Jimin se sentía como si aquello fuera un fragmento de un sueño recurrente que todavía tenía de vez en cuando, atormentándolo, un sueño que se rompía en mil pedazos cada vez que abría los ojos.
Pero en ese instante estaba despierto... ¿O no?
- Lily - susurro casi sin creérselo. Una parte de él esperaba que aquella joven lo mirara con ojos escépticos, como si no reconociera el nombre, porque en realidad no había ninguna razón en el mundo para que fuera la mujer que había huido aquella noche, abandonándolo después de haberle pedido que se casara con él.
Había desaparecido sin dejar rastro alguno... Nadie sabía a dónde se había o porqué había dejado la facultad de derecho de la noche a la mañana.
Pero sin duda alguna, la mujer que tenía delante era Lily.
No podía ser ninguna otra.
- Hola Jimin -
La preciosa mujer con la que alguna vez había planeado pasar el resto de su vida estaba detrás de la silla de cuero, frente a su escritorio.
- ¿Puedo sentarme? - le pregunto con una voz suave y melancólica de que parecía llegarle a través de una nube invisible.
Era como si acabarán de propinarle un golpe fulminante.
Jimin tardo unos instantes en recuperarse, en poner en orden sus pensamientos... Una legión de emociones se había apoderado de su mente.
- Si. Sientate por favor.
Teniendo en cuenta las circunstancias, era un milagro que pudiera decir una palabra.
Señaló la silla de cuero y ella se sentó lentamente, era increíble que a pesar de su estatura, la mujer llenará todo el lugar con su sola presencia.
No podía quitarle los ojos de encima y una parte de él todavía esperaba verla esfumarse en el aire en cualquier momento, como si fuera un sueño.
Pero no, no era un sueño. Respirando hondo, Jimin consiguió serenarse un poco y se puso en piloto automático, tratándola como a cualquier otro cliente, haciéndole las preguntas rutinarias. Tenía que hacer todo lo posible por deshacerse de aquel sentimiento que lo mantenía prisionero dentro de si mismo.
- ¿Te apetece algo de beber?- le pregunto, mirando hacia la mesita que estaba en un lateral - ¿Café? ¿Un té? ¿Agua?
Ella solo nego con la cabeza. - No, gracias, no tengo sed.
Él asintió con la cabeza y volvió a sentarse.
- Muy bien. ¿Por qué no me dices qué quieres? - le pregunto.
Jimin se detuvo antes de decir nada más, haciendo un gran esfuerzo, se trago la amargura que le apresaba el pecho, se puso erguido e hizo la única pregunta que tenía lógica en ese momento.
- ¿Qué estás haciendo aquí, Lily?
Lily bajo la vista, sabía que tenía todo el derecho de rechazarla, pero, si lo hacía, entonces ella no sabría que hacer.
<<Empezar de nuevo, igual que la otra vez...>>, se fijó mentalmente.
A lo largo de esos poco más de tres años había descubierto una fuerza dentro de si misma que jamás había creído tener. Era increíble que una persona tan pequeña e indefensa la hubiera echo cambiar tanto. Era una superviviente.
-He venido a pedirte ayuda - le dijo.
Aquellas palabras atravesaron el corazón de Jimin.
Sin embargo, también quería saber que la había echo volver después de tanto tiempo. ¿Cómo se atrevía a pedirle ayuda después de tanto tiempo, como si nada hubiera pasado?
Entonces habría echo cualquier cosa por ella.
Hubiera dado su vida por ella. Ella tenía que saberlo.
Más sin embargo, se había marchado sin más. Se había burlado de él y lo había abandonado como un perro.
Los segundos se hicieron interminables. Él guardaba silencio, mirándola.
- ¿Entonces todos los demás hombres del mundo han muerto?
Ella lo miro fijamente, confusa. Aquella pregunta no tenía sentido.
- ¿Disculpa?
- Así me hiciste sentir cuando te marchaste. Me hiciste sentir que no querías volver a verme aunque fuera el último hombre sobre la faz de la tierra. Dado qué estás aquí, imagino que todos los hombres del planeta deben haber sido exterminados repentinamente, aunque también tengo que decir que eso es bastante improbable. Hace solo unos minutos me cruce con unos cuantos en el pasillo - se encogió de hombros con indiferencia -. -Supongo que debo de haberme perdido el apocalipsis que va tenido lugar en los últimos diez minutos - se inclino sobre el escritorio y bajo la voz - ¿O es que ha pasado hace unos segundos?
Lily se encogió por dentro. Sabía que no podía esperar otra cosa y, de echo, esperaba más. Se había visto engullida por los acontecimientos y eso la había hecho portarse muy mal con él.
Respiró profundamente. No debería haber ido.
Aunque Jimin tuviera todo el derecho de estar enojado con ella, o incluso el derecho a odiarla, oír su voz fría e indiferente le hacía más daño del que podía soportar.
Mucho daño.
Porque, a pesar de todo lo ocurrido, a pesar de todo lo que le había hecho, en el fondo de su corazón sabía que Park Jimin era el único hombre que verdaderamente le había importado, el único...
Él era el único hombre al que había amado, aún que le hubiera echo sufrir tanto.
Lily lo miro de arriba abajo, estaba mucho más guapo que nunca. Tres años atrás no era más que un muchacho más simple, el tiempo lo había convertido en un hombre arrebatadoramente apuesto. Mientras lo observaba, sintió la atracción casi de inmediato, igual que hace años atrás.
- Ha sido un error - le dijo en un tono tenso y entonces echo atrás la silla para incorporarse -. - No debería haber venido - se puso de pie - No quería molestarte.
Jimin sabía que devia dejarla marchar sin más.
Le había costado mucho tiempo y esfuerzo, pero finalmente había logrado reinventarse a sí mismo, se había convertido en otra persona. No quería volver al pasado. No quería revivir aquellos sentimientos que tanto daño le habían hecho. No quería volver a sentir que no podría sobrevivir sin la mujer a la que amaba.
Necesitaba recordarlo todo. Necesitaba recordar el precio tan alto que había pagado por bajar la guardia.
Editado: 28.08.2021