Eres mi destino. Park Jimin

Cap. 7

 

Jimin sabía que tendría que esforzarse mucho para sacársela de la cabeza, para sacársela del alma.

- De entre todos los bufetes de abogados que hay en Farnham, viene y entra al mío - dijo, recordando una famosa frase de Casablanca.

Suspirando miro el reloj, cinco minutos serían más que suficientes para conseguir la lista de Gisell y seguir el camino hacia el ascensor.

Exactamente cinco minutos después, Jimin abrió la puerta y fue hacia el despacho de Kate, que estaba dos puertas más adelante. Llamo a la puerta una vez y entró. Estaba demasiado impaciente como para esperar una respuesta.

Había un montón de libros abiertos sobre el escritorio y su hermana, absorta en su investigación, apenas se había percatado de los golpecitos en la puerta.

Al velo entrar levantó la vista bruscamente.

- No te he dado permiso de entrar.

- Pero lo habrías hecho si me hubieras oído llamar - le dijo él en un tono desenfadado.

- Podría haber estado con un cliente, o besándome con Jin.

Él se encogió de hombros y cerró la puerta tras de si, - En ese caso me hubieras echado de aquí y yo hubiera esperado en el pasillo.

- ¡Tú! Esperando... - le dijo ella en tono burlón - Tú no sabes lo que es eso, bueno, esto parece serio - dejo el libro que estaba leyendo a un lado - ¿Qué pasa?

- ¿Tú lo sabías? - le pregunto sin rodeos.

- Bueno - dijo ella con cuidado - Depende.

-:¿De qué? - le pregunto él en tono de sospecha, atravesándola con la mirada.

- Depende de que se trate - dijo ella - Si me estás preguntando por el cumpleaños de Gisell, la respuesta es si, lo sé. De echo, fui yo quien averiguó que es la semana que viene.

- ¡No estoy hablando del cumpleaños de Gisell! - le dijo él, interrumpiéndola y alzando la voz.

Estaba empezando a perder la paciencia.

Cuando Kate empezaba a hablar, ya no había forma de hacerla parar. La experiencia le decía que solo tenía un par de segundos para hacerla callar.

- Estoy  hablando de mi nuevo cliente.

- ¿Tienes un nuevo cliente? - pregunto Kate en un tono impasible - Que bien - sacudió la cabeza - Ahora mismo estoy hasta arriba, así que si estás intentando deshacerte...

- Es una mujer 

- Una mujer - repitió Kate - Si se te ocurre echármela encima, creo que te mataré y entonces Jin tendrá que casarse conmigo a toda prisa para tener derechos conyugales en prisión - le dijo en tono bromista.

Jimin puso los ojos en blanco, le estaba hablando muy en serio y ella no dejaba de hacer bromas.

- Entonces no sabes nada.

- Puede que si - admitió Kate - Depende de como se llame ¿Es alguien famoso? - miro a su hermano fijamente - Jimin me estás asustando. Dime algo - se inclino hacia adelante y lo miró a los ojos - ¿Quién es Jimin ?

Jimin sintió ganas de dar la vuelta y marcharse de allí, no tenía ganas de dar explicaciones.

-Es Lily Steven - le dijo finalmente, observando la reacción de su hermana.

Aquel nombre no parecía significar nada para ella.

- Muy bien - dijo ella, estirando las dos palabras como si tuvieran muchas sílabas.

- ¿No te suena el nombre? - le pregunto él, sospechando.

- ¿Y por qué tendría que sonarme? 

Jimin se dió cuenta de que hablaba en serio. Él nunca la había hablado de Lily, años atrás, ella era su pequeño tesoro, un secreto que no quería compartir con nadie. Y después, tras su repentina desaparición, no le había dicho nada a nadie porque no quería admitir que le había destrozado el corazón.

Y así su amor secreto había seguido siendo secreto.

O al menos eso pensaba hacía caso cuatro años antes.

Sin embargo, Kate siempre había sido muy espabilada y curiosa, sobre todo tratándose de él.

Su hermana se habría dado cuenta de que algo le pasaba... O quizá no...

A lo mejor, por una vez en la vida, había decidido respetar su privacidad, algo que él no hacía cuando las cosas eran al revés. Entre hermanos valían todos los trucos, y él siempre había echo valer ese derecho a saberlo todo de ella , porque así podía protegerla.

Sin embargo, esa vez todo era distinto, y era él quien estaba atrapado en los planes de su madre.

- Mamá me la mandó - le dijo a su hermana, limitándose a decir lo más importante.

Kate esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

- Bueno, como dijiste una vez, todo el mundo necesita un hobby.

Él frunció el ceño.

- Pero entonces ese hobby no tenía nada que ver conmigo.

Kate pareció solidarizarse con su hermano. Estaba demasiado contenta como para sentir deseos de revancha.

- Bueno, tengo que admitir que mamá tiene muy buen gusto. ¿Por qué no le das una oportunidad a la chica una vez te hayas ocupado de su... caso? - añadió, guiñándole un ojo.

- Ya lo he echo.

- ¡¿Te liaste con una cliente nada más conocerla.!? - le pregunto Kate anonadada.

- No - respondió Jimin molesto.

- No entiendo nada. ¿Qué quieres decir exactamente?

Él agitó una mano, restándole importancia.

- No importa - dijo - Solo dile a mamá que siga con sus trabajos y actos benéficos y que deje de hacer de celestina - añadió y dió media vuelta.

- Lo siento, pero... - dijo Kate viéndolo marcharse - Ella no me va a escuchar si le digo eso, no tengo argumentos en los que apoyarme, dadas las circunstancias.

Jimin sentía lo mismo. Sentía que le flaqueaban las fuerzas y las piernas le temblaban sin ton ni son. Habían pasado casi cuatro años, pero ella seguía ejerciendo ese influjo sobre él, a pesar de todo lo que había pasado.

Cerró los ojos y suspiró. Debería haberse ido de vacaciones esa semana, tal y como había planeado.

Si se hubiera tomado un descanso, su madre le habría dado los datos de Kate a Lily y él hubiera seguido su camino tranquilamente.

Pero no. Las cosas se habían complicado innecesariamente y en ese momento se sentía como si estuviera a punto de caer por una catarata.




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