar bien, Mal. Solo necesito un momento —digo en medio de un sollozo.