Eres mía [#1]

Extra I: ¿Embarazada?

Extra I: ¿Embarazada? Parte 1.

                                       ***
 


Mis pasos eran silenciosos mientras me dirigía a la cocina. Todavía era temprano y mi esposo e hijo dormían, al igual que los miembros del servicio del castillo. Sin embargo, tenía deseos de comer un trozo de pastel de chocolate. Y sí, sabía que era demasiado temprano, pero no me importaba.

El problema es que ya no quedaba pastel de chocolate, solo de vainilla. Así que decidí preparar uno. Vi una receta en YouTube y supuse que no debería ser tan difícil. No es que supiera cocinar algo aparte de huevos revueltos, que a veces se me quemaban, o hacer sándwiches de jamón y queso.

Por suerte, teníamos una chef, porque si no, todos se morirían de hambre o de algún tipo de intoxicación.

Al llegar a la cocina, vi nuevamente el video para asegurarme de tener correctamente los ingredientes. Cuando lo verifiqué, me dispuse a buscar todo y los utensilios que utilizaría.

Puse el teléfono cerca para guiarme en todo momento. No confiaba en mis habilidades culinarias.

Tarareé una nueva canción en español que aprendí hace poco. Creo que la cantante es mexicana y todas sus canciones me gustan. Tiene una linda voz.

A un beso solamente, one stop from going crazy —añadí una taza y media de aceite a la mezcla mientras no dejaba de moverla. ¿No era mucho aceite? Me encogí de hombros, yo no era una cocinera—. Yo me iba a rendir. ¿Quién iba a decir que hoy me estoy rindiendo a ti? A un beso solamente...

Arrugué la nariz, mi mezcla se veía horrible y aguada. ¿Qué hice mal? Seguí cada paso de ese estúpido video. Entré un dedo a la masa con chocolate y me lo llevé a la boca, pero me provocó una arcada.

Por los dioses, esa cosa sabe horrible. Mi esfuerzo no sirvió para nada y, además, la cocina parece un campo de batalla.

—¿Qué le ha sucedido a la cocina, cariño? —Me giré sobre mis talones para observar a mi esposo que acababa de llegar. No llevaba camiseta, mostrando su perfecto y tonificado torso. El cabello lo tenía revuelto y me quedé embobada mirándolo, y él me sonrió antes de acercarse.

—Deseaba hacer un pastel, pero algo falló con ese tutorial. No te rías —Le advertí e hice un mohín al ver la diversión en su rostro.

—Está bien, no me voy a reír —Sostuvo mi barbilla y bajó la cabeza para atrapar mis labios entre los suyos. Me derretí en sus brazos, como cada vez que me tocaba.

Sus labios se amoldaron perfectamente con los míos, y gemí entre ellos.

—Buenos días, pequeña luna —dijo, con su boca aún pegada a la mía. Le devolví el saludo antes de besarlo.

Sus manos fueron a mi trasero y bajaron a mis piernas para levantarme. Lo rodeé en su cintura, aferrándome a él. Mi espalda chocó con la encimera, sin embargo, no me importó.

Su lengua buscó la mía, y le permití entrar. En pocos segundos, el beso aumentó de intensidad.

—Ayrton...

—¿Sí? —Su barba incipiente me provocaba cosquillas cuando dirigió sus besos a mi cuello.

—En serio quiero un trozo de pastel.

Nunca le decía que no al sexo con Ayrton, pero de solo imaginarme la torta de chocolate, se me hacía agua la boca. Lo cual era raro, ya que desde que soy una híbrida, lo único que llama mi atención es la sangre, porque la comida ya no tenía el mismo sabor que antes.

Se quedó un segundo pegado y luego se apartó. No sin antes dejarme un casto beso. Pude sentir lo duro que se encontraba y sus ojos brillaban con lujuria.

—Bien, voy a preparártelo —Una enorme sonrisa se formó en mi rostro.

—¿Sabes que eres el mejor esposo del mundo?

—Lo sé, amor. No hay nadie mejor que yo.

—Siempre tan arrogante.

—Solo soy sincero —Me bajó de la encimera y me sentó en una de las sillas, donde tendría una excelente vista de él cocinándome.

—Tú y Liam son un caso perdido, Kilian lo aprendió de ustedes —Ayrton solo se mostró orgulloso con mi comentario.

—Es mi hijo, claro que aprenderá que es el mejor —habló, encogiéndose de hombros.

Rodé los ojos, divertida.

Cuando Kilian sea mayor, nos dará mucho dolor de cabeza.

Lo peor es que sabía cómo salirse con la suya y con su sonrisa podría poner de rodillas a quien quisiera.

Observé cada uno de los movimientos de Ayrton, se movía con destreza y confianza en la cocina. Mi esposo, a diferencia de mí, sí sabía preparar un plato sin quemar la cocina... o el castillo. Algunas noches, luego de salir de sus reuniones, cocinaba para nosotros y a veces Kilian era su ayudante.

Luego de un tiempo, intenté seguir con mi carrera de medicina para especializarme en medicina, sin embargo, me di cuenta de que no era lo que quería. La verdad no estaba segura de nada y no es que necesitara un título, pero deseaba ocupar mi tiempo aparte de las responsabilidades que tenía como madre y reina. Como Darius puso un montón de negocios a mi nombre, encontré apropiado estudiar administración de empresas, no obstante, solo hice un técnico superior de dos años.

También hemos estado ocupados nuevamente con los cazadores, son como una maldita plaga. Además, creo que volvieron por la bruja Nesta Bouchard. Su sangre permite que los experimentos que hacen los cazadores puedan sobrevivir. Pobre chica, pasó años encerrada con esos animales.

Observé a Ayrton verter la mezcla en el molde y luego meterlo en el horno.

—Te ves muy sexy cocinando para mí.

Se dio la vuelta y no pude ocultar mi sonrisa.

—¿Sabes que es más sexy? —Se inclinó sobre la encimera, sin quitarme los ojos de encima.

—¿Qué?

—Tú, debajo de mí y gimiendo mi nombre.

—¡Ayrton! —chillé, soltando una carcajada.

Rodeó la encimera y me tomó entre sus brazos. Enterré mi rostro en su pecho, cerrando los ojos y aspirando su aroma, sintiéndome segura entre sus brazos. Los latidos de su corazón siempre lograban calmarme.

—Tu aroma se siente diferente —expresó, mientras acariciaba mi espalda —. Es más intenso y dulce.




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