La noche de ayer terminó mejor de lo que pensaba. Todavía podía sentir las grandes manos de Ayrton por todo mi cuerpo, sus labios besándome y volviéndome loca. Sus palabras sucias y en la manera en que me folló hasta que ya no pude más.
Me ponía caliente recordar cómo me persiguió por el bosque, es algo que estaría encantada de repetir una y otra vez. Lástima que tuvo que volver a su manada, ya que tenía una reunión con unos alfas de Rusia.
Ahora me encontraba afuera del despacho de Darius, deseaba hablar sobre la decisión que tomé respeto al trono. Sé que se encontraba furioso, pero no cambiaría de opinión.
Liam estaba cuidando a Kilian y ya había tenido unas palabras con él, para mi sorpresa, no se encontraba molesto con que algún día sería el rey de este clan. Sí, se hallaba nervioso por lo que diría Darius, sin embargo, padre no tenía otra elección que aceptarlo.
Di dos toques a la puerta y cuando escuché su voz permitiéndome entrar, lo hice. Su oficina era muy espaciosa, en la pared de fondo se encontraba una gran pintura de Eider, aparte mis ojos de eso; no quería ver su rostro. Al otro lado de la habitación tenía grandes estantes que contenían libros que se notaban muy antiguos. En su escritorio una foto de Kilian lo decoraba.
Me senté en unas de las sillas frente a su mesa, durante unos minutos no dijo nada ni yo tampoco.
—¿Por qué renunciaste sin antes pedirme permiso? —Aunque su expresión es una fría máscara el tic de su mandíbula lo delata.
—Porque con o sin tu permiso, lo iba a hacer. No sé cuál es tu molestia con ese tema.
—Mi heredera eres tú...
—Liam igual lo es—Lo interrumpí y sus ojos cambiaron a rojos por un breve momento.
—El trono es tuyo desde que naciste, Liam no fue creado con ese propósito, no es su derecho.
—No puedes estar hablando en serio —dije con incredulidad —. Es tu jodido hijo, sangre de tu sangre.
—Pero no es hijo de la mujer que amo, no es parte de ella. Liam solo nació porque necesitaba distraer a todos con tu supuesta muerte, nada más.
—Eso es cruel, nunca le haría eso a ningunos de mis hijos. ¿No se supone que los padres aman a sus hijos? —Apreté mis manos, hasta que mis nudillos se volvieron blancos. No podía ni imaginar lo difícil que fue para mi hermano crecer con él —¿Y su madre? ¿Qué hiciste con ella?
—La maté, no era importante para la vida de Liam y se estaba enamorando de mí.
—Eso es horrible, Darius. Mataste a la madre de tu hijo, ningún niño debería de pasar por eso. ¿Cómo pudiste? —observé como se encogía de hombros, con indiferencia.
—No puedes juzgarme. Hice todo para protegerte y lo volvería a hacer, además, eres la menos indicada para hablar de cosas horribles. Destruiste todo un pueblo, incluido niños que fueron inocentes —arqueó una de sus cejas, como si esperara a que lo desafíe.
—La situación es diferente, ellos no son parte de mí. Nunca haría algo que pueda lastimar a mi familia y mucho menos a mi hijo —dije entre dientes.
Sí, yo tampoco soy una buena persona. Desde que me convertí en una híbrida no he hecho otra cosa que matar sin sentir remordimiento ni empatía por esas gentes. No me importó acabar con sus vidas sin dudarlo, sin embargo, hasta yo tengo un límite.
—Cuando eres un rey, debes de tomar las mejores decisiones, aunque estas no beneficien a todos.
Negué, él no cambiará su manera de pensar.
—Si un rey no puede cuidar a los miembros de su familia, ¿Cómo protege un a todo un clan?
No lo deje responder y salí de su despacho. Algún día Liam será el rey y me encargaré de eso.
[...]
Varios meses después.
—¡Feliz cumpleaños, bebé! —comencé a repartir besos por todo su rostro, escuchando su risa y pude jurar que mi corazón se detuvo de tanto amor.
Era la primera vez que celebraba un cumpleaños con él y también era la primera vez desde que pensé que se encontraba muerto, que no lloré en esta época. Era veintiséis de diciembre y Kilian estaba cumpliendo cuatro años.
—Mami, solo deseo dormir —murmuró, adormilado. Reí porque se veía muy tierno.
—¿No quieres ver tus regalos? —Al escuchar esto, abrió sus ojos —. Feliz cumpleaños, mi niño precioso.
Se incorporó y sus brazos rodearon mi cuello, lo sostuve contra mí.
—Gracias —Deposité un beso en su cabeza y nos quedamos un rato así. Nunca imaginé que volvería a tenerlo entre mis brazos ni que se sentiría tan genial ser su madre.
Cuando se separó, pudo ver como toda la habitación se encontraba llena de regalos y chilló emocionado. Se bajó de la cama para ir directo a ellos.
Desde ayer en la noche nos encontrábamos en el hotel de Disneyland en California, Liam y Ayrton se habían encargado de planear este viaje para Kilian y debo decir que hasta yo me hallaba emocionada, era la primera vez que pisaba uno de estos parques.
Darius no pudo venir por asuntos con el clan, él y Liam en los últimos meses se han unido con vampiros de otros países para eliminar a los cazadores y liberar a muchas creaturas que fueron sometidas sus experimentos y torturas.
A pesar de eso, ayer consintió a Kilian con regalos de cumpleaños y navidad. Los vampiros ni los lobos suelen mantener esta tradición humana, sin embargo, lo hicieron porque era la primera navidad que celebraba en mi vida.
Ayrton me regaló una casa en Londres porque en unas de nuestras conversaciones le dije que siempre había querido ir y conocer la ciudad, también mandó a hacer un collar con forma de girasol, mis flores favoritas.
—¡Mira, mami! —dijo, Kilian enseñándome un avión de juguete y varios peluches de distintos animales —. ¡Ahora tengo cuentos nuevos! —gritó, y se puso a correr por la habitación. Aunque una vez expresó que era un "hombre" para leer cuentos, cuando comencé a leerle uno todas las noches les empezaron a gustar.
La puerta de la habitación se abrió y por ella entró Liam cantando cumpleaños feliz con un pastel en forma de avión. Detrás de él se encontraba Ayrton, Briana y Alayna; hermana de Ayrton.