Para mi mala suerte, al llegar a mi celda están tres hombres, el que golpee en la mañana y otros más, no sé si podré defenderme ante esto, sin embargo hare mi intento, el hombre se ve enojado al verme, fuma un poco para luego botar el cigarrillo.
-Al fin te dignas a venir – dice cuando truena sus dedos – te estábamos esperando.
-Yo con tus amigos no tengo nada que ver – respondo cuando ellos se acercan.
-¿Qué pasa, tienes miedo? – pregunta haciendo un puchero, solo me rio a lo bajo negando con la cabeza.
-Yo no pero al parecer tú sí, algo que empezaste solo lo quieres resolver con ayuda – respondo y creo que desate el infierno ya que todos me ven con ira, es ahí cuando se acercan.
-Ya verás maldito bastardo – exclama cuando todos se viene encima intento defenderme desquitándome algunos golpes pero es en vanos cuando todos se amontonan golpeándome en cada rincón de mi cuerpo – toma estúpido.
Me golpea con fuerza en el estómago haciendo que caiga al suelo sujetándome de este, sin embargo hacen que me levante para golpearme de nuevo pero ahora en la cara, me intento quitar de sus agarres pero estos me sujetan con fuerza cuando el otro me golpea, aprovecho que aún estoy consciente y golpeo los testículos de los dos que me tienen sujetos, me sueltan y aprovecho para dominar al otro, donde lo lanzo al suelo y le doy una patada, luego los demás me intentan agarrar pero los esquivo para golpearle la espalda de cada uno, sigo con el que deje tirado en el suelo y golpeo con mis puños endurecido a este, no resisto mucho cuando la policía aparece y me agarra.
-Idiota – exclama el estúpido que me ataco primero, no me resisto porque sé que ya me metí en problemas – me las vas a pagar.
-¡Cállense! – Grita el policía ordenándole a los demás - ¡99 tienes visitas, ellos te llevaran!
Solo asiento jadeando por lo casado que me encuentro, los policía me jalan llevándome a fuera de la celda, no sé quién viene a verme pero llego en un buen momento, me llevan a rastra, siento un dolor en el estómago que me deja sin aliento, cuando estamos cerca de una habitación, donde me ponen las esposas y me introducen en ese lugar.
-Hola Cristian – dice Liam atrás de un vidrio, está sentada observándome con atención, frunce el ceño - ¿peleaste?
-Si pero ellos me buscaron – respondo cuando me siento quejándome del dolor – creo que estaré bien.
-¿Seguro? – Pregunta preocupado, solo asiento jadeando - ¿Hablaron contigo?
-Sí y… les tuve que confesar todo – digo en seguida limpiando mi labio que está sangrando - ¿Cómo esta Glenda?
-Esta… intentando aparentar lo sucedido – responde mirándome con tristeza, me duele escuchar que está sufriendo – pero Megan esta con ella.
-La extraño – confieso en seguida cabizbajo, el único dolor que puedo sentir es el de mi interior al saber que no le puedo decir que todo está bien - ¿ha pasado algo?
-Solo mandaron un mensaje que al leerlo lo eliminaron en seguida para no dar pruebas - responde cuando cierra los ojos y suspira – pusieron que ahí te querían.
-Idiotas – exclamo entre dientes - ¿Qué carajo es lo que quieren?
-No lo sé – responde preocupada, pasa sus manos en la cabeza demostrando lo frustrado que se encuentra, me encuentro igual, todo esto es un laberinto sin resolver, no sabemos quién puede ser capaz de hacer todo esto - ¿recuerdas a Melissa?
-¿Qué pasa con ella? – pregunto enarcando una ceja, me mira fijamente mientras busca las palabras.
-Megan y Glenda hablaron con ella, se acercó a la casa para testificar que a ella le dijeron que sacara información de nosotros – responde dejándome confundido sin embargo continua – No lo quiso revelar y por eso le mataron a su novio.
-¿Qué…? – Pregunto en un hilo de voz, asiente triste – han matado a dos personas, digo dos, porque pienso que el causante del asesinato de Harrison fueron ellos, pedias ayuda… sin duda rastrearon la llamada y así fue como lo asesinaron.
-Tienes razón…
-Se acabó tu tiempo 99 – dice el policía entrando para agarrarme.
-Dile a Glenda que saldré pronto y no le comentes sobre mis golpes – le digo a mi hermano para que ella no se preocupe, el solo asiente – dile que la extraño.
-Se lo diré Cristian, ten cuidado – responde Liam antes que salga de la habitación, otra vez debo ir a esa celda a quedarme de nuevo esperando la hora que me saquen de aquí y estar en los brazos de mi chica, la extraño y ya no resisto sin estar con ella.
Me llevan a la celda donde me ingresan para luego cerrar la reja, me siento en la cama para estirar mis brazos para que los huesos no se queden en un solo lugar, ya que los golpees pueden causar eso, gruño al sentir un dolor en mi espalda, miro mi ropa de prisionero, estiro la manga de uno y me lo agarro con mi mano para limpiar las partes donde estoy sangrando, luego de hacerlo me acerco al lavamanos que está en la pared y lavo la manga de la camisa que está llena de sangre.
Mientras lo hago me pierdo en mis pensamientos donde lo único que mantengo es a mi Glenda, me imagino como debe estar, saber todo lo que tuvimos que vivir para estar juntos y ahora lo peor que pude pensar está sucediendo, pero sé que saldremos juntos, sueño en una familia con la mujer que amo y ello nadie me lo arrebatare porque yo me hare cargo de que las paguen si se atreven a tocar a la persona que amo.
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Editado: 26.04.2020