¿ Eres Mi Regalo De Navidad?

16. TE SALVARÉ

 

 El castillo en la lejanía parecía cobrar vida, sus torres parecía que se retorcían como serpientes venenosas. Pero Elysia no se dejaba intimidar, su determinación ardía en su interior como una llama que se negaba a apagarse. Con cada paso, se acercaba un poco más a Liriel, a la esperanza de romper el hechizo y reunirse con él.

 En medio de la agonía y el terror, Elysia encontraba fuerzas para seguir adelante. Su amor por Liriel era más fuerte que cualquier oscuridad. Con cada paso, se acercaba a su destino, dispuesta a enfrentar cualquier desafío y superar cualquier obstáculo. Porque en esa noche tenebrosa, la esperanza brillaba como una estrella en la oscuridad, recordándole que el amor verdadero siempre encuentra una manera de triunfar.

 Con paso firme y corazón latiendo con fuerza, Elysia se adentró en el pueblo, siguiendo su intuición. Cada callejón y cada rincón parecían cobrar vida a su paso, como si el universo conspirara para ayudarla en su misión. Faltaba el último tramo, el camino empedrado ahora cubierto por una gruesa capa de nieve vigilado por la bruja.

 Paso a paso, Elysia avanzó a través de la noche y la nieve hacia el encuentro con su destino. La noche estaba en su punto más oscuro, y la Navidad se deslizaba hacia su fin cuando Elysia, con el aliento entrecortado y el cuerpo entumecido por el frío, llegó a las puertas del castillo.

¡Pero las puertas estaban cerradas! Nissandra rió triunfalmente, haciendo que la tempestad arreciara sobre Elysia. La oscuridad envolvía al castillo, haciéndolo impenetrable. Cayó de rodillas exhausta, con las lágrimas que se congelaban en sus mejillas. El tiempo corría y las campanas de la iglesia comenzaron a sonar, anunciando el fin de la Navidad.

 Elysia lloró y gritó desesperada, sintiendo cómo la esperanza se desvanecía en el vórtice helado. Pero en ese preciso momento, cuando todo parecía perdido, el gran amuleto que llevaba con ella se iluminó con un resplandor cegador.

 La luz emanaba del amuleto, envolviendo a Elysia y llenando el aire con una energía mágica. Las imponentes puertas del castillo se iluminaron, revelando un camino hacia el interior. La oscuridad que Nissandra había tejido con su malicia y astucia comenzó a disiparse ante la poderosa luz de la esperanza y el amor verdadero.

 Nissandra, enfurecida, se alzó en la torre más alta del castillo. Con todo su poder, intentó impedir que la luz, el amor y el bien salieran victoriosos. Envolvió de nuevo el castillo en la total tiniebla, pero Elysia se mantenía iluminada, su bondad y su corazón puro eran un faro de luz en medio de la oscuridad que Nissandra había sembrado durante siglos.

—¡Noooo, no lo permitiré! —gritaba la bruja, utilizando todo su poder para extinguir la luz.

 Elysia, temerosa ante la imponente bruja retrocedió dos pasos aterrada y las puertas se cerraron, pero una mano en su espalda la detuvo, giró para ver quien era y abrió los ojos asombrada, observó cómo el anciano con que se había encontrado en el bosque el día que recogiera ese amuleto que parecía defenderla ahora, se transformaba en su verdadera forma: un poderoso elfo de luz. 

 A su alrededor, otros elfos emergieron de las sombras, liberados de su cautiverio por el poder del amuleto y el corazón puro de Elysia. Un coro de voces melodiosas resonó en el aire, llenando el castillo con una canción de esperanza y redención. Los elfos, se unieron a la batalla contra Nissandra. Sus flechas de luz atravesaban la oscuridad, debilitando cada vez más a la bruja malvada.

 Elysia se unió a la lucha, unió sus manos rezando que el bien le ganara al mal, pidiendo con fervor  que todo el amor se uniera en contra del mal. El cielo se abrió y una cascada de estrellas doradas descendió sobre Elysia, envolviéndola en un manto de luz resplandeciente. 

 Los destellos mágicos danzaron a su alrededor, formando un escudo protector que la hacía invulnerable a los ataques de Nissandra, que luchaba ferozmente contra todos invocando a seres terroríficos que amenazaban con devorar la luz de Elysia.

 Entonces, los espíritus de los seres queridos que Nissandra había manipulado y sometido se liberaron de su control. Surgieron de las sombras invocados por el príncipe elfo Liriel y  rodearon a Elysia. Unidos en un coro celestial, entonaron una melodía que resonó en todo el castillo.

 La energía de todos unida contra Nissandra. Juntos, elfos y humana, formaron un escudo de luz que protegía a todos del mal que intentaba resistirse. La energía mágica fluía a través de ellos, creando una sinfonía de poder y bondad. En un último acto desesperado, Nissandra convocó a más criaturas oscuras para que la defendieran. 

 Pero los elfos, escuchando la voz del príncipe Liriel que aunque no podía salir del castillo sí podía comunicarse con su pueblo, e imbuidos de la luz y el amor que emanaban de él y Elysia, se enfrentaron a Nissandra con valentía. Su magia pura y su determinación inquebrantable fueron más fuertes que cualquier sombra.

 Finalmente, el poder de Nissandra se desvaneció por completo. La bruja, derrotada y sin fuerzas, fue absorbida por la oscuridad que ella misma había creado. Un destello de luz brillante envolvió el castillo.  

 Elysia extendió su mano, viendo con alegría cómo ahora las puertas se abrían como por arte de magia, ante su toque tembloroso cediendo ante la fuerza de su amor y determinación. Elysia, con los ojos fijos en la entrada que se revelaba ante ella, avanzó a través del umbral, dejando atrás la furia de la batalla.




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