Eres mi destino. Park Jimin

Cap 23

 

Lily subió al carro de lado del copiloto y Yahel en la parte trasera, pero Jimin dio media vuelta y regresó a la casa y dio unas cuantas vueltas alrededor. 

- ¿Quée haces? - le preguntó ella sacando la cabeza por la ventanilla.

- Sólo estoy comprobando una corazonada - le dijo él por encima del hombro y entonces desapareció tras una esquina de la casa. 

Lily  siguió mirando en esa dirección, esperando a que volviera. Después de una eternidad Jimin volvió al frente de la casa y se dirigió el coche con paso apresurado.

- Todo está bien - le dijo entrando en el vehículo - No hay pisadas.

Aquella pequeña mentira piadosa mereció la pena, la cara de alivio que puso Lily era suficiente para él. No había pisadas cerca del árbol, pero sí había una razón para ello. Se trataba de un árbol de hoja caduca que por esas fechas ya había soltado la mayor parte del follaje, el suelo estaba cubierto de una gruesa alfombra de hojas sobre la que era imposible dejar huellas. No obstante, tampoco quería preocupar a Lily más de lo necesario. Disipar sus miedos era parte del trabajo y tenía que asegurarse de que el chico y ella estaban a salvo. 

En el fondo su fama de Playboy no era tan merecida. Él siempre se tomaba su trabajo muy en serio. 

Girando la llave en el contacto arrancó el coche.

- Allá vamos - dijo metiendo la primera marcha.

Durante el viaje, Jimin consiguió ahuyentar los miedos de Lily con su conversación animada y sus bromas. Sin embargo, decidió pedirle a Nicole que se instalará una cámara de vigilancia la casa. Si alguien trataba de espiar a Yahel durante la noche, quería tenerlo todo grabado para poder usarlo en los tribunales en caso de necesidad. Si aquel hombre misterioso no era un sueño del niño, entonces no había la más mínima duda. Tenía que trabajar para Elizabeth Dalton.

Un suspiro de alegría escapó de los labios de Lily 

- Eso suena muy bien - comentó Jimin agarrándola de la mano. 

Estaban sentados en la mesa comiendo con la familia de Jimin. 

- Todo parece tan increíblemente normal - dijo ella, viendo jugar a Yahel con un par de niños. 

Jimin siguió su mirada. Le había dicho lo del intruso a su madre y a sus amigas. Así que el niño estaba bien vigilado en todo momento.

- Eso es porque es... muy normal - dijo Jimin en un tono bromista. 

- Ya se me había olvidado como era - le confesó ella con entusiasmo - Se me había olvidado lo que era no tener que estar en guardia todo el tiempo, vigilando - se volvió hacia él e inclino la mejilla contra la palma de su mano - Me siento muy bien gracias.

- De nada - dijo él. 

Sentía una pequeña punzada de culpa por la mentira piadosa que la había dicho un rato antes, aunque fuera por su propio bien.

- Si de verdad quieres darme las gracias... 

La copa de champaña que Lily se había tomado ya empezaba a hacerle efecto, y se sentía tan bien... Pero había un peligro en todo aquello. Dar rienda suelta a las ilusiones nunca era una buena idea porque la decepción siempre acechaba desde las sombras. 

- ¿Qué! - preguntó ella, animándolo a seguir hablando.

En vez de responder directamente, él se puso en pie y le tendió una mano.

- Tendrás que bailar conmigo.

Ella fingió suspirar.

- Bueno, no me gustan los trabajos sucios. Pero supongo que te lo debo - echando a un lado la silla puso su mano sobre la de él y se incorporó.

Él la condujo a la improvisada pista de baile que había preparado el prometido de la novia con la ayuda de su padre, un antiguo marine que había volado desde el otro lado para asistir a la boda de su hija. Ya habia algunas parejas bailando. Así que Jimin tuvo que buscar un lugar vacío. 

- Tú no me debes nada - le dijo en un tono serio. Estrechandola entre sus brazos, comenzó a bailar. Era una pieza lenta.

- Oh, sí qué te debo algo - dijo ella tratando de no pensar en el cálido contacto de su cuerpo varonil - Y yo siempre pago mis deudas. 

Él asintió, dejando que la dulce fragancia de su perfume de mujer le acariciará los sentidos. 

- Es bueno saberlo - le dijo él.

Su cuerpo empezaba a despertar de un largo letargo, el deseo levantaba un torbellino de sensaciones en su vientre. 

Lily trato de no temblar, trato de no comportarse como una adolescente enamorada sin remedio, por primera vez en la vida. Pero era así como se sentía. Nunca había estado enamorada excepto de Jimin. Y de éll se había enamorado dos veces, en el pasado y en el presente... 

Sin embargo, también era consciente de que estaba viviendo una quimera, un sueño fugaz. El final feliz de cuento de hadas no era posible en esa ocasión porque ella le había tratado muy mal en el pasado. Y no podía culparlo por tomárselo como algo pasajero. De haber sido al revés ya hubiera reaccionado igual.

Bailaron cerca de la mesa principal dónde se encontraban los recién casados.

Lily sintió una oleada de envidia sana, no recordaba haber visto una novia tan feliz en mucho tiempo.

- Está preciosa - le comentó a Jimin.

- ¿Es que no lo sabías? - le dijo él riendo suavemente - Todas las novias son preciosas - añadió - Eso no falla nunca. 

Ella lo miró con un gesto de sorpresa y entonces sonrío.

- No tenía ni idea de que fueras un sentimental Jimin.

Él la miró durante unos cuantos segundos.

- Hay un montón de cosas que no sabes de mí - le dijo.

Aquellas palabras sutiles recorrieron la piel de Lily como una caricia. Ojalá hubiera podido tener la oportunidad de descubrir todos aquellos secretos. Lentamente a lo largo de toda su vida. 

Una efímera ilusión... Algunos sueños, por mucho que los deseáramos, no estaban destinados a hacerse realidad.

Jimin y Lily fueron de los últimos invitados en marcharse de la celebración. Ella lo tenía encandilado, con sólo mirarla sentía un calor repentino que lo recorría por dentro. Lily estaba pasando un buen rato charlando con su hermana y sus amigas y no quería interrumpirla.




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