Eres mi salvación

15. Compromiso

Ajusté la corbata de Owen una vez más mientras lo miraba embelesada.

—¿Estás listo? —pregunté.

Ajusté la corbata de Owen una vez más mientras lo miraba embelesada.

—¿Estás listo? —pregunté.

—Nací listo para lo que sea, muñequita —contestó besando mi mano.

Nos paramos frente a la puerta del salón principal y esperamos la señal para hacer nuestra entrada triunfal.

Todo había salido como lo planeé desde el principio y aquello me hizo sentirme emocionada.

Un día antes de que la exclusiva que le di a Timothy Green saliera a la luz, estaba de pie frente al prestigioso laboratorio donde accedí a dar la prueba de ADN que todo mundo deseaba. Owen tomaba mi mano con fuerza, mientras Damián nos miraba al otro lado de la sala de espera con fingido pesar y las cámaras nos grababan sin piedad alguna, buscando el momento perfecto para subir el contenido que estaban tomando de mí y mi futuro esposo, donde nos venderían como los malos del cuento.

Sí, sigue disfrutando de la atención y compasión del público por el momento. Que ya quiero ver tu cara cuando sepas todo lo que te tengo preparado.

Sonreí mientras admiraba la escena. Los medios enloquecieron cuando anuncié la fecha de mi compromiso. Encabecé todas las portadas de revista, y no porque la gente estuviera feliz por el próximo casamiento de la única heredera del emporio Noix, sino que de despreciable y rastrera no me bajaban. Mientras más se hundía mi reputación, más ánimos le brindaban estas personas a Damián para que saliera adelante.

Quise echarme a reír, pensando en cómo todos me ignoraban cuando aquel bastardo trajo consigo a su amante a mi casa y no pude evitar confirmar lo cruel que el mundo puede ser. Realmente injusto.

Continuamos esperando durante un buen rato, hasta que después de mucho esperar, nos entregaron una copia de los resultados a cada uno. Luego de que arrinconara a la maldita criada que se atrevió a ir en mi contra, logré amenazarla con ayuda de Dorothea para que cooperara conmigo sino deseaba ver a toda su familia tras las rejas. Así que obligada por el bien de salvar a su familia, fue a ver a Damián bajo mis órdenes y le llenó de mentiras la cabeza, diciendo que me encontraba tremendamente preocupada por la situación. Por lo que cuando mi abogado se comunicó con él y le contó que deseaba que nos realizáramos la prueba de manera privada y sin que nadie se enterara, se negó de inmediato. Terminó reuniendo toda una rueda de prensa y aun podía escuchar los gritos de mi padre, advirtiéndome que estaba manchando a los Noix con todo ese escándalo. Sin embargo, simplemente le besé la mejilla y le dije que ese día acabaría con todo.

Él me miró con suficiencia, mientras despedazaba su sobre y dejé que el confirmara primero todo, pues anhelaba mirar su rostro descomponerse cuando se enterara de la verdad.

Y así fue.

Aquel momento no pudo ser más perfecto. Su enorme sonrisa, pronto se convirtió en una gran mueca de asombro, y luego, de disgusto. Miré sus ojos brillar con ira, y cuando quiso acercarse a reclamarme, los reporteros que estaban listos para atacar a sus presas, saltaron a escena.

—¡Señor Damián! ¿cuál es el veredicto final? ¿podría decirnos por qué se ve tan desconcertado?

El flash de las cámaras comenzaron a cegarle y él terminó repartiendo manotazos en el aire. Tremendamente sorprendidos por su conducta yo suspiré de alivio.

—Esto está arreglado —confirmó—. Amelia compró a estas personas para que cambiaran los resultados.

Miré su ceño fruncido y el silencio de las personas que nos acompañaban. Todos habían creído que su versión de la historia acerca de la paternidad de mi hijo era cierta. Se guiaron por las habladurías de una tonta criada y al final terminarían cavando su tumba. Yo me aseguraría de eso.

—¡Señorita Amelia Noix! ¿usted tiene algo que decir al respecto? ¿sabía que desde el principio esta daría negativo?

Podía sentir la mirada penetrante de Damián en mi nuca, aquella que solía hacerme estremecer cuando aún era joven y creía que nos estábamos casando por amor. Me tragué una vez más todas esas amargas experiencias que me hizo experimentar y asentí con cautela, fingiendo modestia.

—Así es. Estaba segura que la verdad tarde o temprano saldría a la luz. Ahora que todo ha quedado aclarado y la gente comprende que yo jamás he tenido nada que ver con este hombre, tomaré cartas en el asunto, hablando legalmente y procederé contra todo aquel que se encargó de difamarme a mí, a mi apellido y futuro esposo.

Owen, quien estaba recargado en la pared luciendo arrebatadoramente sensual, se llevaba una mano a la boca luciendo desinteresado. Él siempre daría aquella imagen de que la vida no le importaba y eso me gustaba, pues no era el típico macho que buscaba ser el centro de atención o tener la voz de la razón sobre una mujer, él no era Damián y eso siempre sería una bendición.

Noté como las caras de los reporteros que me rodeaban comenzaban a ponerse pálidas, sabiendo exactamente contra quienes arremetería sin piedad alguna. Sin embargo, uno de los más osados, se atrevió a hacer otra pregunta antes de que mi futuro esposo y yo nos marcháramos.

—¡Una última pregunta! ¿dará alguna exclusiva sobre las mentiras de Damián Montiel?




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