Camila
Cuando estoy en las escaleras le asiento a Tony para que ponga en marcha la táctica >>desmantelar<< y él pone en marcha todo. Bajo las escaleras de la manera más natural y feliz que puedo tener y empiezo a aplaudir a la mitad de ella.
- Bravo – digo y sigo aplaudiendo – bravo, has hecho la estupidez más grande de toda tu vida - le digo al hombre que me ha llamado.
- ¡estupidez! – exclama en voz alta – me encargaron matarte y eso es lo que vine a hacer – me dice apuntándome con su arma - ¿no tienes miedo?
- Miedo, ¿porque tendría miedo? – le Pregunto – tal vez debiste pensarlo muy bien antes de entrar
-Y ¿Por qué debí pensarlo? – me pregunta
- Buena pregunta, pero nadie se mete en la boca del lobo sin saber que no va a morir o debe ser demasiado estúpido para eso.
- De que estas hablando – me dice y yo me rio
- De que nadie mata a la reina sin que ella lo permita o el que te envió no te dijo que la reina es muy fría y calculadora - Me mira extrañado – ah eso es, te envió sin ninguna información y tu ni siquiera averiguaste de quien se trataba, te lo mostrare
En eso le lanzo uno de mis cuchillos los cuales Tony me había estregado cuando nos separamos en la escalera y corto el brazo que sostiene su arma, me muevo lo suficiente para lanzarle otro y llegar hasta donde él está. Cuando me acerco el intenta golpearme y yo evado sus golpes hasta que uno impacta en mi estómago eso me enoja y empiezo a golpearlo de una manera brusca y que le duela para dejarlo inconsciente. Si se preguntan qué paso con los demás bueno es fácil, Tony y yo a lo largo de los años hemos creado tácticas para cuando las necesitemos y la táctica que empleamos hoy consiste en que yo me encargo del líder dialogando mientras que él y los guarda se encargan de los demás inmovilizándolos para que yo trate con él líder y lo inmovilice y todos ganamos.
- Tomo el micrófono y hablo – ya todo termino, pueden seguir con lo suyo o si desean retirarse lo pueden hacer – les digo a las personas – los que se quedan pueden tener un par de rondas gratis – todos aplauden y yo me retiro los policías llegan y yo les entrego a todos los hombres.
- Oficial - le digo a uno de mis amigos y aliados – por favor encárguese
- Si señorita Camila, pero antes puede darme su declaración – me dice con la mirada preocupada.
- Claro, hablemos en mi despacho por favor – pero en vez de dirigirme al mío voy al de Tony, donde me espera para curarme.
- Entre por favor – abro la puerta – ¿que desea preguntarme oficial? – pero en vez de hablar me abrasa
- ¿estás bien?- me pregunta, ruedo los ojos
- Siempre tan preocupado Mateo – le digo separándome de el – lo de siempre idiotas que creen que me pueden hacerme daño
- ¿Cuántas veces han sido este año? – me pregunta
- Dos - le contesto
- Y ni siquiera estamos a mitad de año y ¿que pasara después? Eh, Camila – me dice en tono de reproche
- Sabes Mateo que se defenderme y que tengo personas que me cuidan – en eso entra Santiago con el kits de primeros auxilios, se para en la puerta y le hago señas – sé que te preocupas por mí pero estoy bien
- Y si algún día no puedes defenderte – me dice
- Entonces aceptare lo que venga, pero como no ha llegado el día estoy bien
- Muy bien, cuídate – se acerca a mí y me besa en los labios y luego se va, el es el único amigo que tengo y nuestro saludo cuando estamos en privado es ese para despedirnos un beso en los labios
Veo como Santiago se encarga de curarme, su semblante es serio y no entiendo el porqué, aunque su toque es suave en mis manos veo como pone la crema en mis dedos mallugados y luego los venda.
- ¿Algún otro rasguño señorita? – me pregunta
- No, pero creo que tengo un moretón aquí – levanto mi blusa y le enseño el costado derecho el presiona esa zona y yo me encojo un poco
- Aquí – dice pero sin apartar sus dedos
- Si - le digo un poco nerviosa por su toque, el toma el gel y lo esparce por la piel
- Mejor – me dice con la voz ronca, sigue dando masajes
- Si – lo miro a los ojos y el me mira, en eso tocan la puerta – pase - digo y en eso entra mi padre con los demás detrás, nos miran y las chicas tienen una sonrisa traviesa en sus rostros
- ¿Estás bien? – pregunta mi padre
- Si solo fue unos rasguños en mis manos y un moretón en un costado – digo parándome a abrazarlo
- Con tu actuación ya no me quedan dudas de lo que hare – me dice Juan y yo sonrió
- Ah si – asiente - entonces trato hecho
- No sabes cuál es el negocio
- Bueno – me encojo de hombros – proponlo entonces
- Después hoy será de celebración por tu victoria – salimos de la oficina y regresamos a donde estábamos antes de todo el alboroto