Arrullé el cuerpo de Kilian tratando de que se calmara. Desde que vino no ha parado de tener pesadillas, todas las noches se levanta gritando y llamándome en medio de sus sueños.
Mi corazón se rompe cada vez que escucho sus desgarradores gritos y me siento impotente al no poder evitar sus pesadillas.
—Estoy aquí, bebé. Todo estará bien —murmuré, acariciando su espalda con suavidad.
Sus brazos se apretaron más fuerte alrededor de mi cuello, como si no quisiera alejarse de mí. Cuando volví a escuchar otro pequeño sollozo del él, deseé tener el poder de revivir a Lyon para volver a matarlo de una manera lenta y dolorosa.
—¿Quieres que te cuente un cuento, cariño?
Su agarre en mi cuello se aflojó un poco, levanto la cabeza para observarme. Tenía las mejillas húmedas y los ojos rojos. Pase mi mano por su cara para limpiar sus lágrimas.
—Ya no soy un bebé, mami —dijo con seriedad. Apreté los labios para evitar reír.
—Pero si eres mi precioso bebé y siempre lo serás.
—Soy un hombre ahora, nosotros no escuchamos cuentos.
—¿No? ¿Ni siquiera porque te lo cuente yo? —fingí un puchero. Suspiró, mirándome por unos largos antes de asentir.
—Está bien, aunque solo por esta vez.
—Tienes tres años, Kilian —le recordé. Se encogió de hombros y sonrió dulcemente.
Mi corazón se derritió con su sonrisa, es lo más hermoso que he visto en mi vida.
Volví a la cama con él encima de mí, se acomodó en mi regazo colocando su cabeza en pecho.
—Ya puedes comenzar —susurró, una vez que estuvo cómodo.
—Había una vez, un pequeño príncipe que era muy valiente...
—¿Cómo yo, mami?
—Sí, tan valiente como tú, Kilian —afirmé.
Continúe con la historia hasta que su respiración se calmó, quedando profundamente dormido.
Besé su cabeza e inhalé su suave aroma a lavanda.
—Te amo, hijo.
[...]
—¿Por qué hay tanta gente en el palacio? —cuestioné, comiendo un pedazo de tocino.
Los vampiros no tenemos que comer, sin embargo, muchos de nosotros lo siguen haciendo.
—¿Padre no te dijo? —negué —. Habrá una fiesta en honor a Kilian y a ti.
Me molesta que Darius no me consulte las cosas que me involucran, pero esa celebración será un buen momento para renunciar a ser la próxima heredera al trono, ya que lo más seguro es que estarán los vampiros importantes.
—¿Cuándo será?
—Hoy.
—¿Hoy? Ni siquiera tengo un vestido para la ocasión, ni nada para Kilian. Además, ¿Qué pasa con los invitados?
—Yo me he encargado de comprarte un vestido y un traje a Kilian. Por los invitados no te preocupes, hace dos días fueron avisados.
Iba a decir algo, pero el olor a tostada quemada me lo impidió, miré a mi derecha, donde se encontraba Kilian con una llama en su mano y quemando el pan.
—Bebé, ¿por qué estás quemando tu desayuno? —Se lo quité de la mano. Él me mira con esos ojos que me hacen suspirar. Tendré un grave problema cuando sea grande.
—Se prendió solo —expresó, tratando de parecer inocente.
Liam dejó escapar una carcajada, pero al ver mi cara, se calló.
—No está bien quemar la comida, cuando ya no quieras más la dejas a un lado y listo. ¿Entendido?
—Sí, mamá —susurró, bajando la mirada.
Besé su frente.
—¿Quieres ir al jardín conmigo?
—Sí, por favor.
—Bien. ¿A qué hora comenzarán a llegar los invitados? —Me dirigí a Liam.
—A eso de las siete de la noche —respondió —. Por cierto, vendrá Briana.
—¿Ya están saliendo oficialmente?
—En eso estamos.
No me sorprende, en estos días Liam divide su tiempo entre el castillo y la manada de Alex para ir a verla.
Kilian y yo nos despedimos de él. Antes de ir al jardín, buscamos una manta, el avión de juguete de mi niño y un libro para mí.
Extendí la manta en el césped y me senté apoyando mi espalda en el tronco de un árbol. Kilian corrió por el lugar con su avión en mano, fingiendo volar. Por unos largos segundos lo observé, todavía me costaba creer que se encontraba conmigo.
Si hace unos meses me hubieran dicho que él estaba vivo o que yo pertenencia a este mundo sobrenatural, golpearía a esa persona.
Ahora me tengo que concentrar en buscarle un terapeuta, una escuela y yo pensar en que haré con mi vida. No sé si continuar en la universidad o hacer otra cosa.
En unos cuantos meses es el cumpleaños de Kilian y me emociona mucho, ya que será la primera vez que lo celebre junto a él.
Abrí el libro e intenté concentrarme en la lectura mientras mi hijo juega, pero a mi mente vino Ayrton.
Hemos estado hablando solo por mensajes de texto porque tiene que dirigir su manada luego de tantos días afuera. Una parte de mí siente que le estoy faltando el respeto a la memoria de Alex, es cierto que después de la muerte de Lyon y la llegada de Ayrton se fue el "hechizo" que me hacía tener sentimientos por él, pero aun así no puedo evitar la culpa.
Suspiré, creo que yo también debo visitar un psicólogo. ¿Hay psicólogos para vampiros?
Kilian y yo pasamos toda la mañana y tarde en el jardín, a la hora del almuerzo la sirvienta nos trajo la comida y cuando terminamos se llevó lo que ensuciamos.
Jugué con él hasta que se agotó y se sentó entre mis piernas mientras me escuchaba leer.
El día pasó muy rápido, llegando la hora de arreglarnos para la fiesta. Recogimos todo y entramos al palacio.
Al entrar a mi habitación, vi que en mi cama se encontraban dos cajas blancas con diseños dorados. Abrí la más pequeña, encontrando un pequeño traje negro bien planchado junto con una camisa blanca y una corbata.
Lo dejé con cuidado y destapé la otra. Esa contenía un precioso vestido negro largo con una abertura en la pierna derecha, la parte de arriba era un corset con escote corazón y dentro de la caja había unos guantes de encaje.
Fui al baño con Kilian, lo duché con paciencia para luego envolverlo con una toalla. Lo vestí, arreglé su espeso cabello negro y busqué unos zapatos que combinaba con su traje.