Eres mía [#1]

Cap.17

—Jamás puedes obligar a nadie a cambiar.

Capítulo dedicado a: LunaDelcurapro

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—Hermano —Sus fríos ojos me analizan detalladamente, la última vez que lo vi fue hace unos meses. Inclino mi cabeza en una corta reverencia, aunque me desagrada, es nuestro rey.

—Majestad —dicen automáticamente mi beta y guardias.

—Vayan a instalarse, la reunión será en el salón principal, los otros alfas ya se encuentran aquí —asiento a lo que dice y me dispongo a irme.

—Me he enterado que nuestra hermana Daila encontró a su mate, al igual que tú —Detengo mis pasos para mirarlo fijamente —. ¿Por qué no has traído a tu mate?

—No pudo asistir por la universidad —es lo único que sale de mi boca. No quiero hablar de Kaela con él.

Nunca llegamos a tener una relación de hermanos, me desagrada él y todo lo que representa. Mi padre mantuvo una aventura con su madre antes de conocer a la mía, de esa aventura salió él. Siempre fue un error, no debió nacer. Se supone que el primogénito de padre tenía que ser con su mate, pero no fue así.

La madre de Ayrton es la alfa directa de la diosa luna, lo que la convierte en reina de todos nosotros, sin embargo, cuando Ayrton cumplió los 200 años lobunos, lo dejó a cargo.

Por derecho también debió de ser el alfa de mi manada, pero padre lo considero una falta de respeto hacia mi madre y nuestra familia. 

—Me alegro de que la encontrarás —para nadie a sido un secreto que no ha encontrando a su futura reina y si en el próximo año no la encuentra, tendrá que casarse con otra persona.


 


Cuando James y yo llegamos al salón principal, Ayrton se encontraba en su trono y la mayoría de los alfas y betas estaban allí, entre ellos el mate de mi hermana. Tomo lugar en unos de los asientos disponibles de la gran mesa, teniendo a James a mi derecha.

El salón principal siempre ha sido magnífico, con sus grandes columnas, candelabros en forma de gotas de agua con un toque antiguo y moderno. Todo está decorado en blanco y dorado.

—La reunión de hoy es muy importante, las manadas pueden estar en peligro —Nos mira a todos desde su lugar —. Las brujas del norte descubrieron que algunos boutlyn han regresado, eso no es para nada bueno —Una inquietud se forma en mi pecho, la última vez que tuvimos algún registro de esos demonios fue hace mas de trescientos años.

—¿Cómo esas brujas lo saben? ¿Están seguras de que son boutlyn y no otro ser? —inquiere el alfa Noah frunciendo el ceño.

—Ellos se han encargado de dejar rastros y una nota con una clara amenaza.

—¿Amenaza? ¿Por qué? Ningún ser sobrenatural se relaciona con ellos, es como sino existieran para ninguno de nosotros, así que no tienen ningún motivo para amenazas —todos asiente a lo que digo.

—Están en busca de alguien, parece ser que esa persona es muy importante; están dispuestos a iniciar una guerra con tal de tenerlo. Quiero que todos estén preparados, refuercen la seguridad de cada manada y cuidado con quien entra y sale —demandó eso último con su voz de alfa.

 Luego de eso seguimos hablando un rato mas de la situación. Decir que todo esto no me preocupa sería mentira. Temo por mi mate y mis hermanas, no sé qué haría si algo le llegase a suceder. 

James salió del comedor con una sonrisa boba por estar hablando con Emma. Creo que haré lo mismo y llamaré a mi luna. Sin mucha demora me despido, ya en mi habitación la llamo. 

—¿Alo? —contesta al tercer timbrazo.

—Hola amor —parezco un idiota sonriendo al escuchar su voz.

—Alex, te extraño —respondió con un suspiro.

—Yo también, mañana estaré contigo.

—Eso espero, porque de verdad deseo estar ver… —Una desesperada tos sale de su garganta, evitando que continúe con lo que iba a decir.

—¿Qué pasa, luna? ¿Está todo bien? —inquiero preocupado al escucharla.

—S...sí, no es nada —responde luego de un momento.

—¿Segura? Llama al doctor, ahora.

—No exageres, es una simple tos por el cambio de clima, nada grave —Me quedo callado no muy convencido de su repuesto, siento que no es del todo sincera —. Oye, te dejo. Voy a terminar un ensayo.

—Esta bien, te quiero.

—Adiós, Alex —cuelga y dejo mi teléfono en la mesita de noche. Me quedo un momento mirando al techo sin saber como interpretar esa llamada.

Suspiro y me dirijo hacia la ducha, es igual al resto del castillo; blanco y con toques en dorado. Una enorme bañera llama mi atención al igual que el jacuzzi de hidromasaje, sin embargo me descarto por tomar una rápida ducha. 

La enorme cama me llama y no tardo mucho en ir a ella y cerrar los ojos para descansar.

—Alex… Alex, ¡Alex! —escucho a alguien llamarme, pero no le presto atención. Una fuerte sacudida me levanta desorientado, delante de mí tengo a un James con cara de preocupado.

—¿Qué demonios pasa, James? 

—Kaela… —No lo dejo terminar cuando ya estoy fuera de la habitación.

—¡Alex! —Ignoro su llamado y salgo del castillo. Sabía que ella no estaba bien en esa llamada.

Una vez en el inicio del bosque, Matt toma el control de mi cuerpo. Comienzo a correr sin importar que. El sonido de los animales nocturnos, las ramas que se clavan en mis patas, la leve nieve que cae sobre mi pelaje se sienten más intenso. Todos mis sentidos están en alerta, un aullido estaba de mi garganta al sentir un dolor agudo; algo le pasa a mi luna.

Si alguien se atrevió a hacerle algo, su cabeza rodará. Todo a mi alrededor pasa tan rápido, que ya me encuentro al inicio de la manada. Los guerreros se ponen en alerta, aunque cuando le gruño y me identifica, me dan acceso.

En la puerta de la mansión vuelvo a mi forma humana, sin importarle estar desnudo o que haya alguien, entro. El olor a la sangre de Kaela inunda mis fosas nasales, escucho sus gritos desgarradores y el miedo recorre mi cuerpo.




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