Eres mi destino. Park Jimin

Cap. 4

 

En cuanto Jimin dijo esas palabras, ella se cerró por completo a todo, dió media vuelta y trato de abrir la puerta, pero él le cerró el paso. Si, se había dejado llevar por la rabia, lo que acababa de decir no era propio de él.

- Muy bien,lo siento - le dijo - Pero tenía que decirlo .

Ella no cedió ni un milímetro.

- Cuando estábamos juntos, me dijiste que te estabas reservando - le recordó.

- Nunca dije exactamente eso -señalo ella.

Ella jamás podría haber dicho semejante cosa, porque nunca había sido verdad. Simplemente le había dejado pensar lo que él había querido suponer porque la realidad era demasiado cruda y dolorosa para revelarla.

Incluso después de ese tiempo lejos, el dolor seguía siendo demasiado intenso.

- ¿Entonces no fui más que un idiota del que te burlaste?- le pregunto él en tono sarcástico.

- ¡No! - exclamó ella contundentemente - Tú eras dulce, sensible, amable...

Jimin frunció el celo.

- En otras palabras, un idiota.

Ella nego con la cabeza  varias veces.

- No, no un idiota, si no un héroe - le dijo mirándolo fijamente - Tú me salvaste - añadió fervientemente.

Jimin no recordaba haber echo nada heroico, lo único que recordaba haber echo por aquel entonces era hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener a raya las hormonas y respetar los deseos de ella.

- ¿Qué yo te salve?

Ella asintió. - Si no hubieras tenido tanta paciencia conmigo, si no hubieras sido tan bueno, si no me hubieras dado todo tu apoyo... Yo me hubiera matado a mi misma - le dijo y lo decía de verdad.

Entonces no tenía esperanza, pero él se la había devuelto.

<<Me hubiera matado>>... Esa era una frase que suele estar en boca de gente muy joven, sin embargo, en labios de ella las palabras cobraban un sentido aterrador. Su mirada no engañaba.

- ¿Por qué?

Ella volvió a negar. -No quiero entrar en eso ahora Jimin - le dijo en un tono profundamente serio y entonces se irguió - Siento mucho haberte echo perder así el tiempo. Mándame la factura de esta reunión y te la pagaré, es lo menos que puedo hacer.

Jimin sabía que lo menos que podía hacer era explicarse, pero también sabía que no podía presionarla.

De pronto ella volvió a agarrar el picaporte.

-¿A dónde vas?

-Tengo que buscar un abogado.

-Yo soy abogado - le recordó él  -¿Qué pasa conmigo?

-Nada, pero supongo que no querrás aceptar mi caso.

Jimin no tenía idea de que haría a continuación, ni tampoco sabía cómo saldría todo, pero si sabía que no quería dejarla ir así como así.

-Yo no he dicho eso. Ni siquiera se de qué se trata. ¿De qué se trata? - le pregunto.

-Es una batalla por la custodia del niño. - le dijo ella yendo al grano.

- Entonces si que hay un padre - concluyó él.

- No. Es la abuela.

Al decir esas palabras, Lily tuvo que reprimir una sonrisa, la aristocrática Elizabeth Dalton hubiera sentido auténtico horror al oír que la llamaban "abuela". De cara a la sociedad, la respetable señora Dalton fingía ser una diosa benevolente e inmoral, alguien más allá del paso del tiempo. Su imagen y reputación eran lo más importante para ella.

Lily sabía que su pequeño se marchitaría como una flor si la señora llegaba a ganarle la custodia. Bastaba con recordar cómo había salido su propio hijo, lo que había hecho... 

- ¿Tu madre? - pregunto Jimin, tratando de adivinar.

- No. Elizabeth Dalton.

Al oír el nombre de aquella señora de la alta sociedad, Jimin se quedo asombrado.

- ¿La viuda del empresario farmacéutico?

Ella solo asintió.

- ¿Qué tiene que ver ella con todo esto?

- Ella es la que quiere quedarse con la custodia de mi hijo. - Lily respiró hondo, como si tratará de protegerse de las palabras que estaba pronunciando. - Y me ha dejado muy en claro que no se detendrá ante nada ni nadie hasta conseguir lo que quiere.

 

Igual a un policía de tráfico, Jimin levantó la mano y la hizo parar antes de que sus palabras se fueran en otro sentido.

- Un momento. ¿Por qué quiere quedarse con tu hijo Elizabeth Dalton?

A una dama de sociedad como lo era la mencionada, le gustaba estar siempre en el punto más alto, pero esto ya era demasiado.

- ¿Que derecho tiene exactamente sobre el niño?

Mientras Jimin esperaba su respuesta, vio la seriedad sombría que reinaba en la mirada de Lily, ¿Cuántas veces le había visto esa expresión antes? Tiempo atrás le había costado mucho ganarse su confianza.

Lily apretó los labios. - Preferiría no entrar en detalles ahora.

Los viejos muros de siempre... Aquellos muros la aislaban, la alejaban de él... Pero está vez las cosas eran diferentes, esta vez no se trataba de algo personal. Ella lo buscaba por su profesión. Necesitaba su ayuda como abogado, y como tal, él tenía que poner ciertas reglas para ambos.

- Si quieres que te ayude Lily...-  le dijo soltando un suspiro, agarrándola del codo y guiándola hacía el escritorio . -Tendré que conocer todos los detalles...- le aparto la silla pero ella seguía de pie en silencio - Cualquier abogado Lily, necesitará todos los detalles para poder representarte en los tribunales y para defender el caso.

<<Mi caso...>>, pensó ella.

Dicho de esa forma parecía tan severo, tan clínico, tan objetivo... Se trataba de un niño, un niño precioso, inocente, dulce... La razón por la que se levantaba todas las mañanas, la razón por la que seguía adelante con su vida. Estaba dispuesta a dar su vida por él con tal de mantenerlo a salvó, lejos de las garras de Elizabeth.

Lily guardo silencio, así que Jimin volvió a suspirar e intento otra táctica distinta y sentó.

- Muy bien Lily, yo te contaré la historia, corrígeme si me equivoco. El hijo de Elizabeth es el padre del niño...

Hizo un pausa y espero, pero ella no dijo nada. Él incómodo silencio se prolongó y ella tomo asiento.




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