Eres mi Sol -J-Hope

Haces latir mi corazón

Con el paso del tiempo, iba acoplándome al nuevo ritmo de mi vida, aunque no todo era perfecto, se sentía mejor que antes. Las llamadas con Lucy los fines de semana, o con mis padres eran algo que no sabía que me hacía falta hasta ahora que volví a Corea. Y que decir de las llamadas con los chicos, las videollamadas con Ho Seok.

¿Entonces, si vienes? —preguntó, con una voz que destilaba anhelo.

Dudé un instante, dejando que mi mente divagara entre recuerdos de aquella salida al parque de diversiones y el miedo a las especulaciones.
—Mmmm… No lo sé —respondí, con una ligera risa nerviosa—. Ya hay algunas fotos de la vez que salimos todos al parque, ¿no crees que, si se filtra alguna imagen en el concierto, salgan más especulaciones? Con los reporteros, nunca se sabe.

En la pantalla se dibujó una sombra de tristeza en su rostro. —Lo sé, pero llevamos casi dos meses sin vernos —dijo, y en ese instante, su melancolía me hizo sonreír a pesar de mis dudas.

—No puedo decirte que no si haces eso —continué, dejando que la decisión se filtrara en mi voz—. Está bien, nos vemos la próxima semana. Compraré el boleto de avión más tarde.

En ese instante, su rostro se iluminó con una expresión que hacía que mi corazón se acelerara. El brillo en sus ojos, tan genuino, tan lleno de esperanza, me hizo sonreír sin querer. Era como si en ese momento, todo lo demás—el ruido del mundo, las preocupaciones sobre la fama, la distancia que nos separaba, las especulaciones—se desvaneciera.

¿De verdad? —preguntó, con su voz cargada ligeramente de emoción y yo asentí.

—Sí, —respondí, mis ojos brillando con la determinación que había encontrado en mi interior. —De verdad.

La llamada terminó, pero el eco de sus palabras resonó en mi mente mucho después de que la imagen se disipara. Cerré los ojos por un momento, dejando que la calma y el anhelo se mezclaran en mi interior. La idea de viajar, de cruzar fronteras para acortar la distancia que el tiempo y la fama habían impuesto, me llenaba de una determinación renovada.

Mientras guardaba mi teléfono, recordé con ternura aquellas videollamadas en las que, a pesar de la distancia, sentía que él estaba justo a mi lado. La pantalla era el único puente que unía nuestros mundos tan distintos: el mío, lleno de desafíos cotidianos y la rutina del estudio, y el suyo, vibrante y tumultuoso, marcado por giras y compromisos incesantes.

Con cada imagen que pasaba por mi mente —su risa, el brillo en sus ojos, la forma en la que pronunciaba mi nombre con cuidado— me convencía de que valía la pena enfrentar cualquier obstáculo para volver a sentir su abrazo.

La tarde avanzó con el trabajo en el estudio, pero mi mente, como un pájaro en vuelo, no dejaba de divagar hacia ese encuentro prometido. Reorganizaría mi agenda, ajustaría cada detalle de mis compromisos, todo para que, cuando la próxima semana llegara, pudiera liberarme de la soledad y abrazar ese momento que ambos anhelábamos.

Entre los murmullos del equipo y el zumbido de las luces del set, me senté un instante en un rincón silencioso del estudio. Allí, en esa pausa fugaz, respiré profundamente, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, el futuro se abría ante mí como un lienzo en blanco, listo para ser pintado con los colores del amor y la esperanza.

—Rory, te veo pensativa —dijo Haneul, rompiendo el hechizo del instante—. ¿En qué andas soñando?

Le devolví la sonrisa, aunque mis ojos aún brillaban con la intensidad de mis pensamientos.

—En mi próximo viaje, le dije que sí —respondí sin evitar esbozar una sonrisa.

—Me alegro de que te haya convencido, diviértete mucho. —Respondió dándome un suave apretón en el brazo. —¿Cómo vas con el viaje?

—Voy muy bien, Haneul. Ya le dije que sí, y estoy comprando el boleto ahora mismo.

—¡Eso es genial! Sabes, siempre supe que no te dejarías vencer por las dudas. Eres increíble, Rory.

—Gracias —respondí, sintiendo cómo la seguridad se mezclaba con la emoción en cada palabra—. A veces, me da miedo que el reencuentro no sea tan perfecto como lo imagino.

Ella se rió suavemente y me dio un leve golpecito en el hombro:

—¡Ay, por favor! Si Hobi te quiere, lo hará sin importar los detalles. Además, ¿recuerdas lo que te dijo en nuestra última videollamada?

—Sí, me dijo: “Te quiero. Nos vemos pronto” —dije, mientras mi voz se suavizaba al evocar ese mensaje que tanto me reconfortaba.

—Exacto. Y eso es lo que importa. Vive el presente, confía en lo que sientes y no dejes que el miedo te detenga.

☀︎

Al terminar la última sesión del día, salimos del estudio conversando, retomando el tema de hace un rato. Mientras seguíamos caminando hacia una de las paradas de autobuses, mi teléfono vibró de nuevo. Revisé la pantalla y vi un nuevo mensaje de Hobi:

Hobi: “Te extraño.”

—Lo llamamos con el pensamiento, dice que me extraña. —dije emocionada, mostrando el mensaje con orgullo.

—¡Qué dulce! —respondió Haneul, con una sonrisa amplia—. Estoy segura de que cuando se reencuentren, todo saldrá mejor de lo que imaginas.



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Editado: 21.05.2025

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