Eres Mi Sol -J-Hope

Mi acuarela

Cuando la modelo ingreso al set, mi concentración se dirigió al momento, aunque de vez en cuando, no podía evitar en que estaría haciendo Ho Seok en ese momento, y en la propuesta de vernos durante su tiempo libre cunado se acercase el final de la gira.

Con cada toma, con cada flash, me esforzaba por concentrarme, pero mi mente seguía rondando en ese mensaje de Hobi y en la sensación de que todo ahora se sentía de una manera diferente.

Mientras la sesión avanzaba, noté que, entre una toma y otra, mi mirada se perdía en la ventana. Imaginar su rostro, su voz, me daba un impulso renovado, aunque existiera esta distancia entre nosotros. Cada vez que el ambiente se volvía tenso, recordaba esas sencillas palabras que me decían que lo mío con Hobi era real, aunque la vida nos pusiera a prueba.

Finalmente, la sesión llegó a su fin y el equipo comenzó a empacar. Mientras recogían el equipo, Haneul se me acercó y me susurró: —Rory, hiciste un trabajo increíble hoy. La modelo estuvo fenomenal, y se notaba la energía positiva que traías.

Asentí, esbozando una sonrisa que aún llevaba consigo el eco de las palabras de Hobi.
—Gracias, Haneul. Necesitaba concentrarme. Y, a veces, eso es lo único que puedo hacer cuando el corazón me recuerda que hay alguien a quien extrañar.

Mientras salía del estudio, con el atardecer pintando el cielo de tonos naranjas y rosados, sentí que, aunque mi mundo estaba lleno de desafíos, el amor tenía la capacidad de iluminar incluso los días más difíciles. Y en ese crepúsculo, entre el éxito de la jornada y la promesa de un mensaje de Hobi, supe que, pese a la distancia y a las incertidumbres, mi corazón había encontrado un motivo para seguir adelante.

Una parte de mí sentía que quería vivir como no lo hacía hace tanto tiempo. Mientras caminaba por las calles iluminadas por las luces del atardecer, cada paso me recordaba que, a pesar de las dificultades y de las sombras del pasado, estaba lista para abrirme a nuevas posibilidades.

Esa noche, llegué a mi departamento y me senté en el alféizar de la ventana, mirando el horizonte. La brisa fresca me acarició la cara, y en ese instante, decidí que no iba a dejar que el miedo o la distancia definieran mi existencia.

Recordé las palabras de Hobi la primera vez que nos vimos y todo lo que había cambiado hasta hoy. Esa simple promesa resonaba en mi corazón y me impulsaba a dejar atrás las dudas. Cerré los ojos por un momento, dejando que esa certeza se filtrara en cada fibra de mi ser.

Al abrirlos, sentí un impulso de libertad. ¿Y si hoy, en lugar de esperar a que el mañana me traiga respuestas, me atrevo a vivir plenamente el presente? Con esa idea en mente, me levanté y fui a mi pequeña cocina. Preparé una taza de té y, mientras esperaba a que se calentara el agua, me dediqué a recordar quién era antes de que las expectativas y los miedos me atraparan.

No era la misma Rory que había dejado de soñar. Había aprendido, con cada paso a seguir adelante, con cada caída a levantarme, a seguir mis sueños poco a poco, a querer y abrirme a las personas que me acompañaban, y ahora, sabía que la vida siempre me ofrece nuevas oportunidades para reinventarme. Aunque a veces sigue siendo difícil.

En esta nueva relación que llevaba con Ho Seok, sabía que no sería fácil, que las barreras seguirían, que el mundo de la fama y la distancia nos desafiarían, pero en ese momento, decidí que no dejaría que nada me impidiera ser feliz.

Con la determinación de vivir plenamente cada instante, apagué las luces y me preparé para dormir, dejando que la esperanza se instalara en mi corazón. Mañana sería un nuevo día, un día.

*

—Buenos días, Haneul —dije con una sonrisa, mientras me cruzaba con ella en la entrada del estudio.

Ella me devolvió el saludo con la misma calidez que siempre, y juntos nos dirigimos hacia la sala de preparación. La luz matutina se colaba por las ventanas, pintando el ambiente con tonos dorados y suaves.

—¿Lista para un nuevo día? —preguntó, mirándome con esa sonrisa que me alentaba a hablar con ella cada día.

Asentí, sintiendo que, tras la noche en la que dejé que la esperanza se instalara en mi corazón, ahora tenía la determinación de vivir plenamente cada instante.

Mientras acomodábamos el equipo, revisé mentalmente la agenda del día: sesiones, ajustes finales y, sobre todo, el compromiso de enfrentar cada reto con la misma fuerza que había estado construyendo.

—Hoy tenemos la sesión del grupo que debutará, ¿verdad? —comentó Haneul mientras se acercaba a mi estación de trabajo.

—Sí —respondí, repasando en mi mente cada detalle de las propuestas—. Todo está listo para cuando lleguen los chicos, deje todo listo, los sets quedaron espectaculares, la temática que tienen es impresionante.

A lo lejos, oí el murmullo del equipo preparándose. Esa sinfonía de voces, risas y el suave zumbido de las máquinas me recordó que, aunque mis pensamientos a veces se volvían hacia lo personal, aquí en el estudio encontré mi lugar, mi refugio, y la posibilidad de reinventarme una y otra vez.

—Rory, hoy va a ser un buen día —dijo Haneul, mientras me pasaba un par de carpetas con la última versión de los sets.

Le devolví la mirada con una mezcla de gratitud y determinación.



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Editado: 14.03.2025

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