A veces los finales felices no son como esperamos.
-------------------Capítulo dedicado a AlannyCruzrodriguez

¿Dónde estoy? Es la pregunta que me llevo haciendo todo este rato, aunque no obtengo alguna respuesta. ¿Cómo llegué aquí? Estaba tranquila en mi habitación, un dolor agudo en mi cabeza se hizo presente, algo me llamó y de repente todo fue oscuridad.
La misma oscuridad me envuelve sin permitir que pueda ver algo de mi entorno. Mis pies tocan algo caliente y pegajoso, pero no sé qué es.
—¿Hola? —Silencio, esa fue mi única respuesta. Un silencio que me volvería loca al igual que este lugar si permanecía por mucho tiempo.
No sé si tengo minutos u horas aquí encerrada, sin embargo no encuentro como salir. Llevo dando vueltas sin ningún resultado; el calor aumenta y cada segundo que pasa, me cuesta más respirar.
—Kaela —Escucho como mi nombre es pronunciado con preocupación, sin embargo, no hay nadie —. Kaela, corre. Te matarán si te atrapan… ¡Corre! ¡Vendrán por ti! —La desesperación de esa voz me causa terror y me eriza la piel.
—¿Quienes vendrán por mí? ¿Por qué me quieren? —Angustiada pregunto a la nada, mi corazón palpita cada vez más rápido.
—Eres destrucción… Acabar contigo es la mejor opción, pero no dejes que te destruyan como lo hicieron conmigo. No hay tiempo para ti, solo ¡corre!
—¡No! —Un gimoteo o quizás un grito desgarrador sale de mi garganta, no lo sé. No sé nada y me asusta. ¿Esto es real? El dolor que abraza a mi cuerpo es como una llama ardiente, va creciendo y no para.
Caigo sobre aquella oscuridad, no puedo respirar, ¿por qué no puedo respirar? Grito, grito tan fuerte como puedo, aunque nadie me escucha. Siento como mi cabeza va a explotar en cualquier momento y aquella maldita voz no deja de hablar.
—Corre, corre, ¡corre! No te detengas.
—¡Callate! Deja de hablar, por favor —Tapo mis oídos con mis manos, pero no funciona. Nada funciona.
Haz que se calle y que deje de doler, por favor. ¿Por qué duele? Ahora mi garganta arde, arde como si la lava corriera por ella, arde como si nunca hubiera bebido agua.
Lup-dup, lup-dup, lup-d… ya no late, mi corazón no late ¿estaré muerta?
—A…alex —No puedo evitar que un quejido salga de mi boca, siento sus dedos tocando suavemente la piel de mi mejilla o a lo mejor es una alucinación.
—Shh, ya estoy aquí, amor —aprieto sus dedos con los míos cuando siento algo desgarrando mi pecho, esto duele.
—Du...duele, haz que pare —Me aferro a él tratando de aliviar mi dolor, aunque no funciona. Vuelvo a sentir la sensación de asfixia y que el calor aumenta cada segundo que pasa.
Los sollozos sacuden mi cuerpo, mi garganta se siente como si la estuvieran desgarrando y ya ni siquiera puedo escuchar el sonido de mi corazón. Por un momento todo para, no escucho ni siento nada, es como entrar en un trance.
—Todo estará bien, luna —No, nada estará bien. Algo me desgarra por dentro, quitando todo dentro de mi, no me siento como Kaela.
Abro mis ojos con un jadeo de dolor y lo primero que veo es a él. En su cara pasan varias emociones, pero la que destaca es el horror hacía… hacía mí. Se aleja de forma brusca, como si mi cuerpo quemara. Lo miro desorientada, ¿por qué se aleja? Me siento en la cama tratando de decir algo, sin embargo, no sale nada. Siento sed… sed de sangre.
—A...alex, ¿qué tengo? ¿Por qué me siento tan sedienta? Mi garganta arde, como… Como si necesitara s-sangre —mi voz sale temblorosa, tengo miedo. ¿Qué demonios me está sucediendo?
—E-eres una vampiro —susurra impactado, aunque lo escucho perfectamente.
—No… no puede ser —Cuando dije esto él ya ni siquiera se encontraba en la habitación.
Me acerco al espejo a pasos lentos o eso creo, porque en menos de un parpadeo estoy mirando mi reflejo. Lo que veo me deja aterrorizada, un grito agudo sale de mi, esta no puedo ser yo. Mis ojos grises ahora son rojos con un toque de negro, mi piel esta extremadamente pálida, tanto que puedo ver mis venas, aunque estas son negras.
Toco mi piel y ya no encuentro la calidez que poseía, en cambio mi piel se encuentra fría, fría como si estuviera… muerta. Eso lo confirmo cuando llevo mi mano hacía donde está mi corazón y este ya no late.
—¡Oh, Dios mio! —una exclamación de asombro y temor llama mi atención. La sirvienta humana se encuentra pasmada en su lugar, supongo que mi aspecto da miedo. Intenta escapar y en menos de un segundo estoy a su lado.
—Shh, no te haré nada —Mi mano tapa su boca cuando estuvo a punto de gritar. Su cuerpo tiembla, está asustada. El corazón le late como loco y se puso pálida.
La vena de su cuello llama mi atención, la necesidad de clavar mis colmillos y beber de su sangre hasta satisfacer mi sed es demasiado grande.
Hazlo, bebe de ella. Es nuestra presa.
Mis colmillos salen a relucir, ella se retuerce en mis brazos tratando de escapar, niega mientras lentamente las lágrimas bajan por sus mejillas.
Acerco mi rostro al suyo, su respiración se agita y solloza cuando lamo la lágrima que cae por su rostro. Una lenta sonrisa se forma en mi rostro, me llena de satisfacción su miedo.
—Por f-favor, no… —Agarro su cabello y tiro de el ladeando su cabeza y acallando su súplica clavando mis colmillos en la delicada piel de su cuello.
Una vez que la sangre tocó mi boca, no puede parar, la sensación de que su vida se va poco a poco entre mis manos, me llena de adrenalina y de deseo de más.
Bebo desesperada de ella, hasta que sus brazos ya no luchan contra mí y su corazón deja de latir. Dejo caer su cuerpo y lo observo con atención. Debería de sentir remordimiento, aunque siendo sincera, deseo más.
Relamo mis labios sintiendo todavía la sangre de ella. Me acerco a la ventana y me tiro por ella para escapar, esta vez no me paso nada como la primera ocasión, mi cuerpo era más ágil, fuerte y rápido.