Eres mía [#1]

Cap.1

Recorro los pasillos vacíos en busca del aula de medicina general. Odio tener que ser cambios tan drásticos en mi vida, pero era necesario para poder dejar mi estúpido pasado atrás. Luego de dar algunas vueltas por la universidad encuentro el aula.

Respiro antes de tocar, un hombre con algunas arrugas alrededor de su cara y unos ojos azules abre la puerta; me mira de arriba abajo y arquea una ceja en mi dirección.

—¿Y usted es?

—Soy Kaela Williams la alumna nueva.

—Llega tarde, la próxima vez no entrara a mi clase señorita Williams — se hace a un lado y entro. Todos dejan de hacer lo que estaban haciendo y me miran, bueno esto es incómodo. —Puede sentarse— hago lo que dice y me siento al lado de una chica que todavía me sigue mirando.

—Hola—me dice cuando estoy acomodada a su lado— Soy Emma.

—Kaela— le digo, saco mi libreta para tomar apuntes.

—Eres nueva ¿cierto? Porque nunca te haba visto por aquí —clavo sus ojos grises en mí.

—Si, me mude hace poco.

La clase siguió su curso y no hubo ningún inconveniente. Cuando se acabo la hora fui a la otra aula con Emma. Me contó  cosas de su vida como que tenía un novio y que siempre a vivido en este pueblo.

El día paso tranquilo, con algunas que otra mirada, pero tranquilo. Siempre estuve con Emma que me hacía reír con sus ocurrencias, aunque no conocí a su novio.

Todo en este pueblo es muy tranquilo, la vista es hermosa como sacada de una revista con muchos árboles y el sonido de los animales, se respira paz justo lo que necesitaba.

Frelighburg era perfecto. Las personas eran amables, aunque un poco raras, tampoco había muchos ruidos como en la ciudad, tiene muchas montañas y lagos es como tener minivacaciones.

Mi hogar estaba situado cerca de bosque y era fabuloso porque no tenia vecinos ruidosos. Cuando llego a mi departamento voy directo a la cocina para prepararme algo de comer. Saco lo que necesitaré y hago un sándwich de jamón y queso con jugo de manzana.

Después de eso desempaco y ordeno hasta que queda todo reluciente.

POV Alex

—Ya les dije que no irán a ninguna parte— les dije a las gemelas.

—No haremos nada malo es solo una fiesta — respondieron ambas a unísono.

—Una fiesta en la que asistirán chicos que querrán mas que conversar con ustedes. — clave la miranda en los papeles que hay en mi escritorio.

—Pero...

—Briana, Daila cuando doy una orden es para que la cumplan sin peros ¿entendido? —les pregunto con frialdad.

—Somos tus hermanas no uno de tus hombres para que nos des órdenes. Solo te estábamos avisando no pidiendo permiso —replico furiosa Daila.

—Yo soy el alfa de esta manada y si digo algo se tiene que cumplir sin replicas, solo no quiero que salgan heridas —hablo con mi voz de alfa.

—Ya no somos unas niñas Alexander sabemos cuidarnos sola, además si no quieres que salgamos solas podemos ir con uno de tus guardias, pero no nos vamos a quedar aquí como prisioneras.

—No.

—Deja de ser tan amargado por una jodida vez en tu vida, si sigues así cuando encuentre a tu mate no te querrá estar cerca de ti —dijo Briana antes de salir del despacho. Dalia solo negó y también se fue.

Me pase la mano por el pelo frustrado, es cierto que últimamente estoy más gruñón, pero no quiero que le pase nada a ningunas. Esta el tema de mi mate, llevo buscándola más de cien años en cada una de las manadas del mundo y no la he encontrado. Creo que no soy digno de la diosa luna para merecer a mi alma gemela.

La puerta se abre, entra mi beta y mejor amigo James y trae una cara de confusión.

—¿Por qué tus hermanas salieron furiosas? —pregunto mientras se sentaba.

—Le he dicho que no pueden ir a una fiesta. ¿Sabes algo de los vampiros que están en el territorio? —digo cambiando de tema.

—El señor Banff informo que están yendo a la universidad, pero no han hecho nada raro.

—No hay que perderlos de vista nunca se sabe lo que están tramando. Mañana iremos para hablar con Banff.

—Bien. Mañana viene el alfa Noah, debido a que tiene algo muy importante que decirte.

—Es raro nunca viene por nuestra tierra.

—Si lo se debe de ser muy importante — asiento dándole la razón —Bueno iré a buscar a Emma debe de estar esperándome.

Me concentro en los papeles que tengo delante, donde se dice de abrir un nuevo hospital. Pasan los minutos apocadamente sin ninguna interrupción, adelanto trabajo que tenía pendiente y los problemas que tenía que resolver. Después de terminar salgo a la sala donde se abre la entrada de la casa y aparece la despampanante Cleo Dunn.

—Osito te extrañe tanto —dice lanzándose a mis brazos —No sabes lo difícil que fue pasar todo este tiempo sin ti —trata de besarme, pero la aparto sutilmente —. ¿Qué pasa, no me extrañaste? Porque yo sí.

—B-bueno la verdad es...

—Que no te extraño— interrumpe Dalia —A decir verdad ¿Quién te extrañaría si eres más irritante que los mismos vampiros? —pregunta maliciosa, cruzándose de brazos al lado mío así apartado a Cleo de mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.