¿eres idiota? Soy tu jefa

Capitulo VIII

 

Santiago

 

Dios, esta semana ha sido la peor de mi vida, aparte de que tengo dos asignaturas con la mujer que me quita el sueño y que tengo que trabajar para ella, me ha llenado de trabajo no me da tiempo de nada y estoy a punto de estallar, ahora tengo que recogerla en su casa y llevarla al trabajo además de que debo manejar un vehículo asignado por ella para transportarla. Hoy es viernes y tengo que recogerla donde sus padres a las tres para llevarla a su casa para que se cambie y luego levarla al trabajo.

- Buenas tardes, señorita Carrasco – le digo al verla salir de la casa de sus padres

- Buenas tardes, Rodríguez - me contesta, yo le abro la puerta de atrás del vehículo para que entre  pero niega – me subiré de copiloto no quiero estar detrás hoy – asiento con la cabeza y me dirijo a abrirle la puerta que pidió.

- ¿desea algo más señorita? – le pregunto al empezar a movernos.

- Si, deseo un helado de vainillas con galletas de chocolate dentro – la miro, ella me sonríe y a mi  casi se me sale el corazón – vamos a una heladería por favor.

- Si, señorita – solo le contesto eso, veo como cruza las piernas y teclea algo en su celular, ríe un poco, me siento nervioso al ver sus gestos, es algo muy nuevo que no había visto en ella.

Paramos en la heladería y voy a comprar su helado, cuando regreso observo, que ha puesto música y se coloca unos auriculares, empieza a murmurar la canción mientras se come el helado, estoy que me da un infarto al ver como se come el helado, lo saborea de una manera intensa y gime cada vez que se lleva una cuchara a la boca, esto me está volviendo loco.

Llegamos al apartamento, me pide que la espere en el auto, después de una media hora veo cómo sale, cuando la observo bien lleva un pantalón largo ajustado a su cuerpo y una blusa de escote y no todo escote que le llega hasta el ombligo, “Dios apiádate de mí” no  deja a la imaginación nada, salgo para abrirle y ella se sube, me sonríe, hago de toda mi fuerza para no besar esos labios rojos que me invitan a besarla,  me subo al auto y empiezo a manejar directo al bar.

 - Señor Rodríguez – la miro por el retrovisor y veo como me entrega una tableta, la tomo – en la siguiente semana estaremos viajando por la ciudad visitando los bares, me acompañara a revisar todos y cada uno de ellos, en esa tableta están los documentos y el itinerario que realizaremos, así que no se le olvide revisar cada uno de ellos antes del jueves, necesito que este enterado de todo lo que está en ella y que pueda ejercer cada una de las asignaciones, ¿alguna duda? - Termina de decirme.

- Ninguna señorita – le contesto

- Muy bien entonces – lo dice de manera seca, voy manejando todo el camino en silencio, me volveré loco.

- Ya llegamos señorita, ¿la dejo en la entrada como siempre?

- No, estaciónate cerca de la entrada de atrás por favor – hago lo que me dice, me bajo del auto y le abro la puerta, veo cómo va entrando al edificio y yo corro para alcanzarla

Cuando entro por la parte trasera que es el almacén veo que no hay nadie cerca y eso me extraña mucho, sigo el camino y me encuentro una escena que no me la esperaba, encuentro al encargado del almacén besando a mi Jefa a la fuerza, cuando voy a ayudar veo como ella se suelta de una manera repentina lo toma del brazo derecho se lo tuerce hacia atrás y lo estampa en la pared, solo llego a escuchar lo que ella dice y eso me deja extremadamente sorprendido.

- Ya te he aguantado muchas de tus idioteces,  Dilan, ya te lo había advertido pero no lo entiendes, estas aquí como un favor hacia mi padre y por eso te tolero pero un desliz más y te corto las bolas para que no procrees más entendiste.

- Si, señorita – dice y luego se ríe

- ¿entendiste? – le vuelve a preguntar causándole más dolor en su brazo, el asiente quejándose – muy bien – veo como se retira enojada solo llego a escuchar como ella dice “que se creen estos hombres” sonrió al ver una faceta nueva de ella.

Miro a Dilan este me sonríe yo niego con la cabeza y él se encoje de hombros luego se soba el brazo al sentir dolor, salgo del lugar en la misma dirección que mi jefa, cuando llego a su oficina escucho cosas caer, ¿Qué son? No lo sé pero si se que entro cuando se calme, al cabo de unos minutos no escucho nada, abro la puerta y observo como destapa una botella de vino y la echa en una copa.

- ¿Qué quieres? – me pregunta, yo la observo intensamente debatiéndome en si me acerco o no – te hice una pregunta, no contestaras.

Camino de manera sigilosa y precavida, ella me mira intensamente – solo quería saber si estás bien – se carcajea de mi respuesta, sigo acercándome hasta llegar a un punto tan cerca de ella que no se dio cuenta de cuando la acerque a mí, la miro – solo quiero saber si estás bien – nuestras respiraciones se cruzan y ahí es que ella se da cuenta de lo cerca que estamos, me empuja y doy tres pasos hacia atrás




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