Eres mi destino. Park Jimin

Cap 25

 

Jimin coloco a Yahel en su cama. Lily decidió no ponerle el pijama para no despertarlo.

Al apartarse del niño, sintió la mano de Jimin. Salieron de la habitación de Yahel en silencio y cerraron la puerta con mucho cuidado.

Una vez en el pasillo, ella se volvió hacia él.

- Gracias por habernos invitado. La he pasado muy bien. Fue estupendo poder olvidarlo todo durante un rato - le dijo con sentimiento - Disfrutar, ver jugar a mi hijo con niños se su edad - sonrió - y sobre todo poder bailar contigo.

- ¿Ah sí? - le dijo Jimin - Yo no recuerdo haber bailado con Yahel.

De repente la sorprendió acorralándola contra la pared.

- La velada no ha terminado - le recordó. Apoyó las manos a ambos lados de ella y entonces se inclinó para darle un beso arrebatador que la dejó sin aliento.

- Las noches de pasión tampoco han terminado todavía - susurro ella. La cabeza le daba vueltas y no sabía si era por la champaña que había venido o por estar con Jimin como siempre quiso.

Sabía que siempre sería así. Durante el tiempo que estuviera con él, siempre la haría sentir así. Haría palpitar su corazón con más fuerza y la haría sentir las tan usuales y típicas mariposas en el estómago.

- Me alegra saberlo - murmuró él al tiempo que la besaba.

Y tenía razón. 

La tomó en sus brazos.

La velada estaba lejos de haber terminado.

 

 

 

La mañana llegó demasiado pronto. La única alegría era que ese día era domingo. Y eso significaba que no tenía que ir a trabajar. Podía acurrucarse junto al hombre cuya presencia era una chispa de luz en su vida, una chispa que no duraría mucho... Cada vez que Jimin y ella intimaban, cobraba más consiencia de lo efímero que era todo lo que estaba viviendo.

Efímero y especial.

Estirándose lentamente, como un felino perezoso, Lily estaba a punto de levantarse cuando Jimin la tumbó en la cama de nuevo. Sorprendida, sintió como subesoslda golpeaba el colchón y un segundo después él la tenía aprisionada.

- ¿A dónde vas? - le pregunto, deslizando sus dedos por las finas facciones de su rostro - Aún es temprano.

- Iba a preparar el desayuno - le dijo ella. El tacto de sus caricias dejaba un rastro de fuego sobre su rostro - Ya sabes... Comida.

- Yo estaba más interesado en la comida del alma que en la del estómago - le dijo él, besándola por todo su rostro y bajando por su cuello.

Estaba obrando su magia de nuevo lanzando su hechizo sobre ella tentando la ella sabía que debía comportarse responsablemente e insistir en levantarse pero todavía no había oído moverse ya él así que qué daño podía hacer quedándose cautiva en el paraíso de Jimin durante un rato más todo podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos Así que tenía que aprovechar el presente 

- Comida del alma no le dijo rodeándole el cuello con ambos brazos y tirando de él.

Nuevamente se perdieron en uno con el otro con la emoción de dos principiantes todo era igual pero era diferente y era tan maravilloso que Lily sabía que lo iba a echar mucho de menos cuando volviera a dormir sola en aquella cama fría y grande.

 

 

Tras el fragor de la batalla amorosa todavía envuelta en un delicioso sueño, Lily creyó oír una música.

- ¿No oyes nada? - le preguntó a Jimin, incorporándose.  

Él se incorporó rápidamente y cruzó el brazo por encima de ella para alcanzar la mesita de noche.

- Es mi celular - lo agarró y contestó sin perder ni un segundo - ¿Hola?

- ¿Quién te llama esta hora de la mañana un domingo? - le preguntó ella, respirando hondo para calmar el rápido latido de su corazón. 

Jimin levantó una mano y la hizo callar. 

El silencio posterior inquieto un poco a la joven.

¿Quién estaba al otro lado de la línea? ¿Qué le estaba diciendo? El instinto, o quizá la paranoia, le decía que tenía que ver con ella. Casi estaba segura de que tenía razón. Jimin escuchaba sin moverse, rígido como una tabla. 

Lily volvió a incorporarse y trato de verle la cara.

- ¿Estás segura de eso Nicole? - le oyó decir de repente - Muy bien. Gracias. Buen trabajo - le dijo Jimin con entusiasmo - Los recogeré yo mismo más tarde, si te viene bien... Muy bien. A mediodía. Te debo una. Aparte de tus honorarios - le dijo Jimin a Nicole. 

Lily apenas podía contenerse. Estaba deseando que el terminara la llamada. 

- ¿De qué se trata? - le preguntó en cuanto el término la llamada. 

- Información - le dijo él con una sonrisa. 

- Eso ya me lo imaginaba - le dijo Lily intentando no sonar muy impaciente - ¿qué clase de información? 

Por segunda vez esa mañana, Jimin la pillo desprevenida y la atrajo hacia si. Antes de contestarle le dio un beso intenso. 

- Muy bien. Tengo buenas y malas noticias. 

- De acuerdo. ¿cuáles son las malas? 

- Elizabeth Dalton quiere tener otra reunión conmigo. 

Eso lo había sabido el mismo viernes por la tarde pero no había querido estropearle la boda a Lily. El encuentro estaba fijado para el lunes, pero las cosas habían dado un giro inesperado a su favor. Al día siguiente cuando se presentará ante la señora de Dalton, ya no tendría las manos vacías. 

- ¿Y por qué es malo eso? - Lily tenía sus sospechas, pero quería oirlo de su boca. 

- Porque la señora de Dalton debe de estar segura de que tiene una información que le garantice obtener la custodia de Yahel. 

Lily sintió que se quedaba sin aire.

- ¿Y esas son las buenas noticias? - le preguntó a duras penas.

Jimin no quería entrar en detalles todavía. 

- Creo que tenemos algo que usar en su contra. 

- ¿Y qué es?

- Fotos. 

Ella ladeó la cabeza, confundida. 

- ¿Fotos? 

- De nosotros. 

- ¿Pero por qué eso es un problema? eres mi abogado. 

El la miró fijamente. 

- Fotos de nosotros - repitió con enfasis.

Y entonces Lily lo comprendió todo. Debía de referirse a unas fotos tomadas mientras hacían el amor. Horrorizada, se llevó las manos a la boca. No podía tratarse de eso. Tenía que haber un error.




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