Eres mi vida

Capítulo 39

Un ardor en la garganta muy fuerte me despierta, aún así no abro mis ojos tengo mucho sueño, deben ser como al rededor de las 4 de la madrugada. Además de mi ardor de garganta se hace presente una tos involuntaria y se me hace feo el sonido de esta ya que mis pulmones suenan feo también, sabía que me iba a enfermar otra vez. Paso una mano por mi frente y esta se encuentra húmeda, debe ser la transpiración debida al calor que hace... de todo el tiempo que llevo viviendo aquí nunca a hecho un calor así, es insoportable. Un olor a quemado llega a mis fosas nasales lo que me alarma y abro mis ojos de golpe, la imagen de mi habitación con llamas de fuego cubriéndola me alarma.

Esto no puede estar pasando, debí apagar aquella vela que ya está derretida por completo, anoche.

—¡MAMÁ! — grito con desesperación. 

Me levanto de mi cama y el piso está hirviendo, aún así sigo caminando hasta llegar a la puerta a zancadas.

— ¡MAMÁ!— vuelvo a repetir con toda la fuerza que mis pulmones me lo permiten, que en estos momentos no es mucha así que termino tosiendo y mis pulmones me duelen. Un dolor que jamás había experimentado.

Al abrir la puerta de mi habitación una parte del techo cae impidiendo mi salida, en cuestión de segundos la imagen de mi madre espantada aparece frente a mi, sus ojos se cruzan con los míos, que están desesperados, luego mira unos segundos detrás de mí luego vuelve a mirarme y esta vez sus ojos lanzan una mirada que jamás vi en ella... Miedo.   

— ¿Beth? ¿Qué sucede? ¿Qué pasa? ¿Por que hay fuego?...— dice sin moverse.

— Mamá... no lo sé, creo que fue la vela...sácame de aquí— digo con mi voz raspada, me duele la garganta de tan solo respirar.

Will aparece preocupado y trata de sacar aquella madera que me impide la salida sin ninguna respuesta, me mira asustado.

— Iré a buscar ayuda, no tardaré— dice y sale corriendo por el pasillo.

— Elizabeth...— Mamá tose y se tapa la boca con su pijama.

— Mamá...sácame de aquí, no puedo res...— la tos se intensifica...miro hacia atrás de mí y a través del humo veo como el fuego toma más poder.

Mamá toma con sus manos el gran trozo de techo intentando sacarlo, pero es demasiado pesado para ella.

Miro a mi alrededor y veo hacia mi ventana, quizás pueda salir por ahí.

Tomo mi lampara entre mis manos y golpeo la ventana con ella repetidas veces, hasta que se quiebra, pero no es como esperaba, el fuego se intensificó más, así asustándome y provocando que dé unos pasos hacia atrás ocasionando que choque con la pared. Mi respiración es acelerada, mi corazón también y mis ojos comienzan a llorar, no sé si es porque me arden o porque temo por mi vida en estos instantes. Siento una picazón en mis pies, miro hacia abajo y veo como el fuego me ataca en mi pantalón de pijama, sacudo el pie repetidas veces hasta que se apaga, pero me deja un ardor feo en la piel.

Me acerco nuevamente a la puerta mamá me está mirando con lagrimas al ver aquella escena.

Ella me niega mientras llora desesperadamente tratando de sacar de mi camino aquel impedimento. La ayudo pero mis manos me comienzan a doler, aquel trozo de techo está comenzando a ser victima del fuego, al igual que muchas de las cosas que están en mi habitación; como mi alfombra, mi mesita de noche, mi closet y hasta mi cama.

No quiero pensarlo, pero así está sucediendo... mi respiración está fallando y el fuego se acerca a paso rápido hacia mí. Quizás ya es hora... todo lo que viví llegó hasta ahora...no, no, no. Yo voy a salir de aquí, tengo mucho que vivir aún, no puedo morir, no hoy, no ahora, no así, no quiero ser victima del fuego. Aún me faltan experiencias, necesito cumplir mis sueños, no quiero que esto se acabe.

Mi cuerpo está cansado, quizás en mi mente pareciera que puedo destruir todo a mi paso pero a penas puedo moverme y eso me está comenzando a desesperar.

— ¿Qué-que haces?— dice mamá desesperada y tosiendo. — Elizabeth...levántate, tienes que salir de ahí— me tiende su brazo para ayudarme a levantarme, pero solo logra que se queme por el fuego.

— Mamá...te amo, siempre lo haré— ahora una tos me vuelve a atacar, pero no es como las otras, esta suena demasiado mal.

— NO, ¿TE ESTÁS DESPIDIENDO? ¡¿ELIZABETH?! ¿POR QUE LO HACES? ¡VAMOS! LEVÁNTATE DE AHÍ, AYÚDAME A SACARTE.— mamá dice mientras me grita entre lágrimas.

— Mamá, no puedo, no tengo las fuerzas para si quiera intentarlo...—la tos me ataca nuevamente— Gracias por-por todo eres la mejor mamá que me pudo haber tocado. Lamento no poder haber disfrutado más de ti, pero 17 años no son lo suficiente la ve-verdad— un suspiro involuntario me ataca— Te amo demasiado, ¿si?— mamá asiente y saco algo de fuerza que me queda para elevar mi brazo y tocar su mano.

cada respiro me duele más que el anterior.

— Mi pequeña...perdón por no poder hacer nada, es mi culpa todo esto— ella niega y siento su mejilla en mi mano.

— Dile a Rich que-que lo amo, y que me perdone por no cumplir mi promesa de estar para siempre con él y para-para él—mis lagrimas caen.

— Tú se lo dirás bebé, tú vas a salir de aquí y estarás bien— ella se vuelve a levantar e intenta nuevamente empujar.

Yo niego con la cabeza...— Mamá...dile a papá que-que lo amo, a pesar de todo lo que pasamos nunca lo dejé de hacer— digo entre sollozos, tengo miedo, un miedo que jamás había experimentado. Mis ojos comienzan a pesar.

Cada pestañeo duran segundos y mi respiración es lenta.

— Lo haré..., Beth, no quiero que te vayas, no quiero...eres mi vida no puedes hacer esto, eres muy Jo-joven pa-para irte resiste un poco más— vuelve a tomar mi mano. — y puedo hacer nada para impedirlo, ¡DIOS! ¿POR QUÉ ELLA Y NO YO?— abro mis ojos y la veo, está llorando y mira hacía arriba.

— Ya es tiempo, cre-creo...no quiero irme tampoco, procura de que-que Will te haga feliz, lo que yo no podré alcanzar a hacer— vuelvo a cerrar mis ojos, pero estos no abren.




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