¿ Eres Mi Regalo De Navidad?

12. OBSERVADA

 

  La anciana le guiñó un ojo y con una risa suave y misteriosa, se dio la vuelta para salir de la librería Elysia la observó marcharse, preguntándose sobre la coincidencia entre los sueños del príncipe elfo y la aparición de estos diferentes libros de leyendas en su vida.

 Por un momento, se quedó allí parada, sosteniendo el libro contra su pecho. Luego, con una sensación de calidez y curiosidad creciendo dentro de ella, Elysia decidió que tal vez no necesitaba visitar a un psicólogo después de todo. Quizás lo que realmente necesitaba era empezar a creer en la magia de las pequeñas cosas, en las conexiones inesperadas y en los regalos que llegan de formas misteriosas.

Con una sonrisa renovada y una sensación de anticipación, Elysia se dispuso a abrir el libro una vez más y sumergirse en la leyenda del príncipe elfo Liriel, esta vez no solo como lectora sino como guardiana de un regalo inesperado.

 Pero fue interrumpida por la entrada ruidosa de su amiga Ofelia, la misma con quien había compartido la noche anterior.

—¡Elysia, buenos días! —exclamó su amiga con una sonrisa contagiosa—. Mamá te ha enviado estos dulces de Navidad, y si no tienes nada que hacer o algún plan, te invita a nuestra casa la noche de Navidad.

—¡Buenos días! —exclamó Elysia, felizmente tomada por sorpresa. Tomó la caja de dulces y la olfateó, dejando que el aroma especiado y dulce le llenara los sentidos—. Dile a tu mamá que muchas gracias, se ven deliciosos. Y claro, me encantaría unirme a ustedes en Nochebuena. No tenía planes, así que será un placer pasar la noche con su familia.

 La amistad y la calidez humana eran también formas de magia, pensó Elysia. La invitación era otro regalo inesperado de la temporada, una muestra de cariño y comunidad que le recordaba que no estaba sola, incluso en los momentos en que se sentía como la chica tímida y rara de la librería

—Qué alegría —respondió su amiga con entusiasmo—. Será una noche especial, ya verás. Mamá está planeando preparar su famoso pavo y todas las guarniciones. Y ya sabes cómo nos gusta jugar juegos de mesa después de la cena.

 Elysia asintió, su corazón se llenó de anticipación no solo por la comida y los juegos, sino también por la calidez de una celebración compartida. Con una última mirada al libro blanco de leyendas élficas en sus manos, supo que sería una Navidad para recordar, llena de dulces, amistad y quizás, solo quizás, un toque de magia élfica.

Todo parecía haber vuelto a la normalidad. Su amiga Ofelia, ahora venía todos los días a visitarla y se pasaban horas conversando en la librería. Era una chica agradable, algo regordeta, de pelo rojo y rostro lleno de pecas. Pero para Elysia, que nunca había tenido una amiga de verdad, Ofelia le parecía hermosa y genial.

 Casi podía sentir que todo estaba bien, si no fuera porque, sin excepción, se despertaba cada día en la habitación del castillo. Incluso se demoraba cada día un poco más antes de pellizcarse para volver a la realidad, debido a lo agradable y cómoda que encontraba esa cama.

 Cada noche luego de releer una y otra vez la leyenda del príncipe elfo Liriel, se dormía abrazada al libro deseando despertar como cada día en su castillo. Hasta hizo el intento varias veces de abrir la puerta que la llevaría a ver a Liriel, pero siempre sin excepción, ese hecho la devolvía a su cama solitaria en su casa.

 —Liriel, si es verdad que existes, ¿por qué no vienes por mí? —Solía preguntarle al libro—¿Si en verdad estás hechizado y necesitas que alguien te libere, a lo mejor puedo ser yo? ¿Qué es lo que debo hacer?
Pero inmediatamente se pellizcaba para obligarse a regresar a la realidad. Una que se había llenado de alboroto y dulces de la mano de su amiga, que se había metido de a lleno en su vida, haciendo que se olvidara de la magia y disfrutara y riera con las historias de la vida real que le hacía ella haciendo que de a poco, dejara de lado los libros y la esperara con ansias cada día. 

—¿Y ahora qué vamos hacer? —preguntaba el consejero junto al príncipe Liriel que veía como su Elysia se alejaba más del mundo de fantasía y de la magia, para adentrarse como todos los humanos en la vida real.
—No lo sé, solo si ella deseara verme con sinceridad y creyera en que existo fuera de los libros y leyendas puedo hacerme real—contestó el príncipe Liriel mirando con tristeza como Elysia reía con Ofelia y se alejaban de la mano rumbo a las tiendas olvidada por completo de su librería y mundo de fantasía. —Ella todavía duda de que soy real.

 Elysia se había acostumbrado a las visitas diarias de Ofelia, cuyas conversaciones eran un bálsamo para sus mañanas, un contraste agradable con las enigmáticas visiones de sus despertares. Sin embargo, una presencia desconocida comenzó a teñir de misterio la rutina de la librería

 Cada día, al otro lado de la calle, una señora extraña se detenía frente a la librería. Vestía ropajes anticuados, como sacados de un cuento de hadas, y su mirada parecía perdida en las pilas de libros tras el escaparate. Elysia notó cómo la mujer parecía estudiar la librería con una intensidad desconcertante, pero nunca cruzaba la puerta para entrar.

—Oye Elysia, ¿conoces a esa rara señora? —preguntó Ofelia un día, mirando hacia el otro lado de la calle.

 Elysia giró su cabeza hacia donde Ofelia señalaba, pero para su sorpresa, no había nadie allí. La calle estaba vacía, salvo por el flujo habitual de peatones y el ocasional coche que pasaba. La mujer que creía que señalaba su amiga, había desaparecido.




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