Mis lágrimas caen, los recuerdos que posiblemente borraron de Hache y todo lo que vivimos juntos, volvieron. Ahora puedo entender en la realidad que me encuentro. Declan era mi amigo, se suponía que él lo era. ¿Por qué hace esto?, ¿Qué es lo que él gana teniéndonos encerrados?
- ¿Génova? – me llama Declan, sacándome de mis pensamientos. Con las pocas fuerzas que tengo me arrodillo en mi lugar. – No tenemos toda la noche, amor mío. – sigue hablando sin importarle en la forma que me encuentro. – Vamos Génova, contesta. – me sonríe cínicamente. - ¿Qué es lo que estarías dispuesta hacer para salvar a Samuel?
-Yo… - mis palabras se atoran en mi garganta. Él suelta una risa fingida llena de sarcasmo. Mi rostro se endurece, cuando él le da un golpe en la cara con su arma, a mi lobito, su sangre sale, manchando el piso sucio en donde nos encontramos. - ¡Ya basta! – grito alterada, cuando él intenta golpearlo una vez más. – Para, por favor… - pido en un susurro.
- ¿Te iras conmigo? – pregunta Declan caminando hasta mí. Guarda su arma en la parte de atrás de su pantalón. - ¿Olvidaras todo esto para irte conmigo? – sigue al no escuchar respuesta alguna. – ¿Dejarías todo atrás para irte conmigo, abandonando a todos?
-Si digo que sí, ¿Qué pasara con Hache? – pregunto procesando todas sus preguntas, y condiciones.
-No pienso perderte otra vez Génova. – murmura Hache con dificultad. – No le creas nada. – termina. Declan se acerca a él enojado soltando un gruñido. Le pega una patada en el estómago haciendo que él se retuerza del dolor en el suelo.
-No le pegues más, te lo suplico… - me arrastro hasta poder tomarlo de su pantalón y jalarlo para que se aleje. Sus manos me tomaron de los costados y me levanto como si no pesara nada.
- ¿Qué harás Génova? – me toma de mi mentón para que pueda verlo a la cara. – ¡Contesta! – grita, zarandeándome con fuerza, haciendo que mi cabeza empiece a dar vueltas.
-Ya déjala... – exige Hache en un susurro casi inaudible. – Ella jamás será tuya… – suelta una risa, los ojos de Declan se vuelven más oscuros, la rabia que veo a través de ellos hace que mi cuerpo tiemble. Él me suelta haciendo que mi cuerpo caiga como peso muerto, ya que mis fuerzas se fueron, golpeándome y soltando un chillido de dolor al tocar el suelo.
Declan avanza a pasos firmes por la habitación hasta llegar a Hache, lo toma del cuello como si no pesara. Los ojos de Hache se encuentran con los míos, en ellos se nota que está dispuesto a todo por salvarme. Niego con la cabeza al ver que la mano de Declan hace más presión, dejando casi sin aire a mi amado lobito. Más lagrimas caen de mis ojos.
-Te amo Hache… - murmuro, haciendo que Declan lo suelte, dejándolo caer de la misma forma que a mí. Su cuerpo rebota en el suelo, mientras la sangre sigue esparciéndose. – No me dejes… - murmuro antes de cerrar los ojos.
cansada, mi cuerpo me exige descanso. Escucho las cadenas que tienen apresado a Hache ser removidas, y como su cuerpo es arrastrado. Abro los ojos con dificultan, lo primero que veo es el hermoso rostro de mi amado lobito. Su mano con algo de dificultan llega hasta mi mejilla y la acuna. Dios que bien se siente tenerlo cerca mío.
-No te rindas. – me pide suplicando. – No me dejes. – por primera vez desde que nos conocemos los ojos de Hache se humedecen dejando caer un sinfín de lágrimas saladas. Mis labios forman una sonrisa. Llevo mi mano con dificultad a la suya, apretándola contra mí. – Te amo, mi luna. – es lo último que escucho, antes de caer en la inconciencia.
Hache.
Mi luna se dejó llevar con su instinto, quedando dormida con su mano sobre la mía. Es tan hermosa. Escucho como su corazón late cada vez más lento. Mi preocupación aumenta en sobremanera.
Tengo que sacar a mi hermosa luna de aquí.
Tengo que sacar a mi hermosa luna de aquí.
Tengo que sacar a mi hermosa luna de aquí.
Lo único que se repite en mi mente una y otra vez, no puedo dejarla morir ella es mi vida. La risa de Declan, el maldito que nos tiene encerrados, resuena en toda la habitación.
-A pesar de ser como tú, no aguanta un solo golpe. – dice en un tono burlón acercándose a ella. Un gruñido suena desde el fondo de mi pecho, haciendo que él detenga sus pasos. – Agradece que deje que te despidieras de ella, maldito lobo sarnoso. – camina rodeándome, se agacha hasta quedar a mi altura. - Si no fuera porque te arrastre hasta Génova no te hubieras despedido, así que agradécemelo.
-Gracias. – murmuro, su rostro me demuestra lo confundido que se encuentra el escuchar mis palabras. Lentamente gire mi cuerpo hasta quedar a su vista. Levante mis manos con dificultan mostrándole, mis muñecas libres de sus cadenas. – Olvidaste encadenarme Declan. – digo con una sonrisa en mis labios. Sus ojos se abren demasiado. – Vas a pagar por lo que has hecho a mi luna. – Me dejo llevar por la inconsciencia.
Mis ojos se vuelven a abrir, pero mi mente está en un lugar oscuro lejos de la realidad, deje salir a mi lado más oscuro. Mis colmillos se alargan, haciendo que suelte un grito de dolor al sentir como van haciéndose paso por mis encías. Mis manos arden al sentir mis uñas alargarse, mi respiración se acelera y mi corazón deja de latir.
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experimento, mates amor y dolor, híbridos entre vampiros y hombres lobo
Editado: 12.11.2019