¿eres Famoso?

25.- Te lo prometo

Capítulo veinticinco

Te lo prometo

Ya había pasado cuatro semanas desde aquel incidente en la cabaña, Thomas al tener los exámenes y el celular desbloqueado fue a casa de Alessia, pero su mamá siempre decía que ella no estaba, le mandó muchos mensajes, pero ninguno contestaba.

Un día se cansó de eso y entró a la fuerza, buscó por toda la casa, pero no había nadie, revisó su closet, estaba vacío.

Fue a buscarla a casa de su tía pero tampoco estaba ahí, la buscó por todos lados, pero en ningún lugar estaba, era como si se la hubiera tragado la tierra.

Las cosas no se podían quedar así, ella tenía que saber la verdad, pero, ¿en dónde estaba?

A Agustín tampoco le recibía mensajes, había cortado cualquier comunicación que estuviera relacionado con Thomas, excepto con una persona.

Él se estaba volviendo loco tratando de encontrarla, ya no sabía a donde más buscar, había ido a todos los lugares en donde podía estar.

Mientras él estaba sentado en una cafetería, le llegó un mensaje.

Romí

Hola hermanito de mi corazón ¿Cómo estás?

Thomas

Mal, no la he encontrado.

Romí

¿Qué vas a hacer?

Thomas

Seguir buscando.

Romí

Suerte, te quiero y de nada.

En ese último mensaje había adjuntado una ubicación, lo cual le pareció muy raro, tal vez su hermana tenía un problema, tomó su auto y manejó hacía esa dirección.

Salió del auto, estaba frente a una casa lujosa, no más que la de él, pero era lujosa, la reja principal estaba abierta, así que entró, se detuvo en la puerta principal, tocó el timbre y alguien muy familiar abrió la puerta.

No tuvo la menor duda de que si Victoria estaba ahí, Alessia también.

¿Pero que hacían ahí?

Esa no era su casa, al menos no la que conocía.

―Hola ―ella se quedó ahí ,sin decir nada ―¿Está aquí?

―No ―respondió hoscamente.

―¡¿Quién es?! ―gritó una voz dentro de la casa.

―¡Nadie! ―respondió y trató de cerrar la puerta, pero él lo evitó.

―Déjame pasar ―negó ―necesito hablar con ella.

―Olvídalo, no la vas a lastimar más.

―Déjame hablar con ella, si después de escucharme me dice que me vaya desaparezco de su vida, te lo prometo ―abrió la puerta y lo dejó entrar.

―Está en la cocina.

Empezó a caminar hasta llegar a la cocina, sonrió al verla, estaba de espaldas así que no notó su presencia, se aclaró la garganta y ella se dio la vuelta.

—Carajo, estaba más bonita.

¿Era normal que cada vez la viera más hermosa?

Sintió ganas de abrazar, pero sabía que si lo hacía probablemente se quitaría o Victoria lo golpearía por invadir el espacio personal de su amiga sin su consentimiento.

Estaba sorprendida, no esperaba volver a verlo, al menos no tan pronto.

―Creo que te equivocaste de casa ―él sonrió ―me voy ―iba a salir, pero él lo evitó.

—Vine a explicarte las cosas, ¿me permites?

—Te escucho.

―Eva me dio algo en el café por eso no recuerdo que pasó, aquí están los exámenes, y hay un video que prueba que entre ella y yo no pasó, mira ―le entregó su celular.

Hizo Zoom a los exámenes y vio que había una sustancia en el cuerpo de Thomas, luego vio el video que Eva tenía en su celular.

Le explicó todo y ella lo escuchó atentamente.

―Gracias por aclarar las cosas ―añadió cuando él terminó de hablar.

―¿Eso es todo lo que vas a decir?

―¿Qué quieres que te diga? ―preguntó encogiéndose de hombros.

―Alessia, yo estoy perdidamente enamorado de ti, nunca fue mi intensión lastimarte, lo siento ―ella solo lo miró sin decir nada ―quiero pedirte una oportunidad, si me dices que no, me voy y no vuelves a saber nada de mí, te lo prometo.

―Lo siento ―él se sorprendió al escucharla.

―¿Eso quiere decir que no me das una oportunidad?

―Thomas, lo siento, pero si alguna vez me apreciaste, te pido que te vayas.

Se dio media vuelta, estaba por irse, pero se quedó analizando lo que ella le había dicho, sonrió al entenderla.

Thomas había entendido su juego de palabras.

Volteó y caminó hasta estar enfrente de ella, la miró directamente a los ojos.

Tenía que estar 100 % seguro de que había la posibilidad de una oportunidad.

—Alessia.

—Thomas.

―Te amo ―sostuvo su cara con sus manos ―también te aprecio, pero es más fuerte mi amor por ti ―ella sonrió ―ya te perdí una vez, no pienso volver a hacerlo ―rio.

—La sirenita,  ¿en serio?

―¿Qué te puedo decir? Soy como el príncipe Eric

―¿Qué te puedo decir? Soy como el príncipe Eric.

—Solo por la edad, yo creo.

Se empezó a reír al ver su cara.

—Pero así te gusto.

—Pues... en realidad me encantas.

―Carajo, me vuelves loco, ¿Cómo le haces?

—Ni siquiera sabía que alguien podía enloquecer por mí.

—¿Quién no podría? —ella sonrió —¿Qué hubiera pasado si me hubiera ido?

—Eso no iba a pasar, porque si tú no reaccionabas, me tocaba a mí, no te iba a dejar ir.

—Quiero ver eso.

—Hagámoslo.

—Se va indignado —Alessia se empezó a reír y Thomas empezó a caminar lentamente imitando lo que había dicho.

—Bien —fue tras él —Thomas, era un juego de palabras —dijo al estar enfrente de él —te quiero.

—¿En serio? —asintió —lo siento, pero ahora por tu juego de palabras te quedas sola —continuó su camino y ella se quedó sorprendía.

—Eso no iba a pasar —se acercó a ella y la cargó mientras él reía.



#2487 en Novela romántica

En el texto hay: amor, chismes, fomoso

Editado: 31.01.2023

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