"La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad." —Alicia en el país de las maravillas.

¡Maldita sea! Sino me mata un vampiro, me matará el estrés. Estoy dando lo mejor de mí, en serio lo hago, pero todos los trabajos de la universidad, pagar el alquiler junto a lo que como o tengo que comprar para una materia y trabajar; esta acabando conmigo.
No te recuerdo cuando fue la última vez que dormí bien. Los sueños con esa mujer me atormentaban cada noche sin descanso, sentir el dolor de Alex me lastimaba y añadiéndole todo el estrés de la universidad me agota.
Chad y Emma eran mi mejor compañía. Me ayudaban a ponerme al día con los trabajos y Chad hasta cocinaba para nosotras. Soy un asco en la cocina, lo único que se hacer bien son mis sándwiches.
—Llego lo mejor de ti vida, nena —Chad se sienta a mi lado y deja un sonoro beso en mi mejilla.
Él es un chico que siempre vive alegre, es muy optimista y quizás este un poco loco, pero como dice el sombrero loco… las mejores personas lo están.
—Lo mejor de mi vida es el helado —bromeo, aunque concentrada en el ensayo que escribo sobre la anatomía patológica.
—Voy hacer como que no escuche eso —comentó haciéndose el ofendido. Rodé los ojos, suele ser muy dramático cuando quiere —. Sólo venía a invitarte a una fiesta está noche —paro de escribir y lo observo fijamente —¿Qué? Tienes que salir un poco mas. Además hoy no tienes que trabajar.
—Sin embargo tengo que terminar un ensayo y estudiar para el examen.
—Vamos, desde que llegaste al pueblo ¿has salido de fiesta? —No respondo, él tiene razón —. Es solamente una noche —insiste.
—Bien. Aunque cuando desee irme me voy.
—¡Excelente! —exclamó volviendo a besar mi mejilla.
Se va de la biblioteca y vuelvo a concentrarme en mi ensayo; ser adulto apesta.
[…]
Los pasillos de la facultad de medicina de encuentra abarrotado de universitarios entrando y saliendo. Para algunos ya acabo el día de estudio, para otros es apenas el comienzo.
Un treinta porciento de las personas de la universidad son seres sobrenaturales, ya que muchos de ellos lo hacen para matar el tiempo. Además algunos son más viejos de lo que se podrían imaginar.
Varios chicos me saludan con respeto, saben que soy la luna de Alexander. Los guardias que me puso siempre permanecen a mi lado; es un poco incómodo, pero sino quiero ser comida de unos vampiros que van detrás de mi cabeza, es mejor tener a los guardias cerca.
Mi cuerpo choca con otra cuerpo y los libros junto a unas carpetas caen al suelo.
Cierro los ojos un momento; tomo una bobada de aire para no mandar al diablo a esa persona. Recojo mis carpetas y libros rápidamente, cuando me levanto hay dos chicos observándome como idiotas. Uno es de tez oscura, ojos negros, alto y delgado; aunque no tanto. El otro es un poco más claro que el anterior, tienen los mismos ojos negros , pero a diferencia del chico previo este es mas musculoso.
—¿Qué? ¿Sólo saben estar parados con idiotas? —No puedo evitar preguntar. Ellos embozan una sonrisa ladeada.
—Así que tú eres Kaela. —menciona el musculoso. Lo miro rara, la verdad es que nunca lo he visto.
—¿Ustedes son?...
—Soy Lyon, este es mi hermano Nahuel. —Ninguno dejaban de sonreír y me miraban fijamente. Los ojos de Lyon me acordaban a la extraña bestia de mis sueños; no me dan buena espina.
—Oh, que bien. Adiós —me alejo de manera rápida de ellos. No sé qué es, pero tengo una rara sensación. Algo dentro de mi decía que ese par de ojos negros traerían problema; era mejor mantener distancia.
Hoy el destino de encuentra en mi contra. Cuando salgo de la facultad lo primero que captan mis ojos es a la despampanante Cleo. Es una hermosa loba, pero su forma de querer pisotear al otro es una mierda.
Trato, juro que trató pasar desapercibida para que no me vea, sin embargo termino fallando.
—Humana —Es lo primero que dice cuando llega a mí —. Me enteré que mi osito te saco de la manada, sabía que no serías suficiente para él —dice con arrogancia.
—¿Quieres una medalla por eso? —cuestiono —No tengo tiempo para tus dramas, Cleo —Paso a su lado para irme, sin embargo toma mi brazo deteniéndome. Mis guardias se acercan, pero los detengo —. Suéltame, no quiero que se me peguen tus pulgas —aprieta mi brazo furiosa y luego lo suelta sonriendo.
—¿Sabes? Mi osito es una bestia en la cama, dudo que te extrañe teniéndome a mí —me mira triunfante cuando ve que me tenso. La maldita sabe donde atacar —. Además, ¿quién estaría con una débil e inútil humana? Y no sólo eso; una que es drogadicta, huérfana, asesina y que tuvo un bastardo con otro hombre —la mención de mi bebe hace que se me corte la respiración ¿cómo supo eso? Forzó una sonrisa, no le daré el gusto de verme afectada por lo que dijo.
—Te contaré algo, Cleo —La miro directamente a los ojos —. Soy muy buena por la buena, pero muy mala por la mala —Su mirada dice aquello que sus labios no pronuncia, me odia —Puedes acabar muerta como aquel chico que asesine, si te acerca a mí nuevamente no dudes en que acabaré contigo —digo fríamente antes de seguir mi camino.
Deseo gritar de frustración, no me siento bien. El pesado siempre asecha nuestros pasos para jodernos en el momento menos indicado.
Si ella lo sabe, eso significa que Alex lo podría saber y el pueblo.
No, no. ¡Maldición! Inhala estrés, respira paz. Inhala estrés, respira paz…
No puedo permitir que esto me afecte, la vida es una perra, pero yo lo puedo ser más.
[…]
—¡Chicas! ¿Están lista? —Emma y yo escuchamos gritar a Chad.
—¡En un momento bajamos!
Con Emma nos estamos arreglando para la fiesta, que hasta ahora no sé dónde es.
Ella se ve hermosa, tiene un vestido corto negro ceñido a sus curvas junto a unos tacones a juego. Si cabello rizo enmarca su rostro al igual que un maquillaje de noche.