Eres mi Sol -J-Hope

Lo que queda en pie

Sus dedos dibujaban círculos lentos sobre mi espalda, como si el ritmo suave de su caricia pudiera borrar las cicatrices del pasado, como si sus manos pudieran enseñarle a mi cuerpo que estar a salvo también era merecido.

—¿Puedo preguntarte algo? —dije en voz baja, sin abrir los ojos.

—Siempre.

—¿Crees que el amor verdadero se elige?

Hubo un silencio breve, no incómodo, sino reflexivo.
Él bajó un poco la cabeza, dejando un beso tibio en la parte superior de la mía.

—Sí —dijo con convicción—. Se siente, claro… pero se elige todos los días. En los momentos buenos y en los que no tienen brillo. Elegirte a ti es fácil, Rory. Incluso cuando dudo de mí, nunca dudo de ti.

Mi garganta se cerró un segundo. Lo sentí tan claro: esto era amar de verdad.
Sin escapar.

Sin pretender.
Sin idealizar.

Me separé solo lo suficiente para mirarlo a los ojos.
En su mirada no había grandeza escénica.
No había luces, ni aplausos, ni idolatría.
Solo estaba él.
El hombre.
No el ídolo.

Y frente a él, yo. Sin máscaras. Sin miedo.

—Entonces quédate —susurré—. Pero no porque sea fácil. Quédate incluso cuando haya más sombras que sol.

—Eso ya lo decidí hace tiempo —respondió él, acariciando mi rostro con ternura—. Tú eres el sol incluso en mi noche más larga.

Me quedé sin palabras. Solo lo abracé, como si en ese momento nada más existiera. Y aunque mañana el mundo volviera a hablar, aunque el miedo intentara colarse por las rendijas, yo ya lo sabía:

Estaba donde quería estar.
Con quien me hacía sentir que también merecía brillar.
Porque él era mi sol…

Esa noche volví a mi departamento, después de la conversación con Hoseok. Cerré la puerta con cuidado, como si al hacerlo pudiera dejar el mundo entero del otro lado. Aún llevaba su abrazo conmigo, ese eco tibio que se quedaba en la piel cuando alguien te toca con verdad.

Me sentía mejor que antes. Por poder confiar en él, por haberle dicho lo que dolía sin miedo a ser juzgada. Por sentir, por primera vez en días, que no estaba caminando sola sobre la cuerda floja.

Me cambié de ropa sin prender la televisión. Todo estaba en silencio.
Ni siquiera había encendido las luces de la sala; solo dejé que la luz tenue de la ciudad se colara por la ventana, tiñendo las paredes de sombras suaves.

Aunque por petición de Hoseok… y de Haneul… había intentado mantener mi mente alejada de los comentarios, de los artículos, de todo lo que se decía en redes, no había podido alejarme del todo.

Cada vez que abría una red social, aunque fuera para distraerme, ahí estaban.
Los titulares. Las fotos. Las suposiciones.
Algunos con palabras afiladas.
Otros disfrazados de curiosidad.
Y unos pocos… raros y valientes… con empatía.

Pero el impacto era el mismo:
Mi existencia convertida en tema.
Mi silencio interpretado.

Deslicé el dedo por la pantalla sin pensar. Noté que algunos seguidores habían aumentado sin razón aparente. Otros simplemente me etiquetaban sin conocerme. Y los mensajes directos… mejor ni abrirlos. Eso me desconcertó.

Hasta que vi mi rostro, en uno de esos videos, y una nueva nota de hace apenas una hora. Ahí, en uno de esos vídeos que aparecían sin que los buscara, en un canal con miles de suscriptores.
La miniatura me mostraba en una toma borrosa, al lado de él.
El título, en letras rojas:
“¿Quién es Rory? La misteriosa chica en la vida de J-Hope”

Sentí el estómago encogerse. Era como si alguien hubiera hurgado en una parte de mí que no había ofrecido, que no había compartido. Yo no era una figura pública.
Nunca quise serlo.

Respiré hondo. Dudé.
Sabía que no debía hacerlo, que cada vez que entraba a una nota como esa me costaba más volver a mi centro… Pero mis dedos se movieron antes de que la razón pudiera detenerlos.

Le di clic.

La música de fondo era dramática.
Las imágenes pasaban rápido: fotos tomadas desde lejos, fragmentos de publicaciones cruzadas, especulaciones armadas con retazos de verdad y mucho de imaginación.
Luego vinieron las “opiniones”.
Personas hablando frente a la cámara con una seguridad que me dolía.
Como si supieran algo.
Como si conocieran a Hoseok.
Como si supieran quién era yo.

—Se la ve sencilla —decía una chica—, pero no entiendo qué ve en ella. Él podría estar con quien quisiera.

—No es hate —agregaba otro—, pero siendo realistas, esto no va a durar. Ella no está a su altura.

¿A su altura?

Como si el amor tuviera un estándar. Como si estar con alguien tan visible, tan admirado, significara que el otro tenía que encajar en una lista imaginaria de requisitos: ser modelo, tener fama, no ser “demasiado común”.

Apreté el puño. No por ellos.
Sino porque, en el fondo, había una parte de mí que entendía ese miedo.
Porque esas mismas preguntas me las había hecho yo, en la intimidad de mi mente:
¿Qué tengo yo que ofrecer? ¿Cuánto tiempo podrá sostenerse esto? ¿Y si él se da cuenta de que no basta?



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En el texto hay: jhope, jhope y tu, btsromance

Editado: 20.07.2025

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