Eres mi vida

Capítulo 27

Todo ha cambiado, todo lo que solía ser hace un año es totalmente diferente, jamás pensé que me podría pasar lo que me está pasando.

Después de aquel momento en el baño volvimos a donde los chicos y decidieron que es mejor ir a casa, tendríamos un largo viaje por la mañana.

— Buenos días— abro mis ojos y la luz del sol que entra por la ventana hace que mis ojos duelan y mi cabeza palpite.

— Hola papá— me siento y sostengo mi cabeza.

— Supuse que estarías así, ya me contaban los chicos que al parecer te pasaste un poco con el alcohol...— dice algo serio pero me tiende dos pastillas y un vaso con jugo de naranja.

— Gracias— lo recibo y lo bebo, el jugo está frío.

— Hace algo de calor, los chicos ya están preparando el Jeep...— dice con una sonrisa triste.

— Me daré una ducha, y hablaremos ¿sí?— le digo y él asiente.

Aunque no me lo diga directamente sé que quiere hablar sobre su boda. Así que tomo una ducha fría y me pongo ropa cómoda.

Busco a papá en la cocina y veo a Kat.

— Hola...— me saluda con una sonrisa.

— Hola Kat— la saludo de vuelta.

— Estoy preparando algo de comer para ustedes, sé que pasarán hambre— sonríe— Es algo liviano, Pollo; lechuga y tomate— me muestra los Sándwiches sobre la isla.

— Diana es vegetariana, por lo tanto ¿podrías hacer unos sin pollo?— le pregunto y ella eleva sus cejas.

— Oh, claro que sí, gracias por decirme— aparta el pollo de un par de Sándwiches.

— Eh...no quiero que lo tomes a mal, pero solo quisiera saber como está Anna— dice dejando todo a un lado y mirándome con unos ojos ansiosos por saber la respuesta.

Ellas solían ser las mejores amigas inseparables, pero un simple error arruinó todo y entiendo que quiera saber sobre ella ya que mi madre no la quiere ni ver.

— Mi madre está bien, muy bien de hecho está saliendo con alguien y me agrada mucho para ella— le soy sincera, aunque aún me falta mucho por conocer a Will.

— Me alegro, espero que siga así— me dedica una sonrisa— Tu abuela debió irse en la mañana pero me dijo que te diera esto— me tiende un sobre y al abrirlo es dinero...— Me dijo que intentó despertarte pero no le fue muy bien.

— No hace falta...no puedo recibirlo— le digo sintiéndome algo mal, ni siquiera nos despedimos y me deja dinero.

— Beth, sabes como es tu abuela...llévalo de seguro te servirá en algo— sonríe y asiento.

En eso llega papá con un vaso de agua en manos.

— Me alegro de que solo estés bebiendo agua— le sonrío a papá y él niega con una sonrisa.

— Así debe ser, llevo 30 días sobrio y me han dado La Moneda de cobre— me muestra su moneda.

— Que bien, debes seguir así ¿ok?...los chicos ya están listos— veo a Di y a Emma asentir en la puerta y nos dirigimos ahí.

— Beth— papá me aparta un segundo y me mira a los ojos— ¿Estamos bien?.

— Sí papá, sin dramas ya me cansé de eso, solo espero que nada más de mentiras y secretos— él asiente.

Y es verdad, todo lo que me han dicho me ha hecho pensar mucho al respecto. No quiero crecer sin un padre en mi vida, sé que el es un muy buen padre y de verdad quiero tenerlo a mi lado.

— Claro...¿vendrás a verme algunas veces?— pregunta ansioso por mi respuesta.

No pensé que lo preguntaría, aunque es obvio que lo iba a hacer en algún momento.

— No lo sé, mientras no tenga mi habitación...— nos reímos .

— Descuida, voy a poner una cama, algunas cómodas y hasta un escritorio o un tocador ¿Sabes? Hasta la voy a ampliar— ruedo mis ojos  y río, a veces es muy exagerado— Todo sea por que te quedes aquí, conmigo— me abraza y lo recibo.

— Creo que ya es hora, nos debemos ir— me separo de él y él hace un puchero.

— Bien...— suspira— ¿Vendrás...— lo interrumpo.

— No me perderé la boda de mi padre...— él ríe.

— Eso espero, te veo en dos semanas entonces— Asiento y veo a Kat acercarse.

— Aquí están los Sándwiches, los que tienen aluminio son los que no tienen pollo y se me acercó tu amigo...el que anda con camiseta negra y pantalones oscuros, ¿Jaime?— dice confundida.

— Adrien...— asiente y chispea sus dedos.

— Él, me dijo que le hiciera unos sin tomates, así que los que tienen servilletas son los de él— asiento recibiendo la bolsa.

— Gracias Kat— le sonrío.

— De nada cariño, nos vemos— me abraza y me quedo paralizada, no esperaba que me abrazara.

— Nos vemos hija, te amo— me abraza y besa mi frente.

— Nos vemos papá...— me interrumpe.

— Y no olvides traer a tu novio a la boda, está invitado— lo miro confundida.

¿QUÉ?

— A qué te refieres?— digo sorprendida.

— Mira, se te hace tarde...vete— me empuja hasta el coche y abre la puerta.

— ¿Papá?...— le pido alguna explicación pero ya estoy dentro del Jeep y la puerta está cerrada.

Elevo mis manos y observo a papá alejarse a través de la ventana.

— Que les vaya bien, me avisas cuando lleguen— dice Papá abrazando a Kat por la cintura mientras que con la otra mano se despide.

No creo que me acostumbre a verlos así en un tiempo.

— Está bien, Gracias señor Roux— se despide James.

Y vamos rumbo a la carretera.

Han pasado un par de horas, el sol está pegando fuerte, aún teniendo todas las ventanas abajo sigue haciendo calor.

— ¿Podemos pausar un poco? Quiero hacer...— Adrien suplica.

— ¡Agh! ¿Otra vez? A este ritmo llegaremos mañana— exagera James.

— Es la última vez, lo prometo— Adrien suspira suplicante.

— Es lo mismo que dijiste las últimas tres veces— Diana levanta sus lentes de sol para dirigirle una mirada.

— Por favor...— James lo interrumpe.

— Está bien, pero no puedo aquí es peligroso y además no hay donde dejar el coche ya que hay muchas piedras grandes.

— ¿Peligroso? No hay ningún coche en la carretera y no sucederá nada en las piedras, Vamos amigo...— James suspira y se hace a un lado.




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