—Todos al final se separan de lo que más quieren.
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Varios años atrás…
—¡No me importa! No me casaré con Lyon, es mi última palabra —Mi padre aprieta los puños y me mira con furia contenida.
—Esto no es algo a lo que te puedas negar. Sabes que como hija te quiero, pero el deber con nuestro rey es importante, somos partes del consejo y lo que diga el rey, se hace.
—Tú, el consejo, Lyon y el rey se pueden ir a la mierda. No soy un jodido títere, mi vida la controlo yo, nadie mas —declare furiosa —. Y por si no lo sabías, encontré a mi merakt —abre la boca ligeramente sorprendido, aunque se recompone rápidamente.
—No, no puedes haberlo encontrado —se pasea por el gran salón despeinando su cabello.
—Tú no lo vas a impedir —detiene sus pasos bruscamente y me mira, no dice nada por unos segundos hasta que suena el estruendo de la puerta. Giro sobre mis talones y observo como entran los guardias.
—Me obligas a tomar otra medida, entonces —una sonrisa se forma en mi rostro.
—Adiós, padre —Invoco la oscuridad y dejo que ella me envuelva, lo último que escucho es él gritando mi nombre.
Reaparezco en el bosque donde vi a mi merakt la vez anterior. Se encuentra cerca del castillo de él, por lo que pude investigar, es el rey de los vampiros. Me concentro unos momentos para preparar mi cuerpo con el cambio que haré, no debe saber que soy una boutlyn, al menos no por ahora. Cuando abro los ojos él se encuentra delante de mí, mirándome fascinado.
—Eres un lobo —doy gracias a Loki cuando el camuflaje funciona —¿De qué manada eres? Cuando desapareciste te busque y no te encontré —Su fría mano entra en contacto con mi mejilla con suavidad, me pierdo en su mirada gris con destellos rojos, es tan guapo.
—No pertenezco a ninguna —En su cara se forma una leve sonrisa y sé que estoy jodida.

Actualidad.
—D...dios, Alex —gime cuando mi dedo se hunde en su coño. ¡Maldición! Se siente tan húmeda y caliente, pego mis labios a los de ella con hambre y desesperación, no aguanto la presión de mi polla contra el pantalón. Es tan jodidamente perfecta, mueves su cadera contra mi dedo y no puedo evitar hundir otro —. ¡Oh, Dios, si! M...más… Más
Clava sus uñas en mi espalda cuando presiono su clítoris y bombeo mas fuerte, nuestros cuerpos tienen una ligera capa de sudor, tiene los labios entreabiertos y los ojos cerrados.
—Mírame, Kaela. Mira como te follo con mis dedos, quiero que me mires cuando te corras —siento como sus paredes aprietan mis dedos y juro por la diosa que pongo de todo mi esfuerzo para no correrme con tan solo mirarla.
Uno mi frente a la de ella, mirando sus ojos cargados de placer, su mano se pasea por mi abdomen hasta que llega al botón del pantalón. No duda mucho en desabrocharlo y sacar mi pene, un gemido gutural sale de mi garganta cuando comienza a mover su mano por todo mi falo.
—Eres mío, Alex, solo mío —veo en su mirada un breve destello de rojo, pero tan rápido como apareció, desapareció. Me olvido de eso al sentir su boca sobre la mía y su mano follarme más rápido —. Dilo —exige moviéndose contra mí.
—¡Por la diosa! Soy todo tuyo —su coño se contrae, su espalda se arquea y explota en el orgasmo, no tarde en seguirla y ensuciarla de semen.
Nuestra respiración es acelerada, ambos nos miramos con una sonrisa tonta y satisfecha. Me dejo caer al lado de la cama y la atraigo conmigo encima de mi pecho. Mordisquea su labio inferior y me mira con nerviosismo.
—¿Qué pasa? ¿No te gustó?
—¡¿Qué?! ¡No! Digo, sí me gustó —La miro confundido y sobo su espalda tratando de tranquilizarla —. Lo que sucede es… es que quiero… que me folles —habla tan bajo al decirlo, evitando mi mirada. No puedo evitar soltar una carcajada y que mi polla reaccione al escucharla.
—¡Alex! —chilla mirándome molesta —. No es gracioso —golpea mi pecho y yo sigo riendome —. ¿Sabes qué? Ya no quiero nada —bufa bajándose de mi, me quedo viéndola enfurruñado, ¿es normal que esté tan loco por ella?
—Ven aquí, Kaela —digo embobado observando su cuerpo desnudo.
—Jo- de - te —Me enseña su dedo medio —. Y estoy toda sucia por tu culpa.
—Cuando te estaba ensuciando no vi que pusiste ninguna queja, creo haber recordar que decías: ¡oh, si! Dame mas, Alex —imito su voz riendome. Intenta entrar al baño, pero antes de que suceda ya estoy rodeando su cintura; quiere soltarse, sin embargo, no la dejo.
—¿Es que acaso no me deseas? —pregunta dándose la vuelta quedándonos frente a frente. Tiro suavemente de su cabello y llevó su mano hacia mi polla.
—Siempre estoy duro por ti, te tengo en mi mente en cada jodido segundo del día, muero por hacerte mía, pero no será hoy. Me tengo que ir y no quiero simplemente hacer un rapidito, quiero hacerte el amor, recorrer cada unas de tus curvas y memorizar los pequeños detalles de tu cuerpo, te quiero, Kaela y no deseo hacer las cosas mal —por un momento no dice nada, cosa que me pone ansioso —. Lun... —su boca uniéndose con la mía eliminó, cualquier pensamiento, enredó su brazos a mi cuello pegándose mas a mi cuerpo.
—No quiero que te vayas —susurra entre besos —, eres mío.
—Hoy estás muy posesiva —sonrio feliz —. Te dije que vinieras conmigo.
—No puedo, los días en la universidad son intensos.
—Solo permaneceré dos noche fuera, si la reunión con el rey no fuera importante, te juro que me quedaría contigo.
—Bien, ahora vamos a tomar una ducha antes de irte.
[...]
—Samuel y tú estarán a cargo de la manada hasta que James y yo lleguemos —Inmediatamente digo eso la sonrisa de su cara se transforma en una mueca de terror.
—Oh, no. Me quedaré en la manada porque estarás afuera, pero no para estar encargada de personas. La última vez que tuve a alguien a mi cargo, no terminó nada bien —tiembla entres mis brazos cuando dice esto.