¿Amigos?

El viaje hasta Jongno-gu fue silencioso, por mi mente solo pasaban las palabras de Se Ryeon, y para mi mala suerte, las imágenes de él con alguien más. Ho Seok no decía nada, parecía también nervioso. Al verlo de reojo solo iba viendo como los autos pasaban.

Al llegar ambos bajamos del taxi después de un pequeño debate de quien debía pagar, ambos pagamos la mitad.

—¿Qué harás? —dijo siguiendo mis pasos —¿vives por aquí?

—Sí, unas calles más adelante, ¿vienes? —gire a verlo, caminaba despacio.

—Sí, vamos. —caminamos unos metros en silencio hasta que hablo de nuevo. —¿quién era él? Con el que hablabas por teléfono hace rato. Solo si se puede saber —dijo con una sonrisa inocente.

—Mi ex prometido —dije sin interés, al ver su reacción me dio ternura —Tengo 23 años, no aparento la edad que tengo.

—Si te ves más joven, si no me lo hubieras dicho creería que tienes 18. —seguimos caminando un poco más hasta llegar al departamento, todo ahí estaba en silencio, no se veían personas.

Entramos, no era un departamento grande, fuimos hacia el elevador, yo vivo en el piso 7, así que esperamos un poco hasta llegar. Al llegar, se quedó observando con detenimiento de manera discreta. No es un espacio grande, la decoración era minimalista, ya que no me gustan las cosas innecesarias, no le veo sentido a tener muchas cosas u adornos.

—Toma— le di un par de zapatillas —¿Quieres algo de beber?

—Gracias. Sí, un vaso de agua está bien —se colocó las zapatillas dejando sus tennis al lado. —¿Vives sola? —dijo detrás de mi camino a la pequeña sala.

—Sí, prefiero estar sola —dije dándole el vaso con agua para luego sentarme en el sofá frente al ventanal, él se sentó en sofá de al lado.

—¿La soledad no te afecta? O ¿Por qué intentaste lanzarte del puente?

—Es una historia complicada y un poco larga —dije tratando de evadir sus preguntas —¿No estas ocupado?

—Puedo tomar tiempo libre, así que tengo tiempo para escuchar tu historia, si no quieres hablar solo dime.

—¿Ser Idol no es más complicado? —dije tratando de evadir el tema anterior.

—¿Sabes quién soy? —asentí un par de veces —Pero ¿cómo?

—Bueno, no es difícil reconocer a uno de los integrantes de una banda famosa.

—Bueno, en eso tienes razón ¿eres A.R.M.Y?

—Claro que sí, solo que no podía ponerme eufórica en ese momento, creo que ya no soy como antes.

—¿Vas a contarme? No hay nada que temer, ahora somos amigos.

—Al final del día, hay algo bueno, pase de ser una fan a ser tu amiga. En fin. —me quede en silencio asimilando si decir o no las palabras que rondan por mi mente.

—No hay prisa —dijo llamando mi atención, su teléfono sonó un par de veces —¿Qué pasa? —se levantó y se alejó un poco para tener un poco de privacidad. —No, llego en un rato más, no te preocupes. Sí, estoy bien. —al terminar la llamada regreso a ocupar el mismo lugar.

—¿Tienes problemas?

—No, solo es Jin, se preocupó por lo que le contaron Tae y Jimin. Me dijo que no debí separarme de ellos y así, pero ya le dije que todo está bien.

—Qué pena —dije tapándome la cara con mis manos.

—No te preocupes por eso. —dijo sentándose a mi lado. —lo bueno es que sigues aquí.

—Así es, aún sigo aquí, gracias a ti—dije con una sonrisa

—Me alegra haber llegado a tiempo, a partir de ahora ya no estarás más sola, yo seré tu amigo, puedes confiar en mi —mis ojos comenzaron a cristalizarse, no había muchas personas así a mi alrededor, siempre me había alejado por mis temores y ahora llega alguien a remover todo en este mundo lleno de caos por acomodar.

—Muchas gracias, diría algo más, pero no soy buena con las palabras —dije tratando de evitar que las lágrimas salieran.

—No te preocupes, no es necesario decir más, con que a partir de ahora trates de estar mejor contigo misma es más que suficiente.

Y así paso el tiempo, se sentía como un sueño del cual no quería despertar, quería que el tiempo fuera más lento.

—Tengo que irme —dijo mientras veía su teléfono —Jin sigue preguntando a qué hora voy a llegar.

—Ve, no lo hagas preocupar más —dije con una pequeña sonrisa.

—Bien —se levantó y nos dirigimos a la entrada —espera —dijo girando a verme.

—¿Qué pasa?

—Antes de irme, pásame tu número, así seguiremos en contacto.

Después de intercambiar números de teléfono, se fue, no sin antes hacerme prometer que no intentaría nada contra mí. A pesar de su insistencia por que le contara mis razones para dejar de vivir, no podía, no podía confiar tan rápido, no podía contar todo lo que rondaba por mi cabeza. Sé que de verdad se preocupa, pero soy demasiado cerrada como para decirle lo que me pasa así de rápido.

Regrese al sofá y me quede en silencio tratando de asimilar lo sucedido, ya no sentía la misma opresión en el pecho ni ese nudo en la garganta. Encendí el televisor para detraerme un poco, pasaba de canal en canal sin ver algo que llamara mi atención hasta que me quedé dormida sin darme cuenta.