UN DESCUBRIMIENTO...

Carta de Elizabeth a Joey:

¿Joey? Hola.

Lamento escribir esta carta para ti, y decir todo lo que pienso y siento a través de un papel, y no en persona. Pero no sé si te has dado cuenta, me cuesta el usar las palabras para demostrar mis sentimientos a las personas. Así que he recurrido a esto, bueno, más bien la idea fue de Alice, pero se lo agradezco infinitamente, porque por fin puedo hablarte de lo que hay en mi interior, y lo que causas en mí, tal vez no de manera directa, pero sí desde mi corazón.

Bien, sin más palabrerías, comencemos con esto.

Primero que nada, quiero agradecerte, porque desde que apareciste, mi vida entera ha cambiado. Porque desde el primer momento noté sensaciones extrañas dentro de mí, no sé si a ti también te pasó lo mismo. Reconocí las famosas mariposas en el estómago, esas de las que habla tanto la gente. También empecé a acostumbrarme a llevar una sonrisa amplia y constante cuando se trataba de ti, a ver las cosas desde un prisma más optimista y creer en el futuro.

Gracias porque en cuanto apareciste ante mí, pude comprender el significado de las emociones intensas, me recargué con tu fuerza, me llené de ilusiones y me descubrí dentro de este mundo, que hasta entonces había sido hostil. En ese momento entendí cuál era el verdadero motor de mi vida, lo que me impulsaba a seguir adelante.

Gracias, ojos bonitos, por todos esos momentos inolvidables, por los recuerdos felices y hasta por los que no son tan felices, pero igualmente verdaderos; por las confidencias, por las risas, por las caricias y por los besos; por haber despertado mi piel a las sensaciones más placenteras.

Gracias también por, enriquecerme tanto con tus vaivenes, por mantener mi corazón en forma y por darle un descanso a mi cerebro. Y me gustaría agradecerte, Joey, que me hayas enseñado a compartir, a dejarme llevar y mostrar lo mejor de mí. Pero, sobre todo, te doy las gracias por enseñarme a ser feliz.

Gracias mi ojos bonitos, por darme todo de ti, sin esperar nada a cambio. Por enseñarme a salir siempre a delante y a amar incondicionalmente. Por enseñarme también que el amor no consiste en lastimar sino en sanar las heridas y ser un apoyo.

Creo que nunca te lo he dicho, pero desde el momento que me topé con tus ojos, descubrí lo que se siente el nadar libre en un inmenso mar azul y sentir que tu alma es refrescada con algo nuevo.

Al estar a tu lado, nunca sentí temor, ¿sabes? Aunque no lo admitiera, contigo siempre me sentí protegida. Amo secretamente el que me rodees con tus fuertes brazos y el que me llenes de besos inesperados. Amo tus sonrisas enteras y las pequeñas. Amo que me mires con tus profundos ojos azules. Y aunque odio las sorpresas, con el simple hecho de venir de ti, son un incentivo para amarlas.

Lamento el no poder contarte lo que ha pasado conmigo. Pero tengo miedo, miedo a contártelo y que se haga real una vez más. Tu dijiste que necesitaba confianza, pero la verdad es que la tengo contigo. El problema aquí soy yo, ojos bonitos, necesito digerir el que eres real y no eres como él. Aunque en el fondo lo sé, pero aún si, no puedo evitar que el temor me invada en ocasiones. Y esa, es otra de las cosas que debo agradecerte, el tiempo y la paciencia que me has demostrado. Eres un tesoro, porque gracias a ti, he descubierto a la verdadera Elizabeth que se había mantenido oculta durante mucho tiempo.

Creo que nunca terminaré de estar agradecida contigo, Joey. Has hecho más conmigo, que estos últimos años he intentado hacer conmigo misma. El tiempo no tiene nada que ver. Tú te llevas todo el mérito, cariño.

Me salvaste.

Me salvaste de terminar perdida.

Y aunque nunca lo dije en voz alta ni lo admití porque ni yo misma lo sabía; eres mi sueño, el que siempre estuvo en mi corazón. Y el que al fin encontré.

Te amo, mi ojos bonitos.

Por siempre tuya.

EM Blair.