Los días pasaron con rapidez, entre sesiones de fotos y reuniones en el estudio, pero en medio de la rutina, un pensamiento se repetía constantemente en mi mente: Ho Seok.
Cada vez que mi teléfono vibraba, mi corazón latía un poco más fuerte, esperando que fuera él. Y casi siempre lo era.
Hobi: "Buenos días, Rory. ¿Cómo amaneciste?"
Yo: "Bien, pero agotada. ¿Tú? ¿Cómo va la gira?"
Hobi: "Igual, pero se siente diferente cuando te leo. Me distrae en el buen sentido."
Ese tipo de mensajes eran constantes. Pequeñas conversaciones que iluminaban mi día, aunque la distancia nos separara. Era algo nuevo, algo que no me atrevía a definir, pero que me hacía sentir bien.
Sin embargo, en lo más profundo, también sentía miedo. Por lo que me había dicho Se Ryeon, y que hasta ahora no le había contado a él sobre lo sucedido ese día en el estudio.
Yo: "Bueno, me gusta ser una buena distracción. Por cierto, me gustaría contarte algo, pero preferible por llamada, o videollamada"
Mi corazón latía con fuerza mientras observaba la pantalla de mi teléfono, esperando su respuesta. No tardó en llegar.
Hobi: "¿Pasa algo malo?"
Respiré hondo antes de contestar.
Yo: "No, pero es algo que prefiero hablarlo contigo directamente."
Casi de inmediato, la pantalla de mi teléfono comenzó a iluminarse con una videollamada entrante. Él no había dudado ni un segundo. Tomé aire y acepté la llamada.
—Hola, Rory —dijo Hobi, su voz cargada de calidez y, al mismo tiempo, de preocupación.
Su rostro apareció en la pantalla, ligeramente cansado, pero con una sonrisa que de inmediato hizo que mi pecho se sintiera más liviano.
—Hola, Solecito—respondí con una sonrisa automática, pero aún sintiendo un nudo en la garganta.
—Dime qué pasa —insistió, inclinándose ligeramente hacia la cámara, como si pudiera acortar la distancia entre nosotros.
Jugueteé con la manga de mi suéter, intentando encontrar las palabras adecuadas.
—Hace unos días… Se Ryeon vino a verme.
La sonrisa en el rostro de Hobi desapareció al instante, reemplazada por una expresión seria.
—¿Qué quería?
—Hablar. Darme explicaciones que no le pedí.
Hobi se quedó en silencio por un momento.
—¿Y lo escuchaste?
Asentí lentamente.
—Sí. No porque quisiera saber lo que tenía que decir, sino porque aunque le dije que se fuera él se plantó ahí.
La mandíbula de Hobi se tensó levemente, pero me miraba con atención, esperando que siguiera hablando.
—Me dijo que no terminó conmigo porque dejó de quererme —confesé en voz baja—. Lo hizo porque su familia lo presionó. Porque no era "adecuada" para él en ese momento.
Hobi entrecerró los ojos, y su postura cambió levemente.
—¿Y qué se supone que significa eso?
—Que pensaban que no era suficiente. Que tenía que ser "más" para encajar en su mundo. Y no hablando en cuestiones de estatus o cosas de ese estilo, sino emocionalmente.
El silencio que siguió fue denso, pero no incómodo. Hobi estaba procesando cada una de mis palabras.
—¿Y cómo te sientes con eso? —preguntó finalmente, con su tono más suave.
—Aliviada —admití con honestidad—. Porque me di cuenta de que nunca fue mi culpa. Que nunca debí cargar con el peso de sentirme insuficiente por alguien que no tuvo el valor de elegirme.
Hobi exhaló lentamente, como si se sintiera aliviado por mi respuesta.
—Bien —dijo, su voz firme—. Porque no quiero que vuelvas a dudar de tu valor. Nunca más.
—Gracias. —Sonreí con ternura —creo que hubiera sido más difícil si no me hubieran ayudado tanto todo este tiempo.
—No tienes que agradecerme por decirte la verdad —respondió con una sonrisa pequeña, aunque sus ojos aún reflejaban cierta molestia contenida—. Pero, Rory… ¿Crees que él realmente te dejó ir?
Su pregunta me tomó por sorpresa.
—¿Qué quieres decir? —Hobi se pasó una mano por el cabello y suspiró.
—Siento que Se Ryeon sigue buscándote porque, en el fondo, nunca aceptó perderte.
Fruncí el ceño, reflexionando sobre sus palabras.
—Tal vez… pero eso ya no importa. Porque yo sí lo dejé ir, y no pienso volver a eso.
Hobi sonrió, y esta vez, fue una sonrisa auténtica, tranquila.
—Eso es lo que quería escuchar.
Mi pecho se llenó de calidez.
—Y quería decírtelo porque… porque no quiero que haya cosas ocultas entre nosotros. Quería decírtelo desde ese momento, pero mi mente se concentró en regresar aquí, volver a mi estudio, y la emoción de ver como todo entre nosotros es mejor cada vez que eso se quedó muy atrás.