El tren comenzaba su marcha. En el vagón de Slitheryn, Draco había recostado a Hermione en uno de los asientos, la chica seguía inconsciente y en su mejilla, podía notarse una gran sección de color purpura y sumamente hinchada.
El golpe que recibió por Draco, había causado notables estragos en su delicado rostro. Draco la veía y sacaba chispas. Sino hubiera sido por la intervención de Potter y Astoria, seguro hubiera atacado a Ron.
Aunque por otro lado, sabia bien que si caía en sus provocaciones, podría perder el poco cariño que había logrado por parte de Hermione.
Así que solo inhalo profundo y se sentó con la chica, colocando la cabeza de esta sobre su regazo.
Draco la miraba, sumido en su propia burbuja de felicidad, a pesar del golpe, no dejaba de pensar que ella era muy hermosa. Sonrió como un tonto ante aquel pensamiento. El cual fue interrumpido por Astoria.
-Draco- dijo la chica.
-Mmm- el la miro, saliendo de su ensueño -¿Qué pasa?
Astoria no sabia como iniciar la conversación que tenia en mente, tenia que ser sutil, no quería que Draco se sintiera juzgado o atacado.
-Deberíamos curarla ¿No crees?- le pregunto al chico para romper el hielo.
Draco lo pensó un momento.
-Tienes razón- le contesto y empezó a buscar su varita.
-Espera- dijo la chica y Draco la miro sin entender porque lo detenía -Yo lo hago- le comento y todos incluyéndolo a él, se quedaron sorprendidos.
-¿Por qué lo haces?- Draco pregunto intrigado.
-Porque es ella… ¿Cierto?- pregunto.
-A ¿Qué te refieres?- pregunto Draco algo nervioso.
-Que ella es el motivo de tu felicidad- dijo Astoria como si aquello fuera lo más natural del mundo -Ella es la razón de que tu sufrimiento se fuera.
Las mejillas de Draco se tiñeron de un intenso rojo, estaba nervioso y temeroso acerca de la reacción de los demás. Lo que él no sabía, es que ellos, ya tenían una ligera idea de a que se refería Astoria.
Draco los miro a todos. No sabía que responder, hasta que alguien inesperado rompió el silencio.
-No te preocupes Draco- se escuchó decir a Pansy -No te juzgaremos, creo que ya hemos pasado por mucho gracias a las malas decisiones de nuestros padres, como para seguir por ese camino y si ella te hace feliz- dijo señalando a Hermione -Adelante, nosotros te apoyaremos.
Draco no podía estar más sorprendido aún.
-Y-yo no se que decir- comento cabizbajo -Esto simplemente sucedió, ella me gusta y siento en mi corazón algo que jamás había sentido, aunque no se si ella sienta lo mismo por mí.
-Estas enamorado- hablo Astoria y lo miro a los ojos -Lucha por ella, si realmente la quieres, no la dejes ir, no hay peor lucha que la que no se hace- concluyo con una enorme sonrisa.
-Gracias chicos- dijo Draco al tiempo que los miraba a todos -Ustedes son mi única familia y que me apoyen en esta situación para mi vale mucho- los ojos platinados del chico se volvieron cristalinos, gruesas lágrimas de emoción amenazaban con salir.
-Bueno, bueno- interrumpió Zabbini -Y a nosotros ¿Quién nos va a conseguir novia?- todos rieron ante el comentario absurdo de Zabbini, aunque claro, sabían bien que era para romper aquel ambiente.
-¿Quién te dijo a ti que quiero novia?- contesto Teo, falsamente ofendido.
-Bueno, curemos a Hermione- dijo Astoria de nuevo.
Lo que nadie noto, es que aquella castaña ya había reaccionado, pero al reconocer las voces que la rodeaban decidió seguir inconsciente.
Pero aquella conversación, toco algo en ella, algo profundo, que pensó que no existía, las palabras dichas por aquel rubio, la estremecieron, pero tendría que averiguar, si ella podía llegar a expresar aquel mismo sentimiento hacia él.
-Episkey- pronuncio Astoria y una pequeña luz salió de su varita hacia la mejilla lastimada de Hermione, donde, de inmediato, aquel moretón desapareció junto con la hinchazón, dejando el rostro de la chica como si nada hubiera pasado.
La chica sintió, como una pequeña caricia en su mejilla, lo que provoco que se removiera ligeramente sobre el regazo de Draco.