- Que amable de tu parte - dijo Lily sonriendo.
Jimin se encogió de hombros y le dió el refresco a Yahel.
El niño se puso muy contento al ver la bebida de manzana, como si acabarán de hacerlo un hombre adulto.
- Voy a buscar los vasos - dijo él pequeño y salió corriendo hacia la cocina.
Se oyó el ruido de cristal contra cristal, era una pequeña ventaja tenerlos al alcance del niño, Lily no quiso ir tras de él. Si quería ser independiente lo dejaría, por mucho que le doliera, tenía que aceptar que su hijo comenzaba a crecer.
- La señora Dalton me hizo ir a su casa - la voz de Jimin la saco de sus pensamientos, mientras esté se sentaba frente a la mesa.
- ¿Te hizo ir a su casa? - le pregunto ella, al mismo tiempo que su hijo repartía los vasos y tomaba asiento.
- En realidad... Se podría decir que me mandó llamar, o que me citó. Esa sería la palabra adecuada. - Jimin abrió la lata y sirvió el líquido en el vaso.
Por el rabillo del ojo podía ver al niño, imitando todos sus movimientos, después de que su madre le ayudará a abrir su bebida.
-¿Te citó? ¿Por qué? - pregunto incrédula.
Él se inclino un poco hacía delante, abrió la cerveza de ella y sirvió en el otro vaso.
- Creo que pensaba que el soborno sería más impresionante si lo llevaba a cabo en su flamante casa.
-¿La señora Dalton trato de sobornarte? - pregunto - ¿Con que? ¿Dinero?
- Con mi futuro - respondió mientras le daba un trago a su cerveza - Me dijo que conocía a mucha gente influyente que podía ayudarme con mi carrera - se rió suavemente y nego con la cabeza - Y al parecer también conocía a mi padre.
De repente Lily fue consiente de cada sonido a su alrededor, el continuo murmullo del motor de la nevera, Yahel bebiendo su refresco... Apenas podía respirar.
Sabía muy bien lo tentadora que podría haberle resultado aquella oferta a Jimin, y también sabía que no tenía derecho a pedirle que le diera la espalda a una oportunidad como esa.
Pero si él se retiraba del caso, ya no tendría tiempo de encontrar a nadie. ¿Y quién podía garantizarle que otro abogado no se dejaría sobornar?
-¿Que le dijiste? - pregunto con mucha cautela.
Él solo sonrió ampliamente y Lily sintió que había un poco de esperanza.
- Obviamente que no.
- ¿La rechazaste? - exclamó realmente sorprendida.
Jimin la miro un instante, asombrado. No podía creerse que se hubiese sorprendido tanto.
- Claro que la rechacé. Parece que no me conoces en absoluto, ¿no?
- Ya ni siquiera me conozco a mi misma - confesó ella en tono cansado.
Jimin se la puso fácil.
- Muy bien. Todavía tienes que encontrarte a ti misma, pero yo ya lo he echo - puso el vaso sobre la mesa y extendió sus manos - Lo que ves, Lily, es lo que hay, lo que soy.
<<Debería haber confiado en ti entonces Jimin >> pensó ella. <<Debería haber confiado entonces...>>
- Entonces hoy es mi día de suerte - respondió ella finalmente.
Sin saber muy bien como responder al comentario que Lily acababa de hacer, Jimin se giró hacía el pequeño.
- ¿Qué tal está tu cerveza vaquero? - le pregunto... Y si está era otra semana en la que el niño se convirtió en vaquero.
El pequeño encantado de ser importante para el amigo de su madre, sonrió ampliamente.
- ¡Muy buena! - dijo y bebió un largo trago.
Jimin hizo un esfuerzo por contener la risa. No quería herir su orgullo.
- Me alegro que te guste.
Yahel se cambiaba de postura una y otra vez, incapaz de estarse quieto en la silla. Lily no recordaba haberlo visto así nunca, normalmente era un niño tranquilo, sosegado. Pero también había que tener en cuenta que solo estaba acostumbrado a estar entre mujeres, su madre, su profesora del maternal, su abuela... Se alboroto mucho más en presencia de Jimin porque era un hombre.
Miro fugazmente al dueño de sus pensamientos y estado emocional desequilibrado. Le estaba muy agradecida por tratar a su hijo como una persona importante, por hacerlos sentir tan bien a ambos.
-¿Te gustan los videojuegos? - le pregunto él niño a Jimin de repente, con los ojos brillantes - Tengo uno muy padre, yo aún no soy muy bueno ¿Quieres verlo?
- Yahel, el señor Park no tiene tiempo para jugar - le dijo su madre.
No quería que Jimin se sintiera obligado, ya estaba haciendo más que suficiente.
Jimin le guiño un ojo al pequeño.
- No quiero llevarle la contraria a tu madre, pero resulta que ahora mismo, si tengo tiempo - se puso de pie - Llévame - le dijo al chico y giro a ver a Lily - Tú también puedes venir señora mamá de Yahel, a menos que tengas cosas que hacer.
Y las tenía, pero la idea no resultaba tan atractiva como ver jugar a Jimin con su hijo. Las hojas del inventario podían esperar hasta más tarde, tenía que hacer un alto y disfrutar del momento.
- Esas cosas pueden esperar - dijo, de repente sintió hambre y miró hacía la cocina.
- Estaba a punto de comer un poco de pastel de carne que ha echo mi madre, ¿Quieres un poco?
Jimin recordó que todavía no había cenado.
- Me encantaría - respondió sin titubear - ¿Y tú vaquero? ¿Tienes hambre también? - le pregunto Yahel.
Yahel nego con la cabeza -Ya cene con la abuela.
Jimin sonrió y paso su mano por su cabeza alborotando su cabello. - Así me gusta. Haciendole compañía a tu abuela, estoy seguro de que ella está encantada.
El niño sonrió con entusiasmo.
- Si. Mi abuela es muy buena conmigo - le dijo orgulloso, corrió hacia la sala y agarró la caja en la que venía el juego.
- Quería jugar este - le dijo a Jimin enseñándosela - Pero sería más divertido si tú juegas conmigo y me enseñas.
Lily miro a Jimin escépticamente.
-¿Sabes jugar? - le pregunto, ella no tenía ni idea, aunque si llevaba tiempo queriendo aprender.
-¿Qué si se cómo jugar? - repitió él con una sonrisa.
Editado: 28.08.2021