Eres mi destino. Park Jimin

Cap. 17

 

- Me pase por tu casa anoche.

Poco más de una hora más tarde, Kate entró en el despacho de Jimin sin molestarse en llamar a la puerta. Por la forma en que lo miraba, era evidente que pensaba que había pasado otra de sus noches locas.

Jimin tenía el cabello húmedo.

- No estabas - cerró la puerta tras de si y se apoyo contra el sofá de cuero que había allí - Pero eso ya lo sabes.

- Me quedé trabajando hasta tarde - le dijo él en un tono evasivo - Y no recuerdo haberte oído llamar a la puerta.

Su hermana lo miro fijamente.

- No estabas. Y yo no llame.

Normalmente ése era el momento en que Kate se lanzaba a hacer comentarios despectivos respecto al coeficiente intelectual de las mujeres con las que salía, pero está vez no lo hizo. ¿Acaso sospechaba algo?

- Yo pensaba que Nicole era la que hacía trabajos de vigilancia - dijo Jimin en un tono casual.

- No te estoy espiando Jimin - le dijo con firmeza y fue hacia su escritorio - Estoy preocupada.

Po muy pesada que resultará, Jimin sabía que en el fondo sus intenciones eran buenas, pero no quería tenerla husmeando en su vida, sobre todo en ese momento.

Aún así contuvo las ganas de decirle que se metiera en sus propios asuntos.

- Me alegro que me lo hayas aclarado porque ya empezaba a pensar que andabas chismoseando.

- Eso también - dijo ella, encogiendo un hombro y esbozando una media sonrisa - Pero sobre todo, estaba preocupada.

- Me conmueve - respondió mientras rebuscaba entre los montones de carpetas que estaban esparcidas por su escritorio.

¿Dónde estaba la carpeta que había formulado la noche anterior? Hubiera jurado que la había dejado a un lado del escritorio.

Algún día tendría que comprar unos buenos armarios archivadores en vez de seguir confiando en la memoria.

- Lo digo en serio Jimin - inclinándose sobre el escritorio, Kate bajo la cabeza hasta ponerse a la altura de él -¿Seguro que sabes lo que estás haciendo?

- ¿Te refieres a enfrentarme a Elizabeth Dalton y a si ejército de abogados sedientos de sangre? - se rió brevemente - Ya me conoces. Me encantan los desafíos.

- Si. Lo sé. Pero yo estaba pensando en lo de volver con Lily.

Jimin sintió una oleada de exasperación. Kate había llegado demasiado lejos.

- Para que hubiera una vuelta tendría que haber un comienzo, y no lo hay. Lily y yo sólo estudiábamos en la misma facultad. Y un buen día se esfumó. Eso es todo.

Hizo todo lo posible por sonar distante, como si la marcha de Lily no le hubiera afectado en absoluto. Y casi había llegado a pensar que lo había conseguido hasta que miro a su hermana a los ojos.

No había forma de engañarla.

- A mi me parece que hay algo más que eso hermanito - le dijo ella, taladrándolo con la mirada.

- Piensa lo que quieras - él aparto la vista y centro su atención en las carpetas.

Tenía que encontrar esos documentos.

- Vivimos en un país libre.

Ella siguió como si no hubiera oído nada.

- Creo que Lily es la razón por la que eres como eres. Eras distinto cuando entraste a la facultad de Derecho. Mamá y yo siempre pensamos que te casarías antes de hacer el primer examen.

<<Y yo también pensaba lo mismo...>>

- Imposible - le dijo con contundencia - Me gusta tener mi libertad, no tener que darle explicaciones a nadie. Y ahora, si no te importa... - gesticuló señalando la puerta - Tengo mucho trabajo por delante.

Kate se pudo derecha, pero no se movió. Todavía no.

- No me importa. Solo pensé que quizá querrías usar alguno de estos casos que me hiciste buscar. Batallas por custodia entre distintos miembros de una familia - añadió por si él no se acordaba.

Fue en ese momento que Jimin se dió cuenta de que Kate tenía una fina carpeta en la mano.

Ella la dejó caer sobre el escritorio y él la abrió. El documento contenía una lista de casos con fechas.

- ¿Y cuál es el balance?

- Cincuenta y cincuenta - dijo ella - A veces la custodia le fue otorgada a la madre y otras veces no.

Jimin dejo que la carpeta de cerrará y miro a su hermana.

-Bueno vamos a tener que cambiar eso - dijo casi como si se lo estuviera diciendo a si mismo.

Kate sonrió.

- Si hay alguien que pueda hacerlo, ese eres tú.

Jimin levantó una ceja.

- ¿Eso es un cumplido?

Kate no era muy dada a repartir halagos. Más bien era todo lo contrario. Sus ironías, ácidas y corrosivas, formaban parte de un juego al que también era aficionado.

- ¿Estás siendo amable conmigo? - le pregunto con incredulidad - ¿Hay algo que deba saber? - haciendo una segunda pregunta, tocó su pecho como si quisiera comprobar su ritmo cardíaco - ¿Me estoy muriendo?

- Todos nos estamos muriendo Jimin. Algunos mueren más deprisa  que otros.

Antes de salir, Kate se giró hacía él un momento. Su expresión era mucho más seria.

- Si le dices a alguien que te he dicho esto - le advirtió - lo negaré y te demandaré por difamación... Pero eres un abogado muy bueno Jimin, y apuesto por ti. Tú eres el único que puede comerse a todas esas pirañas que Elizabeth Dalton tiene por abogados.

Jimin hizo una nueva de sorpresa.

- Porque eres bueno y rápido. Se nota que eres mi hermano - añadió con orgullo - Ganar contra todo pronóstico es nuestra especialidad.

Y había una razón para ello, una buena razón que había sido parte de sus vidas durante mucho tiempo.

- Nuestro padre no esperaría menos.

Su padre había sido un hombre difícil de complacer y todavía más difícil de querer con el paso de los años. Pero el siempre lo había querido con locura y Kate también.

- ¿Quieres que te traiga algo? - le pregunto Kate con la mano en el picaporte.

- Si. Unas cuatro horas de sueño.

Ese día no era diferente a los demás. Devia tener la mente tan clara como siempre, pero en ese momento se sentía tan claro como un nubarrón de tormenta.




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