Eres mía [#1]

Cap.14

"A veces el amor dura, pero en cambio otras veces duele." -Someone like you.
 


 


 


 

Observo lo que era mi vestido, ahora está echo pedazo y yo estoy casi desnuda, lo único que me cubre es mi braga.
 


Sin que pueda decir algo, me lleva a la cama. Su enorme cuerpo cubre el mío. Ladeo la cabeza para darle mejor acceso cuando sus labios se dirigen a mi cuello. Besa, mordisquea y lame; la barba me raspa la piel estremeciéndome.

—Mía —Gime sobre mis senos. No puedo evitar jadear cuando se introduce uno a su boca. Lo atrapa entre los dientes y tira de el suavemente. Una de su mano cubre mi otro pecho dándole placer; tiro de su cabello cuando sanciona mas fuerte. Por todo los santos.

Cuando se satisface de mi seno, se dirige al otro y me hace delirar. Sobre mis pezones fruncido hay un rastro de saliva y él me mira con adoración.

—Eres preciosa —Une nuestras bocas en un beso salvaje, sin ningún tipo de piedad. Sus grandes manos recorren mi cuerpo sin prisa mientras saquea mi boca.

Dios, se siente tan bien. Es como si mi cuerpo lo reconociera desde siempre. Me hace sentir tan… plena, sin ninguna preocupación, sólo él y yo.

Su mano de pierden dentro de mi braga, pasea un dedo por mis labios vaginales hasta tocar mi clítoris y hacer presión de manera suave en el. No puedo evitar gemir sobre su boca, ahora mismo tiene todo el control.

Despega nuestros labios y me mira fijamente mientras hunde lentamente un dedo dentro de mi.

—Oh…dios, si —Mi cuerpo de arquea y mis unas de encaja en su piel.

—Mírame, Kaela —dice en un gruñido cuando mis ojos se cierran. Hago lo que me pide y miro sus ojos, están dilatados e inyectado de lujuria. Nuestros cuerpos tienen una ligera capa de sudor y se escuchan mis gemido en toda la habitación.

Mueve de manera lenta su dedo y otro acaricia mi clítoris al mismo tiempo.

Señor de los pecadores, ¿se puede morir de placer?

Tiro de él para unir nuestros labios, cada vez se mueve más rápido. Murmuro algunas incoherencias, gimo, jadeo sobre su boca.

Sin embargo, la felicidad no es eterna. Nos detenemos cuando escuchamos a alguien tocar la puerta desesperadamente. Quedamos en silencio unos segundos, hasta que de nuevo tocan.

—Alex —Se escucha la voz de Briana.

Se separa de mi frustrado, me muerdo el labio para no protestar. ¿Justo ahora tuvo que venir?

Quiero llorar de la frustración, mi cuerpo pide sexo duro, sucio y tierno. ¿Qué hice mal en mi otra vida?

—Dame un momento Bri —Sus ojos pasan de estar dorados a gris, lo que significa que Alex tomo el control. Antes de alejarse del todo, lleva en dedo que hace un momento estaba dentro de mi a su boca.

Me ruborizo, eso es… caliente y un poco sucio. —Eres deliciosa —murmura con una sonrisa.

Salgo de la cama para dirigirme al baño y él se pone un pantalón de chandal, aunque es evidente su erección.

—Alex —Lo llamo cuando va a abrir la puerta. Me mira interrogante —. Olvídate los azotes —digo coqueta y entró al baño.

Señor santísimo, estuve a punto de entregarme a Alex.

Todavía puedo sentirlo en mi piel; sus besos, caricias, me hicieron sentir sensaciones diferentes, como si estuviéramos conectados.

Obvio, es tu pareja destinada.

Suspiro, quisiera sentirlo nuevamente.

Lo que tienes que hacer es admitir tus sentimientos por Alex.

No comiences.

—¿Kaela? —escucho la voz de Alex al otro lado.

—¿Si?

—Vendré en un rato, Briana me necesita.

—Está bien —oigo sus pasos alejarse y luego la puerta cerrarse.

Unos minutos después, salgo envuelta con una toalla y me dirijo al closet. Esta la ropa que me compro cuando estuve aquí, sin embargo, cojo una camisa junto a un bóxer. La ropa de hombre es tan cómoda.

Cuando estoy en la cama me permito relajarme y pensar en lo sucedido en día de hoy. Sólo pensé en divertirme por un momento, pero nuevamente termino aquí.

El destino te trae aquí.

Cuando al fin caí en los brazos de Morfeo, Alex todavía no había llegado.

El bosque de encuentra sumido en oscuridad, la única luz es el de la luna. ¿Cómo llegue aquí?

Sigo vestida con la camisa de Alex, y el único sonido es el de algún animal nocturno.

—Pequeña Kaela, te encontré —Una risa macabra suena por todo el bosque. Esa voz… la he escuchado en alguna parte.

—¿Qué quieres? ¿Quién eres? —Miro todo a mi alrededor, pero no hay nadie.

—¡Corre Kaela! No deje que te atrape —ahora se escucha la voz de una mujer, sin embargo, suena aterrorizada y preocupada.

Siento una respiración en mi cuello, la voz de la mujer vuelve a gritar que corra y eso hago.

Corro lo mas rápido que puedo, tropiezo con algunas ramas y otras cortan mi piel, pero no importa; tengo que correr. Su risa se escucha cada vez más cerca, mis pulmones arden por falta de aire, sin embargo, no paro.

—Te tengo, Kaela.

—¡No! —grito aterrorizada. Mi respiración es agitada, puedo escuchar perfectamente los latidos de mi corazón y mi cuerpo empapado de sudor.

Alex se levanta desconcertado y me observa preocupado.

—¿Te encuentras bien, luna?  —Sostiene mi cara buscando algún golpe o algo raro.

—S-sí, solamente fue una pesadilla —Pesadilla que se sintió muy real.

Me envuelve entre sus brazo y apoyo mi cabeza en su pecho, me siento segura.

—Nada te pasará, mi luna —habla suavemente. Lo abrazo mas fuerte a él e inhalo su aroma. Todavía puedo escuchar la voz de ese hombre, de pensarlo me entra escalofríos.

—¿Se encuentra bien Briana? —pregunto luego de un largo silencio.

—Eh, sí —dice un poco dudoso —. Tiene que lidiar con algo —asiento. Él se separa de mi para ver la hora.

—Es la 9:37 am —No me había percatado que amaneció —. Arréglate, tendremos una cita.




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