Mariana: el definitivamente tiene prisa por casarte. Además, llego demasiado temprano y necesito que me digas si me veo bien una vez más.
Victoria: sé muy bien, señorita. Solamente que no debe de hacer esperar a su prometido, porque seguramente no tiene mucha paciencia.
Mariana: tienes razón y llego el momento de volver a verlo. Nada más que no puedo evitar sentirme nerviosa y me pregunto cómo reaccionaría mi familia.
Victoria: ellos seguramente se sorprendieron. Ahora necesita ir a su lado para que se sienta segura de que esto no es un sueño y cuando sus hermanas se enteren de su boda la envidiaran.
Ella solo sonríe y se despide para ir directamente a la sala. Mariana se sorprende al ver toda la familia reunida y Dante cuando la ve únicamente tiene ojos para su futura esposa. Ella se siente al lado de sus padres y el problema es que no se veían felices, porque hubieran preferido que se convirtiera en religiosa.
Dante: ahora que llego mi novia necesito darle su anillo de compromiso. Además, ustedes ya lo aceptaron y antes de hacerlo habrá un acuerdo entre nuestras familias donde deberán respetar nuestro matrimonio y que no harán nada para impedirlo, pero si lo hacen me la llevare conmigo antes de tiempo.
Humberto: ese acuerdo sería algo innecesario. Solamente que no dejare que te la lleves hasta que se casen, necesitas respetar eso y te recuerdo que mi hija es diferente.
Dante: por supuesto que lo sé. Ella no puede ser tratada como las demás mujeres, ya que es especial y quiero que sea únicamente para mí.
Leonardo: esta vez te pasaste con tus palabras y no debes de olvidar que estás hablando con tu futuro suegro. Deberías también respetarlo, porque muy pronto serán familia.
Dante: se perfectamente lo que estoy haciendo, padre. Necesito que entienda que ella será mía y Mariana está feliz con ser mi esposa.
Ella no sabía si hablar o quedarse callada. Porque Dante estaba diciendo cosas innecesarias y cuando estuvieran solos hablaría con el seriamente.
Mariana: esta conversación se salió de control. Deberías de darme mi anillo, porque eso fue a lo que viniste y estoy esperando a que me pongas mi sortija en mi dedo.
Dante: me disculpo contigo. Ahora mi prometida requiere mi atención y yo se la pienso dar, pero hare de cuentas que estamos completamente solos.
Mariana: te recuerdo que están nuestras familiares presentes y no pierdes nada con intentarlo. Además, me gustaría que lo hicieras así.
Dante: bien sabes que para mí todos tus deseos son órdenes. Solamente que no entiendo porque digo esas cosas y eso seguramente se lo debo a mi subconsciente.
Mariana: entonces será lo que realmente quieres hacer. Deberías de pensar muy bien si me quieres a tu lado y yo me puedo casar con alguien más, aunque pienso que eres tú mi única posibilidad. No quiero que te arrepientas y me doy cuenta que cometí un error al decirte todo esto, porque tus expresiones me lo están diciendo ahora mismo y lamento que mis palabras te molestaran.