Victoria: con mucho gusto le ayudare, señorita. Necesitará estar lista a tiempo y espero que sus padres no se opongan a su matrimonio.
Mariana: ellos más que nadie quiere que me casa y esa sería la única manera en que dejaría esta casa. Aunque jamás le intereso si lo hacía.
Victoria: entonces lo primero que debe de hacer es escoger un lindo vestido para esta tarde. Porque seguramente no lo va a querer recibir con la ropa que trae puesta.
Mariana: tienes razón. Nada más que esta vez me gustaría ponerme mi vestido color rosa, ya que siempre ha sido mi favorito y en pocas ocasiones lo he utilizado.
Victoria: ese vestido es el único que le queda a la perfección y necesitara comprar vestidos nuevos antes de que se case. Además, su futuro esposo se va a dar cuenta de que tiene muy poca ropa que usar.
Mariana: mis padres toda su vida han evitado hacer gastos innecesarios conmigo y no creo que mis padres me den dinero para ir a comprarme ropa y será mejor que empecemos.
Ella saca su hermoso vestido de su clóset para después tomar asiento en el tocador y cuando lo hace Victoria empieza a peinarla, pero a Mariana no le gustaba pintarse. Siempre había preferido ser autentica y ella sonríe al verse en el espejo y al momento de que termina de peinarla se levanta de su asiento para ir al baño a cambiarse de ropa y a los pocos minutos había terminado. Ella estaba decidida en esperarlo pacientemente en su recámara y solo iba a bajar cuando el llegara, nada más que no se imaginaba que él estaba en su casa acompañado de sus padres.
Humberto: me estás diciendo que has venido a mi casa únicamente a pedir la mano en matrimonio de una de mis hijas. Solamente me faltaría saber cuál de ellas es, porque tengo tres hijas.
Dante: me quiero casar con la señorita Mariana Harrison Smith y por esa razón vine acompañados de mis padres, ya que se tiene que decidir nuestro matrimonio.
Humberto: me estás hablando de Mariana y cómo es posible que te hayas interesado en ella, pero mi hija no tiene por qué casarse y rechazare su oferta de matrimonio.
Dante: acaso no sabe quién soy yo, señor Harrison. Ella será mi esposa por decisión propia y ni usted ni nadie podrá impedir que eso pase.
Humberto: eso significa que tengo mucho que perder si no acepto que se case con Mariana. Esto sería algo diferente si dejo que se casen.
Dante: usted solo tiene que estar de acuerdo y de lo demás me voy a encargar yo. Ahora solo debe de llamar a mi prometida para que le pueda dar su anillo de compromiso y después de esto saldré con ella.
Leonardo: definitivamente les debo una disculpa en nombre de mi hijo. Dante nunca ha sido nada paciente y seguramente vio algo en su hija que lo cautivo.
Dante: esa es la razón principal por la que estoy aquí. Sera mejor que la llame para que podamos formalizar nuestro compromiso y quiero que esté consciente de que será mi esposa.
El padre de Mariana se levanta de su asiento y la hace llamar con una de las sirvientas, pero después de que lo hace regresa a su lugar. Ella estaba concentrada leyendo un libro hasta que de repente escucha que tocan la puerta de su recámara y sabía perfectamente que él ya estaba en su casa, ella guarda su libro y se levanta de su asiento para poder salir.