Extra II: ¿Embarazada? Parte 2
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Hoy sería la cena en la que le diríamos a nuestra familia que estábamos esperando un nuevo bebé. Ha pasado una semana desde que nos enteramos y todavía no se lo hemos dicho a nuestro hijo. Siendo sincera, no sé cómo se tome la noticia. Le gusta ser hijo único y que la atención siempre esté en él.
Me hallaba en la oficina de mi esposo, esperando a Kilian. Le daríamos la noticia antes de que los demás llegaran; esperaba que se emocionara con la noticia.
Me encontraba encima de las piernas de Ayrton, con su mano acariciando mi vientre. Ahora era su nueva manía favorita; decía que le gustaba sentir a nuestro bebé.
La etapa del embarazo es un poco diferente que en un humano. Solo dura siete meses, así que el mismo día que nos enteramos del embarazo, llamó a la doctora de la manada porque no quería hombres cerca de mí e hizo que me revisara de pies a cabeza. La doctora confirmó que todo estaba en orden y que el bebé se hallaba bien, al igual que yo.
Ayrton últimamente solo se la pasa pegado a mí; dice que podría caerme o sucederme cualquier cosa si no estaba cerca para protegerme. También le gusta dormir con la cabeza pegada a mi abdomen y comenzar a hablarle; dice que así el bebé lo reconocerá cuando nazca. Lo leyó en uno de esos quince libros que compró sobre el embarazo. Las veces que entraba en su oficina lo encontraba leyendo uno de esos libros en vez de estar haciendo su trabajo. Siendo sincera, me causó mucha ternura.
—¿Qué crees que tendremos? ¿Un niño o una niña? —inquirí, acariciando la mano que tenía en mi vientre.
Besó mi hombro y apoyó ahí la cabeza, inhalando mi aroma.
—Una niña. Ya tenemos un hijo y no quiero que sienta que podría ser desplazado. Además, así tendremos una princesa y un príncipe.
—¿Y si sale otro niño?
—Te amaré hasta que el próximo embarazo sea una niña —Se río cuando golpeé su mano.
—La fábrica de bebés se cierra después de este, señor Mashall.
—¿No tendremos un equipo de fútbol? —bromeó.
—Si tú vas a dar a luz a los próximos bebés, yo no tengo ningún problema.
—Eres cruel, sabes que no puedo.
—Qué lástima —fingí pena, pero estaba siendo sincera. No tendríamos más bebés, no me gustaba el parto.
Unos minutos después, Kilian entró y nos regaló una sonrisa llena de energía. Mi bebé ya tenía nueve años y era muy alto para su edad, además de inteligente y arrogante como su padre, tío y abuelo.
—Hola, mamá y papá —Me levanté de las piernas de mi esposo para abrazar a mi hijo; lo vi esta mañana, sin embargo, había pasado todo el día afuera entrenando con Anka y otros miembros de la manada.
—Hola, bebé —Le di un corto abrazo y dejé un beso en su frente.
Mi niño cada día crecía más; se me humedecieron los ojos al pensar que llegaría un día en que ya no me necesitaría.
Estúpidas hormonas, ya no las aguanto.
Ayrton también lo abrazó y luego nos sentamos.
—¿Sucede algo? Juro que no he hecho nada malo —habló rápidamente y quise reírme. A Kilian le encanta hacer muchas travesuras.
—Tenemos una noticia importante que darte —dijo, Ayrton.
—Genial. ¿Papá, me regalará otro jet? —comentó emocionado. Y no, su obsesión por los aviones no se ha ido.
—Ya tienes tres, Kilian. No es necesario otro —Se encogió de hombros.
—Nunca es suficiente.
—Bueno, la noticia es que dentro de unos meses tendrás un hermano o hermana —Al escuchar mis palabras, su frente se arrugó y la emoción se fue.
—¿Tendré un hermano?
—Sí —contestó, Ayrton tomando mi mano entre las suyas.
—O sea, ¿un bebé? —inquirió con incredulidad. Asentí y él apretó los labios —Pero yo soy su bebé, no necesitamos otros. Devuélvanlo, no lo quiero —Cruzó sus brazos en un claro berrinche.
Ayrton y yo nos miramos, sin saber muy bien qué decir. Pensamos que estaría emocionado por la noticia.
—¿Devolverlo?
—Sí, devuélvanlo con la cigüeña o con lo que sea. No necesitamos otro bebé, quiero ser hijo único.
—No se puede hacer eso, cariño. Una vez que está aquí —señalé mi abdomen —, no se puede devolver. ¿Por qué no quieres un hermano?
—Porque ya no me van a querer, solo le prestarán atención al nuevo bebé, todos lo harán y me olvidarán —dijo en un murmullo, con los ojos húmedos, a punto de llorar. Mi corazón se estrujó y me levanté de mi silla para ir a donde él y abrazarlo. No me gusta ver a mi hijo triste.
—Te amo y ninguno de nosotros te dejará de lado por el bebé, eres nuestro hijo.
Limpié sus lágrimas y él hizo un mohín. Ayrton se acercó a nosotros, abrazándonos a ambos.
—Somos una familia, Kilian. Te amo y eso no cambiará, aunque llegue otro niño a nuestras vidas. Son nuestros hijos y ambos son igual de importantes, ¿entendido?
—Sí, papá —susurró, sin despegarse del abrazo.
***
Ayrton me puso el collar y luego dejó un suave beso en mi cuello.
—Estás hermosa —comentó, mirando nuestro reflejo en el espejo.
—Siempre dices que estoy hermosa.
—Porque lo eres, mi preciosa luna. Tu belleza me deja sin aliento.
—Espero que digas eso cuando esté tan gorda que no pueda ni caminar —bromeé, sin dejar de observarnos. Mi vestido es de color rojo, con un escote en V. Sencillo y bonito. Ayrton iba de negro, pero su corbata era roja, combinándose conmigo.
—Estarás más hermosa con mi bebé creciendo en tu vientre, para que todos vean que eres mía —dijo, con una sonrisa arrogante.
—Ya todos saben que soy tuya, cariño.
—Ningún hombre se le acercará a mi hija —frunció el ceño, como si la idea le desagradara —. Tendrán prohibido respirar cerca de ella, mataré a cada hijo de puta. Esto no es divertido, Kaela —azotó mi pobre trasero cuando solté una carcajada.
—Todavía no nace y ya estás celoso. Cálmate o te pondrás más viejo de lo que eres.