Eres mía [#1]

Capítulo final

Observé como Ayrton y Kilian dormían abrazados. Ambos cayeron agotados luego que pasaran todo el día en el bosque en una tarde de padre e hijo. El lobo de Ayrton -Blace- estuvo enseñando a Kilian a cazar y mejorar sus reflejos.

Era tierno ver un lobo de dos metros jugar con un niño pequeño. Mi bebé estaba feliz de subir a su espalda y abrazarse contra su pelaje. De hecho, me dijo que ahora quería ser un lobo.

Nos mudamos a su manada unos días después de mi cumpleaños, luego de que le permití macarme. Lo hizo mientras hacíamos el amor en nuestra casa de Londres. Admito que dolió, pero luego ese dolor se transformó en placer.

Kilian lloró porque pensó que Liam y Darius también se irían a vivir con nosotros, él estaba acostumbrado a tenerlo siempre cerca. Se calmó cuando ambos le prometieron venir a visitarlo cada semana y luego Ayrton le enseñó su nueva habitación.

La cama era en forma de avión, cosa que hizo que se emocionara. La pared del fondo tenía dibujado un mapa y el techo estaba pintado de manera que era como ver el cielo. La lámpara era una brújula dorada y sus juguetes favoritos estaban organizados.

Amó tanto su dormitorio, que no quiso salir de ahí. Ayrton lo consiente en todo lo que él quiera, solo tiene que pedirlo y lo consigue.

A pesar de que llevaba unas semanas en la manada, le pedí a Ayrton no presentarme ante su gente de inmediato. Me acordaba a la presentación que tuve con Alexander y lo mal que se puso todo poco después.

Sin embargo, hoy iríamos a la plaza central y me presentarían como su luna. A Allison no le agradaba la idea, aun así, no se atrevió a decir algún comentario. No deseaba tener una mala relación con ella, aunque tampoco iba a dejar que nos faltara el respeto a mi hijo ni a mí.

Salí de la habitación con cuidado, para no despertarlos y me dirigí al jardín trasero para ver el amanecer. No sé por qué, pero hoy me levanté más temprano que de costumbre. El palacio estaba en silencio, pero los guardias se encontraban vigilando y en alerta.

Llegué justo a tiempo para ver los primeros rayos del sol a través de las copas de los árboles. Siempre me ha gustado lo hermoso que se ve el cielo en los tonos naranja y rojo, es como ver un espectáculo de colores.

Me reí porque me acordé de algunos libros que leí, en donde los vampiros se convertían en ceniza si el sol tocaba su piel o se podían convertir en murciélagos. Me gustaba la teoría del murciélago. La verdad es que no me sentía tan diferente a cuando creí que era una humana, lo diferente era mi deseo de beber sangre, mis sentidos más desarrollados y mis poderes. Sin embargo, aún podía dormir, comer -aunque no era muy necesario- y caminar bajo la luz del sol. Mi lado Boutlyn definitivamente era más peligroso, con ella debía consumir almas cada cierto tiempo para mantenerla controlada.

Fruncí el ceño cuando me rodeó la oscuridad, intenté disiparla, pero no pude.

—Kaela, Kaela —Una voz masculina dijo mi nombre. Giré sobre mis talones, buscando a la persona que me llamaba, sin embargo, no se veía nada —. Pensé que me llenarías de orgullo, solo tenías un propósito en tu vida; traer el caos a la tierra. Esperé años y me defraudaste. ¡Mataste a tu propia gente! —gritó, con cólera —. ¡Debías revelar el secreto de las criaturas al mundo! Los humanos no deberían gobernar nuestro mundo, ellos solo son criaturas débiles, estúpidas y crueles.

—Pues no son muy diferente a nosotros —respondí con sarcasmo. Una bola de energía impacto en mi pecho, haciéndome jadear de dolor. Mis piernas cedieron y caí. Traté de usar mis poderes, aunque fue inútil —. Debes ser Loki —murmuré. Una silueta se dibujó en la oscuridad, pero no podía ver su rostro.

—Sí, creador de los Boutlyn y Dios del engaño.

—Si tanto deseas el caos y revelar nuestros secretos, ¿por qué no lo hace tú mismo? ¿O eres tan cobarde e inútil para hacerlo? —Tenía que controlar mi boca por la posición tan en desventaja en la que me encuentro, sin embargo, era inevitable.

—Créeme, lo haría, pero los dioses tenemos una regla que no se puede romper. No podemos decirles a los humanos lo que somos, por más que lo intentemos. Por eso cree una criatura poderosa, aunque me han fallado —enojado, volvió a impactar otra de esas bolas de energía, más fuerte que la anterior.

—Mierda —grité, sujetándome el lugar lastimado. El maldito bastardo se rio.

—No tengo muchas ganas de seguir hablando, pero te diré algo —hace una pausa dramática —. Voy a joder tu vida como jodiste mis planes y lo haré con tus hijos. No será ahora, me gusta tomarme mi tiempo planeando mis venganzas, sin embargo, ese día llegará.

—No te atrevas, Loki, porque ti tocas un pelo de las personas que amo, te destruiré —dije entre dientes.

—Querida, yo soy un Dios —Fue lo último que dijo antes de desaparecer junto a la oscuridad.

Un gritó de frustración salió de mi garganta, ¿no puedo tener una vida tranquila?

—¡Kaela! —El cuerpo de Ayrton cubrió el mío. Su mano se movió sobre mi cuerpo, buscando alguna herida. El dolor en mi pecho se había disipado cuando Loki se fue —¿Te encuentras bien? Los guardias fueron a buscarme al momento en que no te pudieron ver por culpa de esa neblina.

Atrás de él se encontraba una docena de guardias y su beta Anka.

Le conté de manera breve lo que había sucedido, él me escuchó con atención antes de gritar una serie de órdenes a sus guardias. Me cargó entre sus brazos y me llevó adentro.

Kilian seguía durmiendo en nuestra habitación, en la puerta había dos guardias custodiando el pasillo. Respiré con alivio al ver a mi hijo bien.

Ayrton iba a llamar al médico de la manada para que me revisara, pero me negué. Me encontraba bien. También quiso cancelar la presentación y tampoco se lo permití. No cambiaria nuestra rutina por culpa de Loki.

Ayrton se pasó la tarde cerca de mí, a pesar de que estaba trabajando. No me quería dejar sola.

[...]
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.