En el mundo, los más débiles suelen ser destruidos.
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¿Por qué no hay información de la primera híbrida boutlyn? En esta biblioteca no hay ni un solo registro de que ella haya existido, ni siquiera su nombre.
Abigaíl había comentado que su destino fue la muerte porque su poder la consumió. ¿Pasará eso conmigo? ¿Mi poder me consumirá si no lo controlo? ¿La profecía de revelar el secreto de las criaturas sobrenaturales es cierto?
Pensar en eso me provoca estrés.
¿A quién le importa el mundo o revelar nuestro secreto? Nuestro hijo murió, todos ellos deberían pagar por nuestro sufrimiento.
Podrían morir personas inocentes…
¡Kilian era inocente y está muerto! Quiero que el mundo se arrodille y sangre por nuestro dolor.
Eres cruel.
Somos las mismas, Kaela. Únicamente que yo soy tu lado boutlyn, esa parte que es cruel y que se alimenta del sufrimiento. Me llamo Layl y si tú no me das lo que quiero, tendré que obtenerlo por las malas.
—Kaela —La voz de Liam distrae mis pensamientos, giro para mirarlo y lo encuentro con el ceño fruncido y el rostro serio.
Desde lo de Kil… aquella ocasión, no hay rastro del Liam alegre, aunque lo entiendo.
—¿Qué buscas? —cuestiona pasando su dedo por el lomo de un libro.
—Estoy buscando información de la primera híbrida boutlyn.
—Mmm… No encontrarás nada, toda información fue eliminada, ni siquiera se sabe su nombre, es como si nunca hubiera existido.
Me quedo un momento mirando a un punto fijo, tratando de buscar una solución. ¿Cómo sabré lo que conlleva ser una híbrida si no hay nada de ella?
—Tiene que haber algo, en algún lugar —murmuro, mordisqueando mi labio.
—No, los únicos que podrían decirte algo son los antiguos, sin embargo, sería peligroso para ti. Desearían matarte, eres una amenaza para todos.
—¿Cómo dominaré mis poderes sin que estos me consuman?
No responde de inmediato, él pasa su mano por mi cabello con suavidad, sus ojos se vuelven melancólicos por unos cortos segundos, antes de alejarse un poco.
Quiero decirle que no se aleje, que me abrace, que siempre he deseado tener un hermano, pero no digo nada y permito que se aleje.
—Padre, Abigaíl y yo te ayudaremos, estaremos aquí para ti —asiento. Se forma un extraño silencio entre nosotros —. Te odiaba —dice de repente, mi boca se abre de asombro, aunque la cierro sin saber qué decir por su confesión —. Cuando me enteré de que padre planeó mi nacimiento para distraer a todos de tu desaparición, entendí algunas cosas. Nunca me ha querido como a ti, todo eras tú, aunque ni siquiera estabas. Alejó a mi madre, no tengo recuerdos de ella y él nunca estuvo para mí.
»Te odié, porque sentía que me robaste el cariño de nuestro padre. Eras la hija del amor de su vida y yo solo una distracción para evitar tu muerte. Sin embargo, cuando llegaste al castillo y conocí tu historia, no pude odiarte como creía que lo hacía. Tú también sufriste y no fue tu culpa.
—Lo siento, siento que hayas crecido sintiéndote así —Sin que él se lo espere, lo abrazo y me reconforta que no me aparte de su lado.
—No hay nada que perdonar, eres mi única hermana y ambos hemos sufrido.
[...]
—¿Qué haces aquí? —Me sorprendió cuando me avisaron de que Emma está en el palacio, ya que en el entierro de Alexander ella no quiso hablar conmigo.
Se encuentra sentada en unos de los muebles del salón. Retuerce sus dedos y mira para otro lugar, luciendo avergonzada.
—Yo… Quiero pedirte disculpa —arqueo mi ceja —. Por no querer acercarme ni hablar contigo el día de la despedida de Alex.
—Supongo que tenías tus motivos.
—Motivos estúpidos, por un momento te eché la culpa de su muerte.
—¿Por qué? Yo no sabía nada de lo que estaba pasando.
—Lo sé, supongo que deseaba culpar a alguien. Él era mi alfa, todos nosotros crecimos juntos y perderlo fue como perder a un hermano. Aunque eso no justifica nada, tú también eres mi amiga, lo perdiste a él y a tu… hijo.
—Por un momento me sentí mal por tu forma de actuar, has sido la única amiga que he tenido desde que toda está locura empezó. Me echan la culpa por su muerte, pero ningunos de ustedes saben como me sentí al verlo morir y descubrir que todo este tiempo alguien se hizo pasar por él.
—Lo siento, por favor perdóname. No quiero perder tu amistad, eres muy importante para mí —suplica.
Suspiro, ella es mi amiga y solo se hallaba dolida en ese momento.
—Bien —muevo la mano, quitándole importancia, porque no me quiero concentrar en ese día —. ¿Qué pasa con la manada? ¿Quién estará a cargo?
—Ayrton puso a James a cargo de la manada hasta preparar a Briana para el cargo o buscar otro alfa.
—¿Briana?
—Sí, ella es mayor que Dalia por unos minutos y de acuerdo a las reglas, si muere el alfa y este no tiene pareja, el cargo lo asume el otro hijo. Y aunque también lo puedes tener por ser su luna, no creo que la manada este de acuerdo en que una vampira los… gobierne —explica incómoda.
—No importa, en realidad no soy la mate de Alex, alguien manipuló nuestro vínculo.
—¿Qué? Eso no puede ser posible —niega con incredulidad.
—Yo igual lo pensé, sin embargo, eso explica que no haya sentido una conexión con él, nada en mí lo reclamaba como mío.
—Es una locura, ¿por qué alguien haría eso?
—No lo sé, cada vez que averiguamos algo, salen más cosas por resolver.
—Kaela —giro mi cabeza, para ver a Liam cruzado de brazos.
—¿Sucede algo?
—Encontramos a alguien, está en el calabozo.
Su ropa está un poco ensangrentada y me preocupo.
Asiento y vuelvo a mirar a Emma. Su ceño está fruncido mientras observa a Liam.
—Tengo que irme, retomaremos la conversación en otro momento —digo, levantándome del mueble, ella hace lo mismo y me abraza.
—Cualquier cosa que necesites, llámame —murmura, antes de separarse.