Por una vez, Jimin logro salir del trabajo unos minutos antes aprovecho la oportunidad para pasar por su casa y buscar un par de mudas de ropa, además de otras cosas que podría necesitar durante su estancia en casa de Lily.
Era raro estar parado delante de su puerta, con una maleta en la mano. Pero fue todavia más raro encontrarse con Anne Steven cuando llamo a la puerta.
- Oh, hola Jimin. Lily me dijo que ibas a venir.
La madre de Lily, que más bien aparentaba ser su hermana mayor, no parecía muy cómoda con su presencia. Al principio pensó que era por la maleta, pero entonces se dió cuenta de que era algo más profundo.
Retrocediendo un poco lo invito a pasar a la sala, bajando la vista y hablándole a la alfombra.
- Quiero darte las gracias por lo que estás haciendo por Lily.
Entonces Anne por fin levantó la vista y lo miró a los ojos.
- Respecto a la última vez que nos vimos... - su voz se perdió un momento y después volvió con más fuerza - No quería mentirte.
Jimin se dió cuenta de que se trataba. Recordó que Anne había tenido que mentirle, pero él jamás le había guardado rencor, y menos después de ese tiempo.
- Tenía sus motivos - le dijo en un tono diplomático.
Años atrás, desesperado por la repentina desaparición de Lily, había acudido a su madre en busca de una explicación. Ella siempre le había dicho que eran muy unidas.
Sin embargo, cuando busco a Anne, está le dijo que no tenía ni idea de dónde estaba. Le dijo que lo único que sabía era que ella quería que la dejarán tranquila, y que si realmente se preocupaba por ella entonces debía dejarla marchar y seguir con su vida.
Mientras miraba a la madre de Lily, aquella escena volvio a su memoria con mucha fuerza y nitidez y también el dolor y la frustración...
Recordaba haber estado a punto de caer en una depresión, pero, por suerte, su espíritu fuerte y su determinación lo habían echo seguir adelante. Haciendo un gran esfuerzo había aprendido a bloquear aquella parte de su vida, que incluía a Lily.
Se obligó a mirar hacia delante porque no quería tener que someterse a los sermones de su padre si dejaba la facultad de Derecho después de todo el dinero invertido en su educación.
Pero, sobre todo, no quería que su padre involucrara a su madre en el asunto. No quería que le echara la culpa de haber criado a su hijo siendo un "blandito" como solía decirle.
Y así se hizo más duro y consiguió capear el temporal. Pero si corazón también se volvió de hierro, y no dejo entrar a nadie más. Aprendió a ser no solo un buen abogado, si no también un buen amante. Se convirtió en amante de las mujeres, en un mujeriego, pero sin intención de enamorarse de ninguna. Nunca más.
- Si - dijo Anne después de un incómodo silencio - Tenía mis motivos. Tenía que proteger a mi hija - lo miro con gesto de arrepentimiento - Pero, aún así, no te lo merecías. Viniste a mi porque Lily te importaba de verdad. Lo ví en tus ojos, pero te eche de todos modos.
Era evidente que sentía el peso de la culpa.
- Lo siento Jimin - le dijo finalmente.
Pero Jimin no quería hacerla sentir mal. No sacaba nada de ello y el pasado, pasado estaba.
- Ya no tiene importancia señora Steven. No sé preocupe por ello.
- Lily me dijo lo que estás haciendo por ella - le dijo con una mirada suave - Gracias.
No tenía porque darle las gracias. Si le hubiera pasado algo al chico por haber ignorado los temores de Lily, no hubiera podido perdonárselo. A su modo de ver, no había tenido elección.
- Soy abogado. Es lo que hago.
Anne nego con la cabeza.
- Yo me refiero a todo lo demás. Te vas a quedar aquí para que Lily se sienta más tranquila, por si esa horrorosa mujer manda a alguien para que se lleve al niño. Eso no es parte del trabajo de un abogado - le dijo con conocimiento - Eso significa ser un buen hombre.
De repente abrió su bolso y saco su chequera.
- No tengo mucho dinero, pero todo lo que tenga es tuyo.
Jimin puso su mano sobre la chequera y la hizo cerrarla.
- Ya pensaremos en eso más tarde - le dijo.
- Si. Lo haremos - respondió Anne y entonces hizo una pausa. Las lágrimas brillaban en sus ojos, pero no era capaz de mantenerlas a raya.
Tu madre ha criado a un hombre ejemplar, Jimin. No me extraña que este tan orgullosa de ti.
Atraída por las voces, Lily entró en la sala justo a tiempo para ver salir a su madre, pero su atención estaba puesta en Jimin. Una parte de ella no creía que él fuera a regresar esa noche, pero si había equivocado.
- Has vuelto - le dijo con una alegría inmensa.
El dejó la maleta sobre la alfombra que estaba junto al sofá.
- ¿Acaso creías que no lo haría?
- No te habría culpado sino lo hubieras hecho - confesó ella.
Para el aquello debía de ser cómo sujetar la mano de un niño temeroso de la oscuridad.
- Además, tampoco te habría culpado si hubieras decidido pensarte mejor lo de aceptar mi caso, o si hubieras cambiado de idea de repente.
- ¿Y porque iba a hacer eso?
Ella respiró hondo antes de responder.
- ¿Para vengarte de lo que te hice?
Además de la maleta en la había llevado consigo su maletín de trabajo. Lo había puesto sobre la mesa central y estaba sacando el portátil. Al oír sus palabras se detuvo en seco.
- ¿Eso es lo que piensas de mi? - le preguntó por fin, después de mirarla fijamente durante unos segundos - ¿Crees que he esperado todo este tiempo hasta encontrar la oportunidad perfecta para tomarme la revancha y así reparar mi orgullo herido?
Al oírlo hablar así, Lily se dió cuenta de que sus miedos habían sido ridículos.
- No - le dijo, esbozando una tímida sonrisa - Tú no eres así. No sé porque no eres así, yo realmente me lo merecía. Pero, no. Tú no eres así.
Jimin podía sentirlo. Lily suscitaba emociones y recuerdos que sólo podían impedirle hacer bien su trabajo, emociones que podían hacerle perder el caso. Tenía que controlarlas.
Editado: 28.08.2021