Eres mía [#1]

Cap.38

Ayrton

—Si soy tuya, tú eres mío, y tampoco puedes permitir que otra mujer te toque, porque te patearé el culo —Me advirtió.

Me gustó la sensación de que me reclamara como suyo. No tengo ningún problema en pertenecerle, porque ella también es mía.

Un jadeo salió de su garganta cuando reclamé su boca con la mía, saboreé y devoré sus labios, había querido hacer esto desde que la conocí. Su cuerpo se amoldaba de manera perfecta al mío, se aferró a mí cuando no pudo con la intensidad de mis movimientos. Mi lengua se abrió camino a su boca, escuchándola gemir, ese sonido me volvió loco.

Me olvidé de todas las personas que nos rodeaba, solo podía pensar en ella y en lo bien que encajaba en mis brazos, la suavidad de sus labios y el olor a flores que inundaba mis sentidos cada vez que me encontraba con ella en un mismo lugar.

Mía, mía, mía.

Es en lo único que podíamos pensar mi lobo y yo, ella es nuestra.

Un carraspeo hace que nos alejemos, sin embargo, no la suelto ni dejo de mirarla. Sus ojos tienen destellos de rojos, sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas me hacen desear volver a besarla. Mi polla se tensa dentro de mis pantalones al imaginar esos labios envolviendo mi pene.

—Quítale la mano a mi hija —rugió. Los ojos de Kaela se movieron a dirección de su padre y se sonrojó aún más. Lo miré, pero sin quitarle las manos de encima, él no me dirá que hacer con mi mujer.

Podía sentir las miradas disimuladas de las personas que se hallaban aquí.

—Darius, no es el momento —habló en un murmuro.

—Lo que no es el momento es que te estés enrollando con este —me señaló con desdén —, en medio de esta fiesta.

—No son tus problemas, es mi mujer y si nos queremos besar aquí o en cualquier otro lugar, lo haremos —declaré, sin importarme que se molestara. Cuando Kaela vio que su padre daba algunos pasos para acercarse a mí, se soltó de mi agarre y se interpuso entre ambos.

—Darius, no —dijo con firmeza —. No debimos dejarnos llevar en este lugar, aunque tampoco es el momento de iniciar algún tipo de pelea.

—No vuelvas a besarla ni a tocarla indebidamente —ordenó, antes de macharse.

Ella suspira y vuelve su atención a mí, olvidándose de la gente. La acerco hasta que no hay espacio que nos separe. Inclina la cabeza para poder ver mis ojos.

—Ya escuchaste a Darius, nada de tocarme indebidamente —bromeó, colocando sus manos alrededor mi cuello.

—Mmm —Una suave melodía comenzó a sonar, me balanceé al ritmo de la música, llevando a Kaela a seguir mis pasos —. Un rey no recibe órdenes de nadie, mucho menos me prohíbe tocar lo que es mío.

—Si te ordenara a no volver a tocarme, ¿lo harías? —preguntó con genuina curiosidad.

—Sí —dije sin dudar —. Tu consentimiento es más importante que mi deseo, nunca lo dudes. No haría algo que tú no quieras.

Asintió, mientras su mano tocaba distraídamente mi cabello de la nuca. No podía dejar de observarla, de sentirla contra mí.

Baje mi cabeza, hasta que mi nariz tocó la suya. Sus labios se entreabrieron y no pude evitar dejar un casto beso en ellos.

—Llevas tentándome toda la noche —susurré, mi mano se movió a la abertura de su vestido, tocando la suave piel de pierna y trazando las líneas de su tatuaje —. No puedo mantener mis manos quietas cuando estoy contigo—Besé su mandíbula —. Quiero matar a cada hijo de puta que no ha apartado sus ojos de ti —Acaricié la curva de su trasero, ella dejó salir un suspiro y cerró los ojos.

—Ayrton...

—¿Sí, pequeña luna?

—Me encanta que me toques, pero puedo sentir las miradas de todos puesta en nosotros, además, la música acaba de terminar.

Tiene razón, la música terminó y aunque me encanta tocarla, no quiero que nadie aparte de mí vea su placer. Sus gemidos y gritos son solo míos.

Antes de decirle algo, escuchamos el pequeño grito de Kilian llamándola, dirigimos nuestra atención a él que venía acompañado de Liam.

—¡Mami! ¿Podemos bailar, por favor? —Pidió, haciendo un pequeño puchero.

Pude ver como Kaela se derritió de ternura y asintió, tomando su mano entre las suyas.

—Caballeros, si me disculpan —hizo una ligera reverencia —. Iré a bailar con este apuesto príncipe —Me miró una última vez y se unió a la multitud.

—Agradéceme que te salve de tener un gran problema —dijo, digiriendo brevemente sus ojos a mi entrepierna —. Sería vergonzoso tener una erección en medio de un baile.

Cuando lo ignoré escuché su risa burlona y luego desaparecer, supongo que a reunirse con Briana.

No pierdo de vista a Kaela, se ve muy feliz y despreocupada bailando con Kilian, se nota en cada poro de su cuerpo como ama a ese pequeño. Y joder, haría cualquier cosa para mantener esa sonrisa en su rostro.

—No puedo creer que ella en algún futuro sea nuestra gobernante, ¿viste cómo se comportó? Parecía una zorra dejándose manosear por ese lobo —Giré la cabeza para buscar a quien dijo ese comentario, lo encontré a unos pasos de distancia, riendo con otro vampiro.

Apreté la mandíbula, molesto por su falta de respeto. Abrí mi enlace con mi beta, necesitaba que se deshiciera de este problema.

«Anka.»

«¿Sucede algo, majestad?»

«Sí, necesito que te deshaga de dos vampiros.»

«¿Cuáles?»

«Los que se encuentran cerca de mí, uno tiene un traje rojo con negro y el otro una camisa azul.»

«Ya los vi, ¿los deseas muertos?»

«Sí.»

«Bien, ya me encargo de ellos»

Un minuto después, Bridie se acercó con uno de mis guardias, lo vi decirles algo y ellos miraron en mi dirección, sus expresiones cambiaron y yo sonreí con malicia. Les hice un pequeño saludo antes de que se lo llevaran. Algunas personas observaron mientras se los sacaban del salón, sin embargo, no se atrevieron a intervenir.

Volví a llevar mi atención a Kaela, para notar que se acercaba, ya que la música terminó. Parece que no se dio cuenta de nada, porque no hizo algún comentario al respeto.




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