Eres mía [#1]

Cap.32

Cada historia que comenzamos tiene su final y la nuestra llegó a su fin.


 

 

¿Por qué alguien querría manipular los sentimientos de Alexander y míos? ¿Alguna vez acabarán estos misterios? Ya estoy cansada y agotada emocionalmente. Solo deseo cerrar los ojos y no volver a abrirlos nunca más.

Creo que necesito terapia o matar a todos. La segunda suena como mejor opción.

Lo que dijo Abigail únicamente me confirma que Ayrton es mi alma gemela.

—Muevan a sus mejores guerreros para que me traigan a la persona que involucró a Alex en mi vida y yo pueda matarlo —ordeno mirando a Darius y Ayrton —. Tienen menos de una semana para hacerlo.

—¿Nos estás dando órdenes a nosotros? —cuestiona señalando a Ayrton y a él mismo.

—Sí, padre. ¿Tienen algún problema con eso?

—Somos los reyes, personas temidas durante siglos por muchas criaturas —habla con un poco de indignación.

—¿Y? ¿No dijiste que soy tu heredera? —le pregunto con desdén —. Y no pienso que a Ayrton le importe, ha dicho muchas veces que soy su reina y una reina tiene poder ¿cierto?

Abigail tiene una enorme sonrisa de diversión, Darius el ceño fruncido y Ayrton se mantiene indiferente, como un bloque de hielo.

—Todo aquel que se ha atrevido a darme órdenes no se encuentra vivo para contarlo —su mirada es dura y fría —. Considérate afortunada de poder hacerlo sin tener consecuencias.

Le doy una última mirada antes de salir de aquella sala y dirigirme a la habitación donde se halla el cuerpo de Kilian.

Al llegar abro aquella puerta y me detengo al ver a Liam allí. Se encuentra delante de la cápsula de cristal, observando el cuerpo de mi hijo como una estatua.

—Pasa —murmura sin despegar la vista de su lugar.

Cierro la puerta y arrastro mis pies, quedando a su lado y observando a mi bebé. Está pálido, sin color como la nieve, pero con un aspecto enfermizo

Murió.

El nudo de mi garganta se hace más grande al caer siempre en lo mismo, Kilian está muerto. No hice nada para evitarlo.

—Él abusó de mí, lo hizo delante de mi hijo. Kilian gritaba, yo no podía hacer nada para que no viera aquello. Después, me hizo suplicarle por su vida, lo hice sin dudar, pero de nada funcionó —le cuento lo que no le había dicho a nadie.

—Kaela…

—Me obligó a ver como lo mataba y al mismo tiempo que él moría, yo lo hice con él. ¿Cómo se supone que continúe luego de esto? —le pregunto sin esperar alguna respuesta —. Si la primera vez que creí que estaba muerto me dolió, verlo morir una vez más me ha hundido en un bucle sin salida.

Me rodea con sus brazos y apoyo mi cabeza en su hombro. Mis ojos lagrimean, aunque no me permito llorar. Odio sentirme débil y destruida.

—Tengo miedo —musito —. Tengo miedo de mí, de mi deseo de acabar conmigo y al mismo tiempo destruir a todos. Deseo ver los caminos manchados de sangre y los cuerpos sin vida decorando el lugar, hacerle sentir al mundo mi dolor.

Nos sumimos en un silencio que podía decir tantas cosas y a la vez nada.

—Mañana harán una ceremonia en la manada de Alexander para despedirlo.

—Iremos.


 


Un vestido negro y largo, cubre mi cuerpo. Arrastrándose mientras bajo las escaleras. Al final de ella me esperan Liam y Ayrton. Darius no se encuentra, ya que decidió no ir para evitar posibles problemas. Porque para la manada de Alex, él es el asesino de sus antiguos líderes.

Ambos se ponen a mi lado al salir del castillo, un grupo de hombres y mujeres nos esperan. Ninguna cara es conocida, por lo que es seguro que sean de la manada de Ayrton.

Él da un paso hacia adelante y se dirige a su gente.

—Antes de irnos, deben saber que ella —me señala y todos los ojos se posaron en mí —Es su luna y reina. Por lo tanto, su deber será protegerla ante cualquier posible ataque. Un rasguño y todos pagarán las consecuencias, ¿entendido?

—¡Sí, alfa! —gritaron todos en unísono antes de hacer una reverencia.

Me removí incómoda en mi lugar, justo ahora no deseo que nadie me vea como una posible líder.

—Todo un grupo de niñeros lobos para ti, hermanita —se burla, pero sin su antiguo carisma. No he sido la única que ha perdido una parte de sí mismo con la muerte de Kilian.

—No debiste de decir eso —le digo a Ayrton cuando se acerca.

—¿El qué?

—Presentarme ante ellos como luna cuando no lo soy.

—Lo eres.

—Ni siquiera somos algo.

—No necesitamos ser algo, pequeña luna. Ese siempre ha sido tu sitio —No puedo decir algo cuando se convierte en un gran lobo blanco, tan blanco como la nieve y ojos tan negros como la noche.

Queda frente a mí e inclina su cabeza, doy un paso al frente y paso mi mano por su espeso pelaje. Es grande y aterrador, aunque al mismo tiempo parece un gran juguete.

Ronronea con mi toque y por impulso abrazo su cuello, es muy lindo y cálido. Se siente como abrazar plumas.

—Esto es empalagoso, vámonos ya. Pronto comenzará la ceremonia —interrumpe Liam con fastidio. Me separo de Ayrton y él gruñe. Antes de que me pueda alejar del todo, pasa su lengua por mi mejilla, dejándola cubierta de su baba.

Arrugo mi cara con desagrado.

—¡Ayrton! —chillo. Puedo ver que eso le divierte y lo vuelve a hacer —. Lobito malo, eso no se hace —lo regaño, con mi palma limpio mi mejilla y comienzo a caminar.

Se pone a mi lado y todos caminamos por el bosque en silencio. Parece que el día sabe que no es un buen momento, porque el cielo está cubierto de nubes grises.

Todo el camino hasta la manada Blood Moon pasa sin ningún percance. Al llegar al límite, unos guardias se encuentra por el perímetro, se ponen en alerta al vernos llegar, sin embargo, deben reconocer el lobo de Ayrton porque hacen una reverencia y nos deja pasar.

Uno de ellos me mira unos segundos más, debe reconocerme por el tiempo que estuve aquí.

Al llegar al centro, todo es igual a como recordaba, con excepción de que en aquellos días se respiraba la alegría y ahora la tristeza.




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