El silencio se instaló en la habitación, veo el cuerpo tenso de Declan desde mi lugar. Mi entrecejo se arruga al ver sus manos en puños… ¿A caso pregunte algo malo?, esa duda se cuela por mis huesos, y me apretar el corazón. Siento que él me está mintiendo, pero no recuerdo nada. Mi cabeza es una laguna. Yo… estoy confundida.
- ¿Samuel? – pregunta girándose en mi dirección, su cara demuestra enojo. Me está asustando la forma en que me mira.
-Lo siento, no pensé que te iba a molestar la pregunta. – digo casi en un murmuro. – Yo no quiero que te enojes. – doy pasos hacia atrás.
-O mi niña, no, no me tengas miedo. – se acerca rápido hasta mi lado, su mano acaricia mi mejilla. Yo solo me quedo en mi lugar no logro moverme. – Es solo que es un muy mal hombre, ese hombre quiso separarte de mí a la fuerza, tú no te acuerdas, pero es malo, no lo vuelvas a mencionar… por favor.
-Está bien. – tomo su mano con la mía. – Perdóname, no puedo recordar nada, y me asusta pensar… - el corta mis palabras colocando su dedo en la comisura de mi boca. En su rostro se forma una bonita sonrisa que en cierto modo me reconforta.
-Tranquila, ya vas a recordar todo. – se acerca más intentando besar mis labios, pero corro mi cara a un costado.
-Yo todavía no estoy lista, no sé, si pueda. – suelto su mano y me dirijo a la cama, llevando mis manos a mi cara.
-Perdóname, me deje llevar. – siento como roza sus manos con mi rodilla, y lo miro un poco asustada. Lo encuentro de rodillas frente a mí. Creo que estoy paranoica. – No sabes lo feliz que estoy de tenerte a mi lado. – me sonríe y se levanta dirigiéndose a la puerta. – descansa, diré que vengan más tarde a revisarte. Después de que comas nos volvemos a casa. – asiento viendo como su cuerpo es remplazado por la puerta.
Suelto un suspiro, estoy cansada, no logro recordar nada, y mi frustración gana más de lo que me gustaría. Mi cuerpo se siente raro más ligero, a pesar de que no recuerdo nada. Me siento diferente, extraña, como si algo estuviese creciendo y tomando forma dentro de mí. Pero prefiero no pensar en eso.
Soltando otro suspiro me acuesto en la cama. “Volver a casa”, esas palabras dan vueltas en mi cabeza, hasta que logro conciliar el sueño. Pero solo me llegan recuerdos, recuerdos borrosos, alguien me sujeta fuerte de las manos. No logro ver su rostro, solo siento miles de sensaciones cálidas.
-Señorita… Señorita… - escucho una voz a lo lejos, pero no quiero despertar sin saber quién es. Me siento tan bien cuando me tiene entre sus brazos, me siento protegida. – Oh, al fin despierta. – veo a una mujer tomar mi mano, y yo me suelto rápido sentándome lo más alejado. – Tranquila, soy la enfermera que va a cuidar de usted, mi nombre es Julia, yo voy a cuidar de usted en todo el viaje y también cuando vuelvan a su casa.
Escucho atenta lo que me dice, y su sonrisa no desaparece, queda intacta en su rostro, pero hay algo en ella. No sé, si es un recuerdo o un presentimiento. Maldigo en mi mente por no poder recordar. ¿Qué es lo que paso conmigo?
-Claro, ¿sabes dónde está Declan? – pregunto al tiempo que ella termina de revisar mis signos vitales.
-El señor tuvo que ir a hacer unos trámites y diligencias. Me dijo que, al momento de volver, se irían otra vez a su país. – me mira a los ojos y hace una mueca. – O lo sé, ¿no le gusta volar?, a mí me dan miedo las alturas, así que prefiero ir en el medio, aunque creo que van a ir en el jet privado de la familia.
-Bien… - ya no quiero escucharla, está niña habla hasta por los codos. Y tengo una sensación fea en mi interior. Algo me dice que esto está mal.
-Lo siento, hablo mucho, y más cuando estoy nerviosa, el medico que está a cargo mío dice que soy muy habladora y que hablo demasiado. – me dedica una última mirada y se levanta de la cama, donde se había sentado sin pedir permiso antes, se toma mucha confianza.
-No te disculpes todo está bien. – me entrega una bolsa, con ropa, es un hermoso vestido. – Gracias.
Desde que tuvimos esa conversación, Declan no ha vuelto. Han pasado unas semanas donde no aparece. Me preocupa que este pasado algo grave, nadie contesta cuando pregunto por él y eso me frustra. Se supone que es mi futuro marido. Porque desaparece. Estoy muy enojada con él, por lo que está haciendo. Al menos llama para avisarme que está bien, hablamos de muchas cosas, de nuestro pasado y nuestro futuro juntos. Aun no puedo recordar nada de mi pasado. Solo lo tengo a él.
-Génova, tengo muy buenas noticias, llamo Declan está viniendo en camino, me dijo que te cambies y que prepares todo, al fin se van a ir. – suelta una risita chillona.
-Claro, muchas gracias. – digo con una carcajada. A pesar de ser la enfermera que tenía que cuidar de mí, al pasar los días nos hemos vuelto buenas amigas. – Tú vas a ir con nosotros ¿verdad?
-Claro, tú sin mí no eres nadie, ¿Quién va a cuidarte si me voy? – soltamos una carcajada juntas. -Espero a que te cambies y después nos vamos. – asentí con la cabeza y me dirijo al baño. Me cambie y al momento de salir un fuerte dolor de cabeza hace que me tome de la barandilla del lavamanos. ¿Qué pasa con mi cabeza? Me duele mucho, llevo mis manos tratando de masajear el lugar afectado, pero es imposible disminuir el dolor.
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experimento, mates amor y dolor, híbridos entre vampiros y hombres lobo
Editado: 12.11.2019