Eres mi vida

Capítulo 30

Hills Street, California

Tres días después

Elizabeth Roux

— ¿Y qué piensas?— Habla Will al terminar su propuesta.

— Es algo diferente para mi, nunca lo he hecho y no sé si seré lo suficientemente buena para eso pero si mamá está de acuerdo yo lo intentaré, me gusta la idea de aprovechar las vacaciones de esta manera...— Digo expresando una sonrisa.

— ¡Genial! entonces mañana te veo ahí— Dice y se levanta de la mesa junto con mamá para ir a trabajar.

Al menos me podré distraer con un trabajo, Will me ha ofrecido trabajar en el restaurante ya que le falta personal y he aceptado al igual que Adrien.

El domingo por la noche he vivido lo peor de este verano, realmente pensé que Rich sintió algo por mi por unos minutos pero al verse alejarse de tal manera y el evitarme hasta ahora me duele, porque entendí que lo perdí...por la culpa de estos malditos sentimientos.

trato de no llorar y suspiro cuando estoy por devolverme a mi habitación suena el timbre, por un segundo pensé que sería él pero ¿por qué lo haría? así que cuando veo a una rubia sonriente no me decepciono.

— ¡Hola!— dice alegre y me abraza, está algo fría, siempre suele estar así que ya me acostumbro.

—¡Hola Cassie!— la saludo y cierro la puerta.

— ¿Qué pasa?— Niego con la cabeza, si hablo lo más probable es que llore, como cuando le conté a mamá.

— ¿Qué pasó esta vez?...— Dice dando un suspiro y su cara alegre cambia por una de preocupación.

Le hago una seña para que me siga hasta mi habitación, me siento en mi cama y abrazo una almohada sobre mi regazo.

— Lo arruiné...— Cierro mis ojos para evitar llorar— Lo arruiné...

— ¿De que hablas? Beth...¿es sobre Rich?— Asiento abriendo mis ojos.

— Lo besé...— Ella hace un gesto sorprendida— y te juro que pensé que él también sentía lo mismo...— mi pecho sube y baja.

— Espera, respira ¿sí? Tranquila...si  cuesta mucho que te expreses puedes contarme en otro momento, pero quiero que estés calmada—  Me regala una sonrisa.

— No, no, estoy bien solo que duele...Él es importante para mi y el que...Lo besé, y él me besó y nos besamos...y de la nada se alejó de mi y ya no me habla— una lágrima cae sobre mi mejilla pero la limpio rápidamente.

— ¡Ay cariño!, sí él puede ser muy importante o te puede gustar mucho pero no vale la pena que llores por él, no deberías llorar por nadie que no sea tu madre o padre— dice sincera.— Él es un imbécil, él se lo pierde...Tú eres una reina y las reinas no lloran— la miro y sonrío.

— No es fácil...— asiente.

— Lo sé, pero...yo vine a verte y quiero saber que tal fue el viaje— respiro hondo y comienzo a contarle todo lo que hicimos.

Ella solo presta atención y ríe de algunas anécdotas de los chicos.

Cassie tuvo que volver a su casa, me contó que aún habla con su madre todas las noches y que su hermano está mucho mejor de su enfermedad, y siente que pronto podrá ver a su madre.

Mamá me llamó avisando que se quedará en casa de Will a arreglar unas cosas, porque sí...Will se muda con nosotras y lo sé, es todo muy precipitado pero ¿Quién soy yo para cuestionar su decisión? Él me cae bien y tampoco me quejo, además que prácticamente pasa todos los días aquí.

Así que esta noche me toca dormir a solas, y no tengo hambre así que solo me recuesto en mi cama y pongo la alarma para mañana asistir a mi primer día de trabajo.

La vibración de mi móvil en la mesa de noche me hace despertar, me quedo unos segundos cuestionando si debería levantarme pero tengo que hacerlo, me comprometí en algo.

Me doy una ducha rápida y me visto con algo cómodo ya que voy a trabajar.

— ¿Beth? — Pregunta alguien en la sala de estar, voy hacía allá y veo a Adrien, a quien recibo con una amplia sonrisa.

— Hola, ¿Cómo estás?— observo como tiene un nuevo corte de cabello el cual le favorece.

— Bien, me he sentido algo raro estos días...es extraño no salir todos juntos— dice en un suspiro — Sí, soy exagerado solo son dos días...¿Estás lista para hoy?— Asiento, cojo mi bolso y salgo junto a él.

Nos subimos a su coche, es pequeño y antiguo pero es acogedor y está muy bien cuidado.

— El coche es de mi madre, me lo ha prestado por mientras— Responde al ver como miro el interior que es de un cuero marrón claro.

— Es hermoso, y es un auto que es antiguo de seguro lo debe cuidar mucho— Enciende el motor y arranca.

— Lo cuida más que a mi— reímos — Sí, era de mi abuelo, quién pasó a ser de mi madre y ahora debe pasar a mis manos pero mamá aún no me ha dicho nada.

— De seguro ahora te está poniendo a prueba para ver como lo cuidas— Asiente.

— Efectivamente eso me ha dicho, que si lo cuidaba durante estás semanas, quizás me lo entregaría.

Miro los árboles, están moviéndose al compas del viento, y gracias a que Adrien ni yo sabemos encender esta radio se puede escuchar como el viento ruge. Quizás se viene una tormenta.

al llegar quedo embobada, había visto un par de fotos pero es otra cosa, el restaurante es hermoso. Cruzamos la calle y entramos, no hay nadie dentro porque afuera hay un cartel que indica que el lugar está cerrado.

—¿Will?...Ya llegamos— Aviso elevando un poco la voz, y el eco repite lo que digo.

— Hola, ya han llegado— Dice una señora de edad adulta, está vestida con un uniforme negro y tiene el cabello en una coleta— Will ya ha de llegar, soy Emily, la cocinera junto con Evan que hoy no vendrá.

— Mucho gusto señorita Emily, soy Adrien y mi amiga es Elizabeth pero le gusta que le digan Beth— El pelinegro extiende su mano y ella lo recibe gustosamente y yo hago lo mismo.

— Nada de señorita ni señora, solo díganme Emily o Em— Asentimos— Beth...Así que tú eres la famosa Beth Roux— elevo mis cejas confundida— Will me ha hablado mucho de ti...es mi exesposo, no te asustes ni nada no quiero intimidarte ni a ti ni a tu madre, Will y yo hemos sido mejores amigos desde pequeños y nos apuramos muy rápido a lo que según nosotros estábamos enamorados y nos casamos, pero en realidad me enamoré de otra persona...lo siento siempre termino hablando de mi vida, parece una novela...Pero en fin, Will me ha hablado muy bien de ti— Dice sentándose en una mesa junto a la ventana que da la vista a la plaza. y nosotros la seguimos quedando frente a ella.




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