Eres Mi Sol -J-Hope

Las luces del espectáculo Pt.1

Al salir del aeropuerto, me dirigí a la dirección que él me había enviado, al llegar pude ver un edificio de departamentos, el lugar era tranquilo. Pero mi emoción creció al verlo salir del elevador.

Toda la semana había estado pensando en el reencuentro, en como sería volvernos a ver, pero la emoción y felicidad de estar justo ahí en ese instante era maravillosa. Me acerqué a él y lo abracé.

—Te extrañé mucho.

Mi corazón latía con fuerza al sentir sus brazos envolviéndome, supe que todo lo que había imaginado durante la semana no se comparaba con la realidad. Hobi estaba aquí, justo frente a mí, y en su abrazo encontré la calidez que tanto había extrañado.

Su cabello estaba un poco más largo, llevaba gafas de sol y una gorra, pero aun así, no había forma de confundirlo. Su energía era inconfundible, después de todo era Ho Seok.

—Yo también te extrañé —susurró contra mi cabello, sosteniéndome con la misma fuerza con la que yo me aferraba a él.

Su voz. Dios, su voz en persona otra vez.

Mi cuerpo se relajó instantáneamente.

Era él.

Era real.

No importaban las horas de vuelo, ni el cansancio acumulado del viaje. Estábamos aquí, juntos, y eso era todo lo que realmente importaba. Me separé ligeramente para verlo a los ojos. Seguía igual que siempre, pero con un brillo especial en la mirada.

Se quitó las gafas de sol y me miró con esa intensidad que me hacía sentir como si fuera la única persona en la habitación.

—Déjame verte bien —dijo con una sonrisa amplia, sus manos aún en mi cintura—. Pensé que no llegarías nunca.

—¡No fue mi culpa! —protesté con una risa—. El vuelo se retrasó un poco.

Hobi sacudió la cabeza, divertido, y luego deslizó su mano con suavidad por mi mejilla.

—Pero ya estás aquí. Eso es lo único que importa.

Mi corazón latió con fuerza.

—¿Quieres entrar? —preguntó, señalando la puerta del elevador.

—Claro, pero… —miré alrededor con curiosidad—. ¿Seguro de que no te meteré en problemas?

Él rio y tomó mi maleta con naturalidad.

—No te preocupes. Nadie sabe que estás aquí, solo los chicos.

Mis mejillas ardieron con su sinceridad, pero no dije nada. Solo lo seguí adentro, sintiéndome más ligera de lo que me había sentido en semanas.

El departamento era acogedor. Los colores cálidos, los detalles en cada rincón, incluso la ligera fragancia que flotaba en el ambiente… todo era espectacular.

Hobi dejó mi maleta junto a la entrada y me miró con una sonrisa.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?

—En realidad… solo quiero pasar tiempo contigo.

Mi confesión lo tomó por sorpresa, pero su expresión rápidamente se suavizó.

—Entonces, eso haremos.

Nos sentamos en el sofá, uno al lado del otro, sin prisas. La televisión estaba encendida con el volumen bajo, pero ninguno de los dos le prestaba atención. Hablábamos, reíamos, compartíamos historias sobre las últimas semanas. Cada minuto era un regalo, una oportunidad para reconectarnos.

De repente, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué y vi el mensaje de Haneul:

Haneul: “¿Ya lo viste? ¿Cómo te sientes?”

Sonreí y le respondí rápido.

Yo: “Mejor que nunca.”

Cuando levanté la mirada, Hobi me observaba con ternura.

—¿Quién era?

—Haneul. Solo quería saber si ya estaba contigo.

Él asintió y tomó mi mano con suavidad, entrelazando nuestros dedos.

—¿Sabes? Nunca pensé que unos meses sin verte se sentirían tan largos.

Mi pecho se apretó con cariño.

—Yo tampoco.

Nos quedamos en silencio, simplemente disfrutando del momento. Pero entonces, Hobi se inclinó un poco hacia mí y preguntó:

—¿Lista para el concierto de mañana?

La emoción me golpeó de golpe.

—¡Por supuesto! No puedo creer que por fin los veré en el escenario.

Él rio, apretando mi mano.

—Espero que te guste, y que te diviertas mucho.

Lo miré con una mezcla de emoción y amor. Estaba emocionada por todo lo que se vendría en los siguientes días. La charla se volvió más ligera después de eso. Hablamos de su gira, de mi trabajo, de pequeñas cosas sin importancia, pero que hacían que el tiempo se sintiera como un suspiro.

Entonces, mi teléfono vibró de nuevo. Miré la pantalla y mi corazón se tensó por un segundo.

Era un mensaje de Se Ryeon: “¿Podemos hablar?”

Mi expresión cambió, y Hobi lo notó de inmediato.

—¿Todo bien? —preguntó con un tono más serio.

Tragué saliva y bloqueé el teléfono, volviendo a concentrarme en él.



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Editado: 14.03.2025

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