¿eres Famoso?

4.- ¿Quieres acompañarme?


Capítulo Cuatro

¿Quieres acompañarme?

La semana pasó rápidamente, había llegado el día en el que Thomas tenía que ir a dejarla a su casa, a pesar del poco tiempo que pasaron juntos Agustín y ella se volvieron cercanos.

Alessia se la había pasado muy bien, disfrutó mucho el conocer algunos lugares turísticos de Acapulco.

Se divirtió como hace mucho no lo hacía.

Mientras se bañaba, Agustín y Thomas pensaron que podían hablar libremente, ya que ella estaba duchándose, pero la chica logró escuchar parte de la conversación entre ellos.

Se despidió de Agustín y subió al auto de Thomas, durante el viaje a su casa, ella no dijo nada, no dejaba de pensar en lo que había escuchado esa mañana.

Después de varias horas, ya estaban enfrente de su casa, ambos se bajaron del auto.

Era un vecindario lindo y se veía seguro.

—Alessia ―dijo antes de que ella entrara a su casa ―¿Pasa algo? ―preguntó preocupado ―lo digo porque durante el viaje no dijiste nada.

En otro momento hubiera dicho "todo está bien" pero algo dentro de ella hizo que hablara.

―Te escuché.

—Si, bueno, estoy enfrente de ti.

Sonrío.

―Escuché cuando le decías a Agustín que solo me usaste para que tu ex volviera contigo ―él negó de inmediato.

Nada de lo que había dicho era verdad.

―Las cosas no son como piensas, deja que te explique ―añadió rápidamente ―lo que sucedió fue...

―No me expliques nada ―le dijo con sinceridad—. Tú tendrás tus razones, pero considero que debiste contarme que me estabas usando, pudo ser más divertido.

―No te usé.

―Ya no importa, ya nunca nos volveremos a ver ―él asintió ―suerte en tu vida ―expresó mientras entraba a su casa.

—Un gusto conocerte.

Cerró la puerta y él soltó un suspiro.

Después de aquella despedida, se subió a su auto y empezó a manejar, tenía que llegar a una cena en casa de sus padres.

A pesar de que él pensaba que esta sería la última vez que vería a Alessia, se sentía culpable de que ella se quedara con ese concepto de él, sabiendo que así no fueron las cosas.

Lo que escuchó Alessia fue solo porque estaba ayudando a su amigo con algo importante, pero ella no dejó que se lo explicara y él tampoco insistió.

Pero ya no importaba, no la volvería a ver.

Pasaron veinte minutos y su mamá llegó de su viaje.

Sus hijos estaban en la sala jugando cartas para matar el tiempo, la vieron entrar y sonrieron, ella los saludó, dejó su maleta gris a un lado del sillón y los abrazó.

Su hermana empezó contando como se  la pasó en casa de su amiga, luego le siguió su hermano, su mamá estaba tan atenta a ellos que se olvidó por completo de Alessia, esta no era la primera vez que pasaba, ya estaba acostumbrada a que su madre le prestara más atención a sus hermanos.

Su excusa era "Son más pequeños, requieren más atención"

―Alessia ―la llamó su madre ―¿Cómo te fue con Estefanía? ―preguntó sin ganas, como si le aburriera hablar con su hija.

―Bien ―se limitó a contestar.

Su madre la miró atentamente, su hija estaba un poco bronceada, lo cual le pareció raro, sin embargo no le interesaba preguntar.

―Necesito agradecerle a su mamá por recibirte en su casa la semana que estuve fuera.

Su madre pensaba que su hija había pasado el tiempo que ella estuvo fuera, en casa de Estefanía, una amiga no tan cercana, pero Alessia decidió no molestarla y pensaba quedarse sola en casa, hasta que salió a correr y ocurrió el accidente.

Que impredecible, ella pensaba pasar ese tiempo sola en casa, pero resultó que conoció Acapulco.

―Si, pero después, su mamá sale de viaje en la madrugada y necesita descansar ―mintió y su madre asintió.

Después de cenar todos se fueron a dormir.

A la mañana siguiente empezarían los problemas.

Nadie se esperaba lo que vendría.

Hicieron su rutina como solían hacerla normalmente, al terminar de almorzar  su madre empezó a leer una revista de chismes mientras estaba sentada en la sala.

Solía hacerlo para descansar su mente de su trabajo y pensar en otras cosas.

―Hola, mamá ―le dio un beso en la mejilla.

―Hola ―le devolvió el saludo ―¿Qué haces? ―preguntó sin mucho interés.

―Busco el cargador de mi celular ―dijo mientras revisaba el mueble donde estaba la TV ―¿No lo has visto?

—¿No lo habrás dejado en casa de tu amiga?

—No, no es posible.

—¿Por qué?

—Porque no llevé mi celular.

Antes de salir a correr había decidido dejar su celular en casa.

Durante su estancia en Acapulco no tuvo acceso a Internet, lo que fue un alivio, porque se desconectó del mundo y disfrutó de cada momento.

―¡Ay, no! ―dijo su madre al ver una nota de la revista ―escucha esto ―su hija asintió ―"Tal parece que nuestro querido actor Thomas Pritzker ha terminado su relación con Vanesa Vidal, ya que el fin de semana se le vio con su nueva conquista" ―dijo su mamá como si estuviera en un programa de chismes, lo que hizo que su hija soltara una risita.

Su hija estaba tan concentrada en encontrar su cargador que no procesó el nombre de Thomas.

No lo asoció al chico que había conocido porque no sabía su apellido.

¿Cómo se iba a imaginar que era el mismo Thomas con el que pasó una semana en Acapulco?

―Deja de leer tonterías ―su mamá se hizo la ofendida ―lo más probable es que todo eso sea por promoción o yo que sé.

―No lo creo ―añadió su madre ―¿Tú crees que haya terminado con su novia por la otra? ―ella negó con la cabeza ―escucha esto ―asintió ―"También nuestro antagonista de "Me Reemplazaste" compartió a través de sus redes sociales fotos con la susodicha"

―¿Es en serio que escribieron Susodicha? ―expresó con burla ―¿Qué clase de revistas lees? ―cuestionó mientras buscaba en el pequeño librero de cinco repisas, que estaba detrás de la sala.



#2485 en Novela romántica

En el texto hay: amor, chismes, fomoso

Editado: 31.01.2023

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