Eres mi salvación.

Capitulo XI: ¿Quién soy?

Declan.

Miro dormir a Génova, el procedimiento para convertirla en una de nosotros salió bien. Lo único que hay que hacer ahora es esperar. Una espera tortuosa que esta acabando con mi paciencia, y mis nervios no me dejan en paz. Quiero que habrá los ojos y me mire.

mi mano por los pómulos enrojecidos, tiene los ojos hinchados de tanto llorar. Su cuerpo raciona a mi caricia, se remueve buscando el calor de mi mano. En acto reflejo sonrió, sé que está dormida, pero solo con ese contacto mi corazón da pequeños brincos de felicidad, queriendo salir desesperado de mi pecho. Es hermosa, dejo un pequeño beso en su frente y salgo de la habitación. Me siento, en frente del escritorio donde puedo observándola a través de las cámaras de vigilancia.

La transformación es muy dolorosa. Ella sufrió mucho, escuchaba sus gritos del otro lado de la habitación, pero no pude entrar. Sé que es peligroso estar cuando una persona se transforma por primera vez, su instinto asesino y de supervivencia, hace que ataques todo lo que parece peligroso, estar en la misma habitación que ella, habría sido mi fin.

El doctor, Swarter Simmons, ideo un nuevo proyecto, logro mezclar mi sangre y la del chupa sangre que esta encerrado en otras habitaciones, con la de Génova, para poder convertirla en lo que soy yo. Usa mi sangre, para tener su lealtad, y poder manejarla como yo quiera, el instinto vampírico los obliga a tener un amo al cual servir. Lo hemos probado en más de 100 humanos, los cuales sobrevivieron solo el 10%. Ella estaba dentro de ese 10%, porque es fuerte y va a sobrevivir. Estoy seguro de eso.

No podía aguantar las ganas de tener a Génova bajo mi control.

Desde que vi su foto en esa pila de papeles, en el escritorio de recursos humanos. Esos bonitos ojos me obsesionaron. Ella tendría que ser mía y de nadie más. Me enojo mucho el simple trabajo que le dieron, ella es una reina no tenía que trabajar limpiando el piso de esos sucios lobos.

a todos mis contactos para poder sacarla de ese lugar y ponerla como mi secretaria. Hasta hable con el doctor a cargo de la investigación. La quería cerca mío. Lo único que quería es tenerla cerca. Me encargue de que su viaje sea placentero, y de que el chofer no se pasara de la raya. Mande al mejor de mi manada, mi mano derecha a que la buscara. No confió en nadie más que en él.

Tanto trabajo, tanto sacrificio, para que ayude a escapar al maldito del lobo hibrido pulgoso. No lo soporto. Por suerte mi hermana logro encontrarlos, y engañarlos. Dios, estar sin ella fue una tortura.

Vigilaba todos sus movimientos con las cámaras del laboratorio, sabia a cada momento en donde se encontraba. Seguía cada movimiento que realizaba. Jamás espere una traición como esa, y menos de ella.

Ese lobo pulgoso le lleno su cabeza de mentiras. No puedo creer que sea su mate. De solo pensar que ellos dos están juntos, siento mi rabia crecer dentro de mío. Ella es mía, y de nadie más. Haré todo lo posible para tenerla a mi lado. Ella jamás va abandonarme.

- ¿Niño? – salgo de mis pensamientos al escucharlo, el doctor Swarter me mira de arriba abajo buscando descifrar que me pasa. – Pensé que ibas a estar contento, tienes a tu novia encerrada en esa habitación, y el lobo está fuera de su alcance. – dice con un tono burlón con una estúpida sonrisa en su cara. – ¿Que paso?, no te gusta que es una de los tuyos ahora.

-No me provoques, no estoy de humor para tus tontos comentarios. – mis palabras salieron casi en un gruñido. Él me observa levantando las manos en modo de rendición.

-Tranquilo, es solo que pensé que estabas contento con la mocosa aquí. – se acerca dónde estoy, y se sienta a mi lado.

-No la llames así. – le advierto con una mirada de enojo. – Estoy muy contento, pero me tiene inquieto que ella recuerde todo. – el doctor a mi lado suelta una carcajada inclinándose hacia atrás.

-Escucha niño, mejor contéstame algo. – coloca una mano en mi hombro y me obliga a mirarlo. - ¿Alguna vez tu tío te fallo?

-Claro que no, tío. – agacho mi cabeza y miro el suelo como si fuera lo más interesante del lugar. – Es solo que me asusta que pueda recordar a ese lobo sarnoso.

-Escúchame bien lo que te voy a decir, ella jamás va a recordarlo. Tú vas a estar a su lado de ahora en adelante. Deja de lamentarte como un perrito, y ve con ella, no deberías estar aquí con tanto lobo suelto. – me guiña un ojo levantándose de su asiento.

-Tío, gracias. – digo, viendo cómo se aleja, él se gira y me observa por unos cuantos segundos.

-No es nada, haría cualquier cosa por ti. – termina, caminando hasta el ascensor que lo estaba esperando.

Espero que mi tío no me falle. Confió plenamente en él. Génova se convierta en la luna de mi manada, y no en la del perro apestoso.

Llevo mi vista hacia una de las pantallas de una computadora, veo como Génova se mueve, intento que la emoción no me gane. Quiero ir, abrazarla, y jamás soltarla. Respiro profundo varias veces. Necesito estar calmado antes de entrar, cualquier cosa que diga me puede delatar y es lo que no quiero en estos momentos.

Golpeo la puerta antes de entrar, sé que la puerta se abre solo desde afuera y que puedo entrar sin golpear, pero no quiero asustarla. Me asomo por la puerta, y dirijo mi mirada a la cama. Mi cara refleja sorpresa al ver la cama vacía, no está.




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