Y me dicen que fuiste valiente.
Que caminaste entre demonios y angeles, y que los tontos te llamaron demente.
La juventud atrapada y liberada.
Y te llamaron santa, pero tu cuerpo no puede olvidar el nombre que con fuego fue grabado.
Miraste al sol de frente, y del viento amarrados tus dedos, perseguiste la red hasta el trono que de tu muerte fue testigo.
Empedernida cruzaste la tierra en busca de la aprobación de aquel que su boca sellaría.
Me dicen que fuiste valiente, como un lobo a su manada guía, y de tu pelo las rosas no se pudieron sostener porque tus manos siguieron la red equivocada.
Un paso delante del otro.
Y cuando despertaste estabas cantando una canción para tu propio funeral.
Así fue la juventud atrapada y liberada. Liberada de tu alma, prisionera de tu piel.