Eres mía [#1]

Epílogo

Incluso consumida por la oscuridad, mi alma es capaz de reconocerlo. –Kaela Williams.

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Un año después.

Observé mi reflejo en el espejo, sin creer que en unos minutos sería mi coronación oficial como reina de los lobos. El castillo desde ayer se encontraba repleto de alfas de diferentes manadas alrededor del mundo y criaturas de todo tipo. He tenido el placer de conocer a muchos de ellos y debo admitir que algunos de ellos eran demasiado salvajes y aterradores.

Mi vida dio un giro demasiado drástico desde que llegué a este país y con el paso del tiempo, no creí que tendría un momento de paz o que sobreviviría a todas las cosas que me han sucedido.

No todo ha sido perfecto, el problema con los cazadores y sus experimentos todavía no terminaba, cuando destruíamos uno de sus laboratorios, se multiplicaban como plagas. No sé cómo lo hacen, pero no me gusta. Nos ponen en riesgo a todos.

Otro de los problemas es aprender a controlar mi poder, a veces la más mínima señal de peligro era suficiente para que la oscuridad dentro de mí estallara y quisiera destruir a cualquiera que se interponga en mi camino. Había ocasiones en donde mis propios pensamientos me asustaban, esa otra parte de mí le gustaba el caos y la destrucción, evitaba con todas mis fuerzas que ella tomara el control.

Todavía podía recodar los cadáveres de humanos esparcidos a mi alrededor cuando volví a tener control de mi cuerpo, hubiera sido peor de no ser porque Ayrton llegó a tiempo, parecía ser el único capaz de controlar a esa otra yo.

Incluso consumida por la oscuridad, mi alma es capaz de reconocerlo. Y es jodidamente aterrador ver lo conectada que estoy a él.

Repasé por última vez mi aspecto, el vestido era deslumbrante y se ajustaba de manera perfecta a mi cuerpo. La parte superior era negra y se iba degradando en un rojo oscuro, la tela de tul le daba un movimiento ligero y delicado. La manga caída hacía ver más elegante mi cuello y se podía ver claramente la marca de Ayrton.

Me coloqué la capa que iba a juego con el vestido y que brillaba bajo la luz por los pequeños diamantes que tenía incrustada.

Una vez satisfecha y ver que estaba perfecta, salí de la habitación principal para dirigirme al jardín trasero. La ceremonia se llevaría a cabo bajo la luz de la luna llena, como se hacía tradicionalmente desde hace miles de años para la coronación de la nueva luna de la manada.

A mi querida suegra no le agradaba de que una hibrida —que no era una loba— fuera coronada reina. Seguía sin caerle bien y la verdad no me interesaba su opinión. La relación solo era de Ayrton y mía, nadie más debía intervenir. Tampoco le agradaba mi hijo, al contrario de su esposo que le encantaba consentirlo. Kilian tiene a toda la manada comiendo de su mano, es el niño más consentido que existe y suele llevarse bien con la mayoría de los habitantes del palacio.

El castillo esta noche se encontraba abarrotado de rosas rojas y blancas en cada rincón, se veían hermosas.

Mientras me acercaba a mi destino, los murmullos de la gente se escuchaban más fuerte, dos guardias se encontraban de pie en la puerta que da al jardín. Al verme, hacen una reverencia y abren las puertas.

De inmediato, siento cientos de miradas sobre mí y el lugar queda en silencio. Se levantan de sus asientos y hacen una reverencia, cuando me muevo de mi lugar, lo hago con cuidado, me daría vergüenza tropezar y quedar en ridículo en una noche tan importante. Hay una larga alfombra roja y al final de esta pude ver a Ayrton, su madre y Kilian. Levanté la barbilla y caminé con confianza, sin perder de vista a mi hijo y mi tua cantante.

Ayrton me robó el aliento con lo guapo que se ve con ese traje, nunca me acostumbraré a las emociones que él suele despertar en mí. Mi hijo me miró con una sonrisa y se acercó a mí a mitad del camino.

—Hola, mami —dijo una vez que sostuve su mano y seguimos avanzando.

—Hola, bebé —No pude evitar sonreír, amaba profundamente a mi hijo. Me hacía tan feliz ser su madre.

—Todos te ven con mucha atención —susurró, pero estaba segura de que lo escucharon —. No me gusta, solo papi y yo podemos admirarte —frunció el ceño y yo solo reí, aunque no fui la única en hacerlo.

Ayrton tenía una sonrisa orgullosa, ambos son tan para cuál.

No sé cuál de los dos es más posesivo.

Mi pequeño bebé es muy apegado a mí, le encanta estar conmigo al igual que a mí. Es demasiado inteligente y cada día crece más, lo que me asusta un poco, porque temo en que llegué un día en que se sienta demasiado grande y ya no quiera compartir tiempo conmigo.

Ayrton tomó mis manos entre las suyas cuando llegué a su lado, las demás personas en el jardín dejaron de existir a mi alrededor en cuanto mis ojos conectaron con los suyos.

—Te ves magnífica, tan deslumbrante como la propia luna —Se inclinó a dejar un casto beso en mis labios, sin importarle que los demás nos vieran.

Es inevitable suspirar como tonta enamorada cuando tenía a mi hombre diciéndome estas cosas.

—Tú te ves demasiado guapo —comenté, sin alejarme aún. Su madre tuve que carraspear para que nos alejáramos y se pudiera empezar la ceremonia.

Kilian fue a sentarse junto a Darius y Liam que se encontraban en primera fila. También vi a Briana sentada junto a mi hermano, la verdad es que se ven bonitos juntos.

Ayrton sostuvo mi mano hasta que me senté en mi trono que se hallaba detrás de nosotros y luego se sentó en el suyo. Desde aquí podía ver mejor los rostros de las criaturas que se encontraban presente. Abigail también estaba en la ceremonia, Darius la invitó; creo que mantienen algún tipo de relación.

Mi padre me observa con seriedad, todavía no estaba de acuerdo conmigo por renunciar al trono vampírico y cedérselo a Liam, pero seguía pensando que él sería mejor monarca de lo que yo habría sido. Ese es su lugar, aunque no le guste a Darius.




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