Eres Mi Sol -J-Hope

Un Paso Hacia Adelante

El sonido del obturador de mi cámara resonaba en el estudio mientras capturaba la expresión exacta que buscaba. A mi regreso, tuve la suerte de poder participar con un grupo de chicas que estaba pronto a debutar. Las chicas sonreían con naturalidad, y su postura encajó perfectamente con la iluminación. Me aseguré de ajustar los últimos detalles antes de dar por terminada la sesión.

—¡Eso es todo! Gracias por su esfuerzo —dije con una sonrisa mientras revisaba las imágenes en la pantalla de la cámara.

Las chicas me devolvieron la sonrisa, agradecidas, antes de retirarse con su equipo. El estudio se fue quedando en silencio mientras los asistentes recogían el set. Me permití un respiro profundo, dejando que la rutina me envolviera y me distrajera de los pensamientos que aún revoloteaban en mi mente.

Se Ryeon se había ido. Había cerrado esa puerta, pero eso no significaba que todo el peso de los recuerdos se desvaneciera de inmediato. Había días en los que me sentía bien, ligera, en paz… y otros en los que la ausencia dolía, no por amor, sino por el tiempo perdido.

—Rory, vamos a almorzar —la voz de Haneul me sacó de mis pensamientos.

Asentí, recogiendo mis cosas y siguiendo su paso. Salimos del estudio hacia una cafetería cercana. La brisa de mayo acariciaba mi rostro, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que podía respirar sin el peso del pasado aplastándome.

Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. Pedimos café y algo ligero, y en cuanto la mesera se alejó, Haneul me miró con ese brillo curioso en los ojos.

—¿Has hablado con Ho Seok?

Tomé mi café, dándome un momento antes de responder.

—Sí, por la mañana antes de llegar al estudio hablamos por teléfono —admití—. No ha cambiado mucho, sigue siendo el mismo de siempre.

—Pero a ti sí te noto diferente cuando hablas de él.

Fruncí el ceño, mirándola con desconfianza.

—¿Diferente cómo?

—No lo sé… menos tensa, más cómoda —se encogió de hombros—. No te ves como alguien que simplemente está conversando con alguien de su día a día, y sí que te ves mejor que esa mañana que nos vimos antes de que te fueras.

Suspiré y jugueteé con la cuchara del café.

—Es que de verdad me gusta mucho —admití sonriendo y dejando escapar un suspiro —podemos hablar por horas de tantas cosas, no hay silencios incómodos, siento como si lo conociera de hace años y no solo a través de canciones o una pantalla.

Haneul me miró fijamente por unos segundos antes de sonreír con satisfacción.

—Lo sabía —dijo con una sonrisa cómplice, como si acabara de confirmar algo que ya sospechaba.

Rodé los ojos, pero no pude evitar reír.

—No hay nada que saber —repliqué, aunque mi voz no sonó tan firme como me habría gustado.

—Oh, por favor —apoyó los codos sobre la mesa y me miró con interés—. Lo describes como si fuera alguien con quien ya tienes una conexión especial. Y seamos honestas, lo es.

Suspiré, removiendo la cuchara en mi café, evitando su mirada por un instante.

—Es especial, aunque apenas llevamos unas semanas siendo novios—admití—. Pero no quiero precipitarme.

—No creo que eso sea un problema. Si te hace sentir bien, si puedes hablar con él sin miedo… ¿Por qué dudar?

Me mordí el labio.

—Porque no quiero depender de nadie otra vez.

Haneul asintió lentamente.

—Te entiendo, Rory. Pero hay una diferencia entre depender de alguien y dejar que alguien sea parte de tu vida. No todo el mundo se va a ir o te va a lastimar.

—Lo sé —susurré—. Pero necesito tiempo, no para decidirme o dudar, sino para sanar todo lo que pasó, además lo de hoy son Se Ryeon...

Haneul sonrió con suavidad, como si entendiera todo sin que yo tuviera que explicarlo.

—Tómate el tiempo que necesites, pero no te cierres. A veces, las mejores cosas llegan cuando menos lo esperamos, y Se Ryeon es un idiota.

Asentí y le di un sorbo a mi café.

Mi teléfono vibró sobre la mesa.

Era un mensaje de Hobi: "¿Y bien? ¿Aceptas venir o tengo que ir a secuestrarte?"

Sonreí sin darme cuenta.

—¿Es él? —preguntó Haneul con una ceja levantada. —Ya estás en otra parte del mundo, ¿verdad? —bromeó Haneul al verme sonreír con el teléfono en la mano.

Rodé los ojos, pero no la desmentí.

—Solo hablamos.

—Ajá —dijo con una expresión divertida—. ¿Y qué tanto te dice?

—Que está cansado pero feliz, que la gira va bien…

—¿Y qué te extraña?

La miré con el ceño fruncido, pero ella solo levantó las manos con inocencia.

—No lo dijo con esas palabras, quiere que nos veamos antes de que termine la gira, tienen algunas fechas en Bangkok, Japón y por último Seúl. —murmuré, aunque sabía que, en cierto modo, sí lo había dicho.



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Editado: 14.03.2025

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